“PORTAVIONES, EL ARMA MAESTRA”, DONALD MACINTYRE (Reseña #1909).

Reseña Cultural: 1909 // Reseña Literaria: 417
Reseña actualizada. Publicada el 22 de enero del año 2013 en Lux Atenea.

Publicado por: EDITORIAL SAN MARTIN, S.A. / HISTORIA DEL SIGLO DE LA VIOLENCIA / ARMAS LIBRO Nº25
ISBN: 84-7140-131-2
Edición: 1976 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 160

PORTAVIONES EL ARMA MAESTRA DONALD MACINTYRE EDITORIAL SAN MARTIN

“El primer vuelo lanzado desde esta plataforma tuvo lugar en el mes de junio de 1917 y lo llevó a cabo el capitán de fragata y piloto F. J. Rutland, que era precisamente el oficial que pilotaba un hidroavión Short de reconocimiento lanzado desde el Engadine y que acompañó a los cruceros de batalla del almirante Beatty en la primera fase de la Batalla de Jutlandia. Y por ello fue el primer aviador que participó en una batalla naval propiamente dicha.”

A principios del siglo XX, los acorazados eran los amos y señores del mar para las armadas más importantes del mundo, y su presencia en una batalla naval normalmente decidía la victoria en favor de la nación que dispusiera de un mayor número, ya fuera por la superioridad de su potencia de fuego, o ya fuera por el calibre y el alcance de sus cañones. Pero, con el nacimiento de la aviación y su utilización dentro del campo militar, comenzaría la decadencia de los acorazados en el mar al convertirse en un blanco perfecto para los aviones torpederos, y para los bombarderos de gran altura que empezarían a ser embarcados en estos nuevos buques de guerra que cambiarían el poder marítimo de las armadas en el mundo de forma radical: los portaviones. Estos reyes indiscutibles del mar cuya regencia sigue estando vigente en nuestros días, tuvieron unos comienzos de lo más interesantes y sorprendentes en vista a las reticencias y a las obstinaciones de algunos almirantes a la hora de adaptarse a los nuevos tiempos. En esta obra, los bibliófilos lectores de Lux Atenea comprobarán cómo estos almirantes continuaban pensando que el dominio del mar seguía estando marcado por el número de buques, el número de cañones, y la mayor potencia de fuego que estos ofrecían en el campo de batalla, negándose a creer que una simple flota de aviones pudiera ser una seria amenaza para sus todopoderosos acorazados y echarlos a pique.

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La realidad siempre se impone con la lógica y con la contundencia de los hechos, y mucho más en el mundo militar cuando un grave error en la decisión estratégica lleva a la derrota, por ejemplo, como así ocurriría con la flota alemana de acorazados y cruceros durante la Segunda Guerra Mundial ante el peligro que les suponía la aviación embarcada en alta mar por la presencia constante de los portaviones aliados en el Atlántico. Como se demostraría durante ese conflicto bélico, sin una protección aérea eficaz, los acorazados se convertían en un blanco muy grande y de fácil localización y eliminación para la aviación embarcada. Por este motivo, la Segunda Guerra Mundial se convertiría en el ocaso final de los grandes buques de guerra artillados en pro de estos nuevos colosos cuyo tamaño, tonelaje desplazado, y número de aviones embarcados no ha dejado de incrementarse hasta nuestros días. Es más, Estados Unidos de América no seguiría siendo la superpotencia militar que es actualmente si no fuera por el control marítimo que ejerce en todos los mares y océanos gracias a los portaviones, ya que forman parte ineludible de sus distintas flotas repartidas estratégicamente en todo el mundo. Esta es la realidad en el siglo XXI para la guerra marítima: sin portaviones, no tienes una flota de alta mar con el suficiente alcance y potencia militar como para que suponga una amenaza regional o continental. Eso sí, en una flota de alta mar con portaviones incluido, para que éste sea efectivo ha de tener unos barcos de escolta rápidos y vigilantes que eviten la entrada de submarinos u otros buques y aviones enemigos que puedan hundirlo, pero la interesante temática de los buques de protección y apoyo prefiero tratarlo en otras reseñas por el interés que despierta en muchos lectores.

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Uno de los mejores libros que he leído y analizado sobre la historia de los portaviones desde sus inicios hasta la Segunda Guerra Mundial ha sido la excelente obra “Portaviones, El Arma Maestra”, publicada por la mítica editorial San Martín. Con más de la mitad de sus páginas dedicadas a la guerra del Pacífico desarrollada en la Segunda Guerra Mundial como el gran enfrentamiento entre flotas navales con portaviones, en las ciento sesenta páginas que dan grandeza informativa a cada volumen de esta colección, los bibliófilos lectores de Lux Atenea podrán conocer al detalle cómo surgió la idea de embarcar aviones para su uso militar. También verán cómo se construyeron los primeros portaviones (o más bien remodelar otros buques poniendo una estructura sobre el puente que hacía de pista), cómo en los inicios de la aviación embarcada fueron los aviones torpederos y bombarderos los que convirtieron al portaviones en una poderosa y temible arma naval, o cómo se diseñó y se construyó el primer portaviones específicamente creado para desarrollar sus funciones con efectividad. Conocerán qué poderosas naciones apostaron decididamente por esta nueva arma naval (Estados Unidos de América, Reino Unido, Japón), cuáles fueron los países que tuvieron que padecer la tragedia militar al haberse negado a construirlos (Italia, Francia, Alemania), cuáles fueron las claves que llevaron a los portaviones a embarcar aviones de caza, bombarderos, y torpederos, qué innovaciones fueron afectando a su construcción y al alcance de sus armas embarcadas (aviones, baterías antiaéreas, cañones…), y cuáles fueron las batallas donde los portaviones fueron imponiéndose como clave de su inminente superioridad naval. Además, el apéndice incluido en las últimas hojas (pag.156 a la 159) les resultará de gran ayuda para poder conocer cada uno de los buques que formaron parte de las fuerzas y de los grupos operativos que participaron en la guerra del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Sin duda alguna, desde la aparición en el mar de los buques de línea con más de cien cañones, no ha habido un buque de guerra que haya demostrado tanta superioridad militar y durante tanto tiempo que el portaviones. La aparición de los aviones militares ha sido toda una revolución dentro del arte de la guerra moderna, pero ha sido en su utilización como aviación embarcada para el combate y para el bombardeo donde ha alcanzado su máxima expresión en cuanto a su flexibilidad, alcance, y capacidad de disuasión. “Portaviones, El Arma Maestra”, una auténtica joya para toda biblioteca que quiera destacar por su calidad y por la exquisita selección de sus volúmenes de temática militar. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“En 1933 la Marina británica aun poseía solamente 150 aviones comparados con los 1.000 que tenía la Marina norteamericana, 700 de los cuales iban embarcados. La flota japonesa tenía 411.”

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Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.

“GRANDES BATALLAS DEL MUNDO. Las más grandes batallas de la Historia recreadas en gráficos tridimensionales”, JOHN MacDONALD (Reseña #1908).

Reseña Cultural: 1908 // Reseña Literaria: 416
Reseña actualizada. Publicada el 6 de enero del año 2015 en Lux Atenea.

Publicado por: EDICIONES FOLEO, S.A.
ISBN: 84-7583-173-7
Edición: 1989 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 200

GRANDES BATALLAS DEL MUNDO JOHN MacDONALD EDICIONES FOLEO

“En Arnhem, los diablos rojos (paracaidistas británicos) dieron prueba de un valor extraordinario ante un adversario muy superior en número.”

Hace unas décadas, en una época donde no existía Internet como fuente de información pública de uso cotidiano, salvo en el caso de ciertos documentales para la televisión orientados a la temática militar donde se estudiaba y se exponía el origen y el desarrollo de las grandes batallas que han marcado el futuro de la Historia de la Humanidad, era prácticamente imposible encontrar información bibliográfica sobre cómo el terreno fue clave en la estrategia y en las tácticas seguidas por grandes líderes militares en batallas que han pasado a la historia por su trascendencia. En referencia a esta temática tan específica dentro del terreno militar, a finales de la década de los ochenta, la editorial Foleo presentó la excelsa obra “Grandes Batallas Del Mundo” en cuyas páginas era posible visualizar esos mismos escenarios con sus particularidades orográficas como elemento importante a tener en cuenta en el despliegue, movimiento, desarrollo, y evolución de aquellos poderosos ejércitos en el frente de batalla. Encabezado con un prólogo interesante y revelador escrito por el General Sir John Hackett (1910-1997), en el libro “Grandes Batallas Del Mundo” uno puede ver y analizar, por ejemplo, por qué un general distribuía sus fuerzas militares de una forma determinada en ese lugar, qué colinas se convertían en posiciones estratégicas para poder dominar el escenario de la batalla, cómo los ríos pueden ser utilizados como zonas de contención del enemigo y cómo el cruce de éstos y la entrada de fuerzas enemigas en esa zona puede romper definitivamente el poder de un ejército obligándole a retirarse, cómo algunos generales sufrieron derrotas por dirigir a sus tropas hacia posiciones donde aumentaba su debilidad y su exposición al enemigo… En definitiva, esta obra se presentará como un excelente modo visual para que el bibliófilo lector de Lux Atenea pueda comprender por qué resultó vencedor ese ejército en combate, y su líder militar terminara dejando grabado su nombre en la Historia junto al lugar o el enclave donde se desarrollaron esos dramáticos y trascendentales acontecimientos, entre los cuales, el autor de esta augusta obra seleccionó los siguientes para vertebrar este libro: Cannas (año 216 a.C.), Hasting (1066), Arsuf (1191), Crécy (1346), Breitenfeld (1631), Naseby (1645), El Boyne (1690), Blenheim (1704), Culloden (1746), Saratoga (1777), Austerlitz (1805), Waterloo (1815), Balaklava (1854), Solferino (1859), Gettysburg (1863), Sedan (1870), Little Big Horn (1876), Omdurman (1898), Colenso (1899), Port Arthur (1904-1095), Tannenberg (1914), La bahía de Suvla (1915-1916), El Somme (1916), El Ebro (1938), El Alamein (1942), Kohima (1944), Arnhem (1944), Iwo Jima (1945), El Hook (1953), y Dien Bien Phu (1953-1954).

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“(Bahía de Suvla) Desde un principio cundieron la indecisión y la confusión. Las unidades desembarcaban en lugares distintos a los previstos, la tropa se atropellaba en la oscuridad, en pleno caos, y se amontonaba el material en un completo desorden.”

El estudio realizado sobre el terreno donde se desarrollaron estas batallas fue magnífico en su definición tridimensional, al igual que el conocimiento sobre las tropas, las estrategias, y las tácticas utilizadas para alcanzar la victoria. Observando muchas de estas representaciones en 3D, el lector rápidamente descubrirá muchas de las debilidades de uno y otro bando, y cómo algunas de estas debilidades fueron utilizadas por sus líderes como reclamo para invitar al enemigo a atacarlas y llevarlo a una trampa mortal. El engaño, como una de las estrategias más antiguas dentro del arte de la guerra (recomiendo la lectura de las reseñas sobre las obras “El Arte de la Guerra”, “El Arte de la Guerra II” , “De La Guerra”, y “Las 36 Estratagemas”), encuentra en la propia orografía uno de los escenarios más efectivos para convertir una aparente derrota en una victoria segura si el confiado enemigo se deja llevar por su incontenible impulso irracional al presentarse una aparente victoria, rápida y segura. Solamente la prudencia racional que cuestione y analice la facilidad de ese ataque a las zonas aparentemente más débiles del enemigo, puede evitar la debacle militar. Es verdad que siempre ha habido líderes militares especializados en atacar aquellos puntos más frágiles del enemigo para romperlo, desmoralizarlo, y derrotarlo, pero han sido muchas más las ocasiones donde esos mismos puntos de debilidad han sido expuestos a propósito para ser atacados y, de esta forma, provocar el movimiento de tropas del enemigo y derrotarlo. Una táctica del queso puesto en la trampa para roedores donde no hay muchos ratones que antepongan la prudencia y el análisis de la situación a la tentación de un premio fácil, rápido… que lo llevará a la muerte. En este sentido, tras la atenta relectura y análisis de esta lujosa edición, uno deja de ver la Historia a través de las victorias militares como un mero tablón de ajedrez donde dos líderes entraron en conflicto enfrentando sus tropas. En estas páginas se comprueba de forma realista y veraz que es la orografía el gran e ineludible condicionante para el establecimiento y para el movimiento de tropas de la mejor forma posible, antes y durante la batalla. De ahí la grandeza cultural de este libro, y que tanto valoro como para incluirlo en mi selección literaria a reseñar. Como siempre, aconsejo a los bibliófilos lectores de Lux Atenea interesados en su adquisición que pregunten por estas ediciones a los auténticos expertos en las librerías de viejo, o que busquen en las librerías online que existen actualmente en Internet. “Grandes Batallas Del Mundo”, las claves militares que decidieron el destino de los ejércitos participantes en las grandes batallas de la Historia, desveladas en esta obra a través de sus escenarios en tres dimensiones. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“El 4 de julio de 1776, los colonos ingleses de América del Norte proclamaron su independencia. Pero hubieron de pasar 15 meses y tener lugar una decisiva victoria sobre los ingleses en Saratoga para que las potencias europeas reconocieran a esta joven nación.”

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Félix V. Díaz
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“EL DESEMBARCO DE NORMANDÍA. EL DÍA D”, SIR MARTIN GILBERT (Reseña #1893).

Reseña Cultural: 1893 // Reseña Literaria: 402
Reseña actualizada. Publicada el 17 de octubre del año 2013 en Lux Atenea.

Publicado por: EDICIONES ALTAYA
ISBN: 84-487-2301-9
Edición: 2007 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 212

EL DESEMBARCO DE NORMANDIA EL DIA D SIR MARTIN GILBERT ALTAYA

“El 8 de mayo, Rommel advirtió al Alto Mando alemán de que la destrucción aliada sistemática de los ferrocarriles en el norte de Francia había empezado a interrumpir el transporte de suministros y tropas.”

El 6 de junio del año 1944, los ejércitos aliados occidentales desembarcaron en Normandía en una exitosa operación militar que ha pasado a la historia como el mayor desembarco de todos los tiempos. Menos de un año después, el 4 de mayo de 1945, las últimas fuerzas militares alemanas se rendirían dando término a esta devastadora guerra en Europa. Aún habría que esperar hasta el día 15 de agosto de ese mismo año para dar por finalizada a la Segunda Guerra Mundial tras la rendición de Japón. Pese a que los ejércitos soviéticos ya estaban en territorio polaco cuando desembarcaron en Normandía las tropas aliadas (con sus ejércitos también avanzando camino a los Alpes en territorio italiano), la relevancia de este desembarco es indiscutible desde un punto de vista estratégico y militar ya que este nuevo frente abierto dividiría definitivamente a las fuerzas militares alemanas, obligándolas a llevar a cabo una movilización de tropas en ambos frentes, oriental y occidental, cuyo factor estratégico y táctico ha sido siempre una clave histórica para la derrota de Alemania en Europa: la imposibilidad militar alemana de atacar o defender con efectividad en dos frentes a la vez. El territorio germano se encuentra situado estratégicamente en el centro de Europa, y ese factor de gran importancia económica y logística se ha convertido en el insuperable obstáculo al que ha tenido que enfrentarse el ejército alemán cada vez que ha intentado conquistar militarmente el territorio europeo. De la misma forma que el Reino Unido siempre ha contado con el factor geoestratégico de su condición territorial insular, Rusia ha podido contar con la inmensidad de su territorio y con el factor climático como elementos de gran importancia militar a su favor, o los Estados Unidos de América cuentan con dos océanos como muros infranqueables que evitan la invasión de su propio territorio con la mayor eficacia siempre que disponga de dos potentes flotas navales, Alemania siempre ha contado con el condicionante militar de esos dos frentes imposibles de atacar o defender a la vez con efectividad. Ya el talentoso estadista alemán Otto von Bismarck (1815-1898) observó y analizó esa irrenunciable condición en su política para poder alcanzar la reunificación alemana y para establecer alianzas. Fue precisamente que olvidara los tentadores aires imperialistas de dominio militar en el continente europeo y asentara la creación de alianzas sólidas con otras potencias, lo que evitó el colapso del poder militar prusiano. Y ha sido precisamente el olvido de esa acertada política de Otto von Bismarck en Europa y el intento de Alemania para convertirse en potencia militar hegemónica, lo que provocaron dos guerras mundiales en el siglo XX que se resolvieron finalmente con sendas derrotas y pérdidas de territorio. Es obvio que el talón de Aquiles militar alemán es la imposibilidad de poder atacar en dos frentes, y los aliados aprovecharían este factor clave para derrotar definitivamente a las fuerzas militares del Tercer Reich a través de un desembarco masivo en el continente.

EL DESEMBARCO DE NORMANDIA EL DIA D SIR MARTIN GILBERT ALTAYA pic2

“Rommel expresó sus inquietudes por la negativa del Alto Mando de las Fuerzas Armadas a que fuera él quien controlara las cuatro divisiones Panzer de reserva.”

El libro “El Desembarco de Normandía. El Día D” es una de las obras más importantes que he leído sobre este relevante hecho histórico. En sus páginas, los bibliófilos lectores de Lux Atenea podrán informarse al detalle sobre cada uno de estos preparativos y sobre los acontecimientos que fueron fundamentales para el éxito de esta grandiosa operación militar, cuyo volumen de tropas y de material a movilizar no tenía precedentes. Una serie de retos y de dificultades donde la coordinación entre los diferentes ejércitos aliados occidentales fue esencial para llevar a buen término este colosal reto militar, ya que los alemanes habían construido defensas en la línea costera atlántica al contar con que las fuerzas militares aliadas iban a intentar desembarcar en el continente tarde o temprano. Eso sí, desconocían en qué punto en concreto se iba a producir el mismo, motivo por el cual, la labor de espionaje, de contraespionaje, y de intoxicación informativa aliada fue de gran importancia para llevar al Alto Mando Alemán a una confusión constante sobre esa localización secreta. Un paciente trabajo de inteligencia de gran calado y cuya efectividad se comprobaría el mismo día del desembarco, cuando el Alto Mando Alemán tardó varios días en movilizar todas sus fuerzas militares pensando que el desembarco en Normandía era una operación de distracción destinada a tapar el gran desembarco que llegaría poco tiempo después. Una desinformación inteligentemente orquestada por un espía de origen español al servicio del MI5 británico (Juan Pujol García, de nombre en clave “Garbo” para los aliados y “Arabel” para los alemanes), y cuyo eficaz trabajo permitió que las fuerzas aliadas dispusieran de esos días extra tras su desembarco que fueron decisivos para poder consolidar sus posiciones en la costa, y poder recibir los suministros necesarios para dar solidez y continuidad a su avance. Hasta que conquistaran un importante puerto en la costa francesa con esa capacidad, fue la extraordinaria construcción y traslado de los puertos artificiales transportables (mulberry) lo que hizo posible ese abastecimiento inicial por mar en lugares donde era imposible realizar estas operaciones logísticas, debido a las dificultades orográficas en aquella zona.

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“La solicitud de Rommel de minar la bahía del Sena –verdadero destino aliado- fue rechazada por sus superiores, al igual que la propuesta de disponer las tropas de tal modo que se cubriese al mismo tiempo Normandía y Bretaña.”

Además, en este libro también podrán conocer otros detalles importantes de esa operación militar cuya escasa difusión pública los convierten en datos de relevancia. Conocerán cuál fue la importancia del fracasado desembarco en el puerto de Dieppe (19 de agosto de 1942) y que sirvió como experiencia para el éxito de esta operación militar, cómo se fueron superando los diferentes retos logísticos tanto antes como después del desembarco, cómo se ocultaron estas grandes fuerzas militares aliadas estacionadas en Reino Unido para que los alemanes no pudieran conocer el volumen total de unidades implicadas en esta operación, cómo se adaptaron vehículos acorazados para esta operación anfibia y cómo algunos fallos en su diseño tuvieron trágicas consecuencias el mismo día del desembarco con el hundimiento de algunas unidades en el mar con sus tripulaciones dentro, o cómo se crearon embarcaciones artilladas especiales para el desembarco de tropas y con protección para los soldados. Podrán valorar la importancia que tuvo el Mando Aéreo Aliado y a qué dificultades se tuvo que enfrentar durante aquel periodo, cuál fue la estrategia pensada por el mariscal alemán Erwin Rommel para rechazar este desembarco y qué elementos de defensa incorporó para fortalecer el Muro Atlántico, o cómo se capturaron espías alemanes en Gran Bretaña y se utilizaron para servir a los intereses aliados. También hubo enfrentamientos entre Charles De Gaulle y el Alto Mando Aliado, verán cómo se desarrollaron las operaciones después del desembarco y qué operaciones de distracción se realizaron para convertir aquella zona en un caos para el Alto Mando alemán, cómo los estadounidenses desembarcaron en las peores playas de Normandía pagando un alto precio en vidas durante su conquista, cómo se dividieron las fuerzas militares aliadas en zonas y qué objetivos alcanzaron durante esos días (todo perfectamente detallado en mapas en esta obra). En definitiva, una detallada y rigurosa crónica de esta operación militar absolutamente colosal que se convirtió en el principio del fin del Tercer Reich. “El Desembarco de Normandía. El Día D”, en esta exitosa operación militar, la importancia de los servicios de inteligencia fue tan contundente que diez días después del desembarco de Normandía, Hitler y sus comandantes seguían pensando que esta operación era un engaño aliado. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“Cuando se aproximaba el desembarco de Normandía, la inteligencia británica averiguó que más de 372.000 soldados alemanes estaban recluidos en Noruega, en previsión de un posible ataque anfibio anglosoviético.”

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Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.

“LANCHAS RÁPIDAS, LOS BUCANEROS”, BRYAN COOPER (Reseña #1892).

Reseña Cultural: 1892 // Reseña Literaria: 401
Reseña actualizada. Publicada el 17 de octubre del año 2013 en Lux Atenea.

Publicado por: EDITORIAL SAN MARTIN, S.A.
ISBN: 84-7140-074-X
Edición: 1980 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 160

LANCHAS RAPIDAS LOS BUCANEROS BRYAN COOPER EDITORIAL SAN MARTIN

“La ventaja de su poco calado, que les permitía penetrar en los campos minados y en las defensas portuarias, y su gran velocidad y maniobrabilidad, hicieron de ellas el arma adecuada para llevar a cabo ataques repentinos, inesperados, contra el tráfico mercante costero.”

Dentro del mundo militar moderno, en la primera mitad del siglo XX la guerra naval experimentó una rápida transformación en relación a los buques de guerra utilizados en combate. En la Primera Guerra Mundial, el acorazado se convirtió en el rey del mar y su número en las distintas flotas navales fue lo que decantó a favor de unos u otros la supremacía en mares y océanos. En la Segunda Guerra Mundial, será la novedosa incorporación de la aviación en combates navales lo que llevó al portaviones a tomar el cetro de poder de los acorazados, convertidos estos en buques de segundo nivel debido a su vulnerabilidad frente a aviones y submarinos. Pero, curiosamente, es en ambas guerras donde una serie de pequeñas unidades navales adquieren una importancia táctica y estratégica en el control y dominio de mares y costas debido a su velocidad en superficie, y a su gran poder destructivo que los transforman en embarcaciones letales incluso para buques de mayor tamaño. Estas veloces unidades, las lanchas rápidas, aparecieron en la Primera Guerra Mundial de forma un tanto discreta para adquirir posteriormente un mayor protagonismo en la guerra naval durante la Segunda Guerra Mundial, logrando increíbles hazañas frente a fuerzas mucho más poderosas, mejor armadas… pero muy lentas en comparación con ellas. El avance tecnológico experimentado en aquel periodo histórico también jugó a favor del incremento considerable de su poder destructivo con la incorporación de torpedos, cuyo efecto en las flotas navales era muy temido tras las trágicas experiencias sufridas en combate. Además, durante la Segunda Guerra Mundial, de la guerra entre lanchas torpederas con otros buques de guerra también se pasaría a una guerra entre lanchas rápidas en distintos bandos, y donde el éxito en las operaciones dependía sobre todo de la experiencia y de la astucia de sus oficiales al mando ante las más diversas dificultades. Como los bibliófilos lectores de Lux Atenea podrán comprobar en este libro, las lanchas rápidas se convirtieron en cazadoras de otras lanchas enemigas, y esa dinámica militar influyó en el diseño de modelos específicos para desarrollar esta tarea con efectividad. Motores más rápidos y silenciosos, mayor autonomía, armamento más pesado instalado en cubierta… aumentarían la leyenda de estas unidades navales en su versión letal, barata, y efectiva como lanchas torpederas.

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“Hasta finales de 1942, no lograron los británicos alcanzar una igualdad con las lanchas rápidas alemanas.”

Se han publicado muchos libros sobre las grandes batallas navales libradas durante las dos guerras mundiales, quedando la impresionante labor realizada por las lanchas rápidas un tanto en el olvido pese al efectivo control que realizaron en amplias zonas costeras y en mares estratégicos para el tráfico marítimo. En el interesante libro “Lanchas Rápidas. Los Bucaneros” podrán conocer desde cómo aparecieron estas unidades en las fuerzas navales hasta cómo, en la Segunda Guerra Mundial, incomprensiblemente Japón terminó ignorando este tipo de unidades en favor de buques más grandes y pesados, pese a que la guerra en el Pacífico era un escenario ideal para desarrollar todo su potencial y su efectividad más letal. En estas páginas, los bibliófilos lectores de Lux Atenea podrán informarse cómo Italia hizo hincapié en dotarse de una gran cantidad de unidades de este tipo (MAS), cómo los Estados Unidos de América construyeron lanchas rápidas con una configuración específica para cada tipo de misión asignada (lanchas torpederas PT, lanchas cañoneras MGB, lanchas torpederas MTB), o cómo los alemanes crearon modelos de lanchas rápidas (S-boat) que fueron temidas durante toda la contienda en el Canal de la Mancha, Mar del Norte, Mar Mediterráneo, y Mar Báltico. Un apasionante libro vertebrado por detalles técnicos de cada modelo que participaron en combate durante la Segunda Guerra Mundial, sobre cómo evolucionaron sus características según fue desarrollándose el conflicto, cómo cada nación adaptó estas unidades a sus necesidades bélicas y navales contando siempre con las condiciones geográficas de sus costas, cómo las lanchas rápidas fueron unas unidades navales idóneas para desembarcar, infiltrar, y retirar unidades de tierra tras las líneas enemigas y también para darles suministros, y, sobre todo, conocer cuáles fueron las increíbles hazañas conseguidas por estas pequeñas unidades contra otros buques con una mayor potencia de fuego (destructores, cruceros…). Una realidad bélica remarcada por espectaculares enfrentamientos no tan conocidos por el gran público. “Lanchas Rápidas: Los Bucaneros”, David contra Goliat en el conflicto naval durante la Segunda Guerra Mundial. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“Las PT dirigieron sus ataques contra el sistema establecido por los japoneses para transportar con rapidez sus aprovisionamientos, conocido como Tokio Express.

Al mando de la lancha PT 109, iba el teniente de navío de la Reserva Naval John F. Kennedy, que diecisiete años más tarde sería Presidente de los Estados Unidos.”

LANCHAS RAPIDAS LOS BUCANEROS BRYAN COOPER

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.

DOUGLAS MACARTHUR “MEMORIAS” (Reseña #1860).

Reseña Cultural: 1860 // Reseña Literaria: 378
Reseña actualizada. Publicada el 14 de octubre del año 2014 en Lux Atenea.

Publicado por: EDICIONES ALTAYA
ISBN: 84-487-2362-0
Edición: 2008 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 898

DOUGLAS MACARTHUR MEMORIAS ALTAYA

“Deber – Honor – Patria. El código que estas palabras perpetúan abraza las más elevadas leyes morales y resiste la prueba a que pueda someterle cualquiera de las éticas y filosofías que hayan podido crearse para el congreso de la humanidad.”

Sin ningún género de duda se puede hablar del general Douglas MacArthur (1880-1964) como el militar más brillante y con más talento que haya tenido los Estados Unidos de América en toda su historia. Prueba de ello es la larga y prestigiosa lista de condecoraciones que le fueron concedidas, convirtiéndolo en el militar más laureado del ejército estadounidense hasta la fecha, como así podrán comprobarlo los bibliófilos lectores de Lux Atenea en este libro de memorias. En sus páginas resulta de lo más revelador analizar cómo documentales y películas no han hecho más que cambiar una realidad histórica escondida tras el interesado telón de la política. En la vida y en el destino militar de Douglas MacArthur, el factor político siempre estuvo presente a través de una influencia no siempre perceptible a primera vista, pero condicionando y limitando los medios y los recursos puestos al alcance de este victorioso general como un obstáculo extra a la ya delicada situación militar que le era asignada. Ya fuera en la creación de un ejército filipino que pudiera hacer frente al poderoso ejército japonés, ya fuera en la defensa de Australia ante la inminente invasión de su territorio por el incontenible avance japonés en las Indias Orientales, o ya fuera en la contención del ejército comunista de Corea del Norte que, tras ser apoyado militarmente por China, había vuelto a tomar la iniciativa en la sangrienta guerra de Corea, Douglas MacArthur siempre tuvo que sacar el máximo partido a unas tropas mal equipadas, desplegadas con pocos medios pesados y fuerzas aeronavales de apoyo, y muchas veces con un sistema logístico endeble e incapaz de mantener operativas en su capacidad total. En estas páginas también podrán informarse al detalle sobre el espíritu militar innovador que Douglas MacArthur poseía desde su participación en la I Guerra Mundial, y que le hizo ver con nitidez cómo los tanques y los aviones iban a cambiar la guerra moderna en cuestión de pocos años, adquiriendo una visión diametralmente opuesta a los planes militares diseñados por el Alto Mando estadounidense. De la dinámica reinante en la I Guerra Mundial (1914-1918) marcada por las grandes matanzas de soldados lanzados en densas formaciones ofensivas contra posiciones atrincheradas fuertemente defendidas bajo el abrigo de la artillería, se daría paso a otro tipo de guerra mucho más rápida y dinámica donde los tanques y los aviones perfectamente sincronizados en ataque con la infantería, provocarían la ruptura y el colapso del ejército enemigo que hubiera decidido desplegarse en una línea defensiva sin la cobertura aérea adecuada que garantizara su auténtica fortaleza. Douglas MacArthur vio que, en el futuro, estas fuerzas militares tan avanzadas no solamente se impondrían en el campo de batalla, sino que todo ejército que no adoptara ese modelo sería barrido y eliminado en caso de guerra. Años después, el estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) no hizo más que darle la razón ante la poderosa y contundente guerra relámpago alemana aplicada en la escena bélica.

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“El apaciguamiento solo engendra nuevas y más sangrientas guerras.”

Otra de las cualidades militares que tuvo Douglas MacArthur fue saber seleccionar su equipo de oficiales, destacando éste por su preparación, por su experiencia, y por su capacidad de sacrificio. Como ya mencioné anteriormente, Douglas MacArthur siempre tuvo medios muy limitados para poder conseguir los objetivos fijados, y ese fue un hándicap que estuvo constantemente presente en tiempo de guerra, por lo que su genial talento para la táctica solamente pudo llevarlo a cabo con eficacia gracias a su equipo de oficiales dentro de una estrategia por él concebida desde la Primera Guerra Mundial, y que se basaba en la búsqueda del mínimo número de bajas en su propio ejército. Entendió que un general ha de estar con sus tropas en combate prácticamente en primera línea para poder conocer el estado de la operación militar ejecutada casi en tiempo real, y de esta forma saber aprovechar cualquier oportunidad que el enemigo ofrezca para romper entonces sus líneas y derrotarlo. En la Primera Guerra Mundial observó, analizó, y llegó a la conclusión que muchas oportunidades militares de victoria para el ejército aliado fueron desperdiciadas debido a la rigidez del Alto Mando a la hora de diseñar las fases de una operación militar sobre un mapa. Su firmeza alejada de la realidad, la mayoría de las veces no supuso más que la reorganización del enemigo, su contraofensiva posterior para reconquistar el terreno perdido, y el alto número de bajas que ello suponía para ambos bandos. Sobre el papel es mucho más fácil diseñar una operación militar que estando en primera línea atacando y acosando al enemigo, o defendiendo las posiciones y llevando unidades con urgencia allí donde son requeridas para que la línea de frente no se desmorone. Por la valoración y por la alta estima que Douglas MacArthur tuvo sobre la vida de cada soldado perteneciente a su ejército, independientemente de su grado militar, siempre priorizó en sus decisiones el reducir al máximo el número de bajas. Además, por compartir muchas de sus penurias en combate al estar junto a sus soldados, con la moral que ello da a las tropas a la hora de combatir, y también por su sabiduría a la hora de diseñar un plan de combate que siempre llevaba el sello de la victoria como garantía, Douglas MacArthur se ganó una imagen y una reputación en el ejército estadounidense que lo encumbraría en la Segunda Guerra Mundial.

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“Asia, con la mitad de la población total del mundo y un setenta por ciento de sus recursos naturales, estos pueblos están consolidando rápidamente una nueva fuerza, tanto moral como material, mediante la cual elevarán su nivel de vida y adaptarán sus distintos ambientes culturales a los adelantos de la vida moderna.”

Como ya indiqué en la reseña del libro “De La Guerra” del mítico jefe del Estado Mayor prusiano Karl von Clausewitz (1780-1831), lo militar siempre está bajo las órdenes y al servicio del poder político, y, en el caso en particular del general Douglas MacArthur, esta influencia fue mucho más negativa que positiva tanto en su labor en Filipinas antes de la Segunda Guerra Mundial al negarle recursos de todo tipo, durante la invasión japonesa de Filipinas al ignorar sus peticiones de más refuerzos y material, durante la defensa de Australia al disponer de un limitadísimo ejército que estaba mal equipado y con escaso apoyo aeronaval para cubrir aquella amplísima extensión de terreno, durante su ofensiva en las Indias Orientales que le llevaría a la reconquista de Filipinas y pese a serle negado los medios aeronavales que solicitaba (ya que resultaban imprescindibles en este tipo de guerra desarrollada en distancias tan enormes), después de la Segunda Guerra Mundial durante su mandato en Japón para la reconstrucción y que tantos problemas creados por el gobierno estadounidense tuvo que solventar, y durante la Guerra de Corea al tener que recuperar la península coreana invadida prácticamente en su totalidad por las tropas de Corea del Norte (bien armadas por China y la URSS), teniendo a su disposición un ejército potente pero muy limitado en efectivos que, una vez logró derrotar al ejército norcoreano y ponerlo en retirada, al entrar China directamente en su ayuda enviando centenares de miles de soldados a Corea, comprobó con estupor y sorpresa la inviolabilidad del territorio chino por orden del propio gobierno estadounidense, y todo ello sin que Douglas MacArthur pudiera hacer nada al respecto salvo protestar. Y es que, a parte de la geopolítica mundial aplicada por Washington en aquella época, en el trasfondo de todo siempre estuvo presente el constante miedo que tuvieron los presidentes Roosevelt y Truman a que Douglas MacArthur se presentará como candidato a la presidencia de los Estados Unidos de América, debido a la gran popularidad que éste tenía entre la población estadounidense. Douglas MacArthur se cansó de decir por activa y por pasiva que no tenía ningún tipo de ambiciones políticas, pero nunca fueron creídas al ser tomadas sin fundamento alguno como parte de su estrategia. Douglas MacArthur si llegó a comentar que Dwight D. Eisenhower era quien tenía ese tipo de ambiciones, interpretándose como un intento de desviar la atención sobre él. De nuevo, el tiempo volvería a darle la razón cuando Eisenhower se convirtió en el trigésimo cuarto presidente de Estados Unidos de América. En definitiva, estamos ante un libro apasionante que siempre recomendaré tanto a los lectores interesados en el conocimiento de la Historia, como a los estudiosos de la temática militar por este rigor y por esta minuciosidad documental que presenta. “Douglas MacArthur. Memorias”, realidad histórica escrita por uno de los genios militares más brillantes del siglo XX. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“Si no ideamos otro sistema más justo y equitativo, aparecerá Armagedón en nuestra puerta. El problema fundamental es teológico y entraña un recrudecimiento espiritual y un perfeccionamiento del carácter humano que sincronice con nuestros adelantos en ciencia, arte, literatura y todo el material y los desarrollos culturales de 2.000 años. Para salvar nuestra carne, salvemos primero el espíritu.”

DOUGLAS MACARTHUR MEMORIAS

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.