Reseña Cultural nº: 1701 // Reseña Media nº: 54
Reseña actualizada. Publicada el 23 de marzo del año 2013 en Lux Atenea.
Director: SHINYA TSUKAMOTO
Guión: SHINYA TSUKAMOTO / KEI FUJIWARA
Actores principales: TOMOROH TUGUCHI (hombre), KEI FUJIWARA (mujer), NOBU NAKAOKA (mujer de gafas), RENJI ISHIBASHI (vagabundo), NAOMASA MUSAKA (doctor), SHINYA TSUKAMOTO (hombre fetichista)
País: JAPÓN Año: 1988 Productora: KAUJU THEATER
Duración aprox.: 67 minutos
Publicado en España por: FILMAX HOME VÍDEO
Formato: DVD (EDICIÓN COMPRADA)
DVD: Película “TETSUO”
EXTRAS: Trailer // Filmografía // Notas de producción
Rodada en el año 1988 y estrenada oficialmente el día 1 de julio de 1989, con esta reseña quiero rendir el merecido homenaje artístico a esta película de culto convertida ya en referencia obligada dentro del cine cyberpunk japonés. Dirigida por el virtuoso maestro cinematográfico Shinya Tsukamoto y rodada en blanco y negro, “Tetsuo I, el Hombre de Hierro” destaca visualmente con esta brillantez artística por su fotografía hasta presentarse excelsa en cuanto a innovación conceptual. Una película de vanguardia nacida a finales de la decada de los ochenta y que despuntó musicalmente por su contundente banda sonora, realzando aún más este impacto visual tan brutal en cada uno de sus escenarios. Un largometraje pionero por su base conceptual, y que será capaz de hipnotizar y seducir a los cinéfilos lectores de Lux Atenea entregados en cuerpo y alma al disfrute del cine japonés de culto. “Tetsuo I, el Hombre de Hierro” también puede ser incluido de forma un tanto global en el cine experimental, además de encajar perfectamente dentro del cine de ciencia-ficción y de terror un tanto extremo y bizarro que provoca que algunas de sus secuencias se adentren en el cine gore. Ver “Tetsuo I, el Hombre de Hierro” es una experiencia cinematográfica única, y en su trama de corte surrealista se aprecia ese perfil kafkiano a lo largo de su siniestro desarrollo. Llevada al terreno conceptual de vanguardia, indiscutiblemente hay que valorarla artísticamente como película de culto por su sugerente perspectiva y por este trasfondo donde la carne y el metal terminan fusionándose para crear una nueva materia inteligente. En este sentido, tan contundente largometraje proyecta todo el talento cinematográfico de su director hasta en sus efectos especiales, haciendo un magnífico uso de la técnica de rodaje stop motion en sus secuencias más aceleradas. Hay que pensar que estamos hablando de una película de finales de la década de los ochenta, con todas las limitaciones técnicas que existían en aquella época a la hora de rodar un largometraje de estas características. Proyectando también una visión apocalíptica como destino final para esta nueva mutación de lo humano con lo metálico, “Tetsuo I, el Hombre de Hierro” se une conceptualmente a la corriente cyberpunk donde los avances tecnológicos son vistos como una seria amenaza y como un factor de decadencia para los seres humanos.
La trama que da personalidad artística a “Tetsuo I, el Hombre de Hierro” es compleja, quedando fundamentada en la brillante idea de Shinya Tsukamoto que fusiona la carne y el metal, y que es personificado en esta historia en el hombre fetichista interpretado por el propio director. Un hombre obsesionado con la idea de mutar la carne y el metal en su propio cuerpo para lograr ser un híbrido. De ahí que le veamos en las primeras secuencias de la película introduciéndose trozos de metal dentro de su cuerpo, y con resultados un tanto desagradables para los espectadores más sensibles. Según la perspectiva existencial del hombre fetichista, una vez haya logrado esa mutación, viviendo en una sociedad dominada física y tecnológicamente por el metal no se hará esperar la expansión de su álter ego híbrido, iniciando una progresiva evolución y crecimiento que se hará colosal y gigantesco hasta devorar todo a su paso, y luego reducirlo a polvo de óxido de forma implacable. Sueños de grandeza que se disolverán bruscamente tras comprobar las funestas consecuencias de sus desvaríos mentales en su propia carne (escena de los gusanos), siendo poseído por el miedo y el horror. Presa del pánico, en su alocada huida saldrá a la calle donde es atropellado por una joven pareja e, inexplicablemente, el conductor del coche será poseído por una mutación genético-metálica que también irá apoderándose de él hasta cambiar inexorablemente su vida, sus sentidos, y su percepción del mundo.
Con un final cinematográfico de corte apocalíptico made in Japan definido con maestría en los últimos quince minutos de esta película, la vertebración de esta increíble historia en secuencias de fuerte impacto audiovisual quedarán indeleblemente grabadas en su mente tras contemplarlas. Por ejemplo, les impresionará el inquietante ambiente cubierto con imágenes de deportistas y trozos de metal entremezclados donde el hombre fetichista realiza sus rituales en el cuerpo con el metal, cuando introduce una barra de acero roscada en su muslo tras haber realizado previamente un gran corte, cuando escuchen el escalofriante sonido del roscado de la barra de acero al pasar por sus dientes, o con el horror, la angustia, y la locura que se respiran en la escena protagonizada por la mujer de gafas. Una mujer de gafas que presentará su más siniestra imagen en la secuencia un tanto gore que sucede en el garaje, y con esta música de fondo espectacular que aumentará la intensidad y el dramatismo sentido por el espectador. Quedarán impactados al ver la crudeza visual que se presenta con la progresiva mutación que va sufriendo el protagonista de esta historia, o con las infernales imágenes de su nuevo Yo directamente relacionado con los desvaríos mentales del hombre fetichista. En definitiva, un despliegue artístico transgresor donde el talento audiovisual adquiere esta esencia conceptual innovadora que continuará atrayendo la mirada del cinéfilo en el siglo XXI.
Dentro de este cine underground hay dos apartados artísticos desarrollados en esta película de culto que quisiera destacar por su maestría y por su excelsa definición. La primera y más evidente es la extraordinaria interpretación realizada por estos geniales actores, y en los cuales se aprecia muy claramente su pertenencia al grupo de teatro Kauju Theater. Su expresividad, sus estudiados gestos que dan mayor credibilidad a sus personajes, y su experiencia a la hora de moverse y de desenvolverse ante la cámara, consiguen transmitir esta tensión y esta psicodélica dinámica mental en la cual se sumergirán en esta impactante trama. Si pudiéramos trasladar en el tiempo el innovador espíritu creativo y el talento vanguardista de los maestros cinematográficos que destacaron en el Expresionismo alemán, y le añadiéramos el factor tecnológico, sin duda alguna esta película sería mitificada y tomada como referencia cinematográfica por aquellos grandes genios. La grandeza artística mostrada por Shinya Tsukamoto en “Tetsuo I, el Hombre de Hierro” hace que se pueda unir esta obra maestra a otras míticas obras del Séptimo Arte firmadas por grandes maestros conceptuales como David Cronenberg y su Nueva Carne, o David Lynch y su siniestra oscuridad cotidiana. “Tetsuo I, el Hombre de Hierro” también deslumbra por su impresionante y ecléctica banda sonora creada por Chu Ishikawa, cuyo talento musical me impresionó profundamente desde el momento en que vi por primera vez esta película tras haber comprado la primera edición publicada en España en formato VHS. Un eclecticismo conceptual radiante donde se integran estilos musicales como el noir jazz, darkwave, industrial, electrónica experimental… hasta ser armonizados magistralmente en escenas sublimes. Entre todas ellas, sobre todo destacaría las grandiosas composiciones musicales industriales presentes en algunas secuencias, por ejemplo, cuando tras atropellar al hombre fetichista, el conductor del coche es infectado por esa extraña mutación, o en la escena donde contemplamos la visión del hombre con traje y corbata moviéndose frenéticamente, convirtiéndose en una de las mejores secuencias de esta obra maestra. Una excelencia cinematográfica más propia del arte audiovisual experimental presente en el dinámico universo musical del videoclip. Todo ello unido a la utilización de la estática y del ruido en muchas de estas innovadoras composiciones, harán que la audición de esta espectacular banda sonora sea una delicatessen para los melómanos lectores de Lux Atenea identificados con la vanguardia. “Tetsuo I, el Hombre de Hierro”, la imprescindible visualización del cine japonés de culto en esta preciosa edición en formato DVD publicada por la mítica compañía Filmax. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.
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