WILLIAM SHAKESPEARE “MACBETH” (Reseña #2156).

WILLIAM SHAKESPEARE, OBRAS COMPLETAS XI.

Reseña Cultural: 2156 // Reseña Literaria: 630
Reseña actualizada. Publicada el 5 de septiembre del año 2008 en Lux Atenea.

Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing

Publicado por: RBA
ISBN: 84-473-2930-5
Edición: 2003 (EDICIÓN COMPRADA)

“Sólo tiene vida en mí lo que aun no existe.”

Cercana a la frontera conceptual de la novela negra, “Macbeth” es una extraordinaria obra trágica escrita por el ilustre Maestro de la Literatura Inglesa William Shakespeare (1564-1616), tras haberse inspirado en la historia de Macbeth incluida en las crónicas de Holinshed publicada en el año 1587. Pese a que William Shakespeare situó la acción de esta dramática historia en Escocia, no se corresponde en absoluto con las tierras escocesas que todos conocemos. Un detalle muy importante que debemos tener muy en cuenta durante toda su lectura. En el año 1606, William Shakespeare escribió “Macbeth” como historia a representar en el teatro en presencia de su alteza Jacobo I, y siendo cortesía especial ante el rey de Dinamarca Christian IV, ilustre invitado de la Casa Real inglesa. Como analista cultural, una de las cualidades literarias que más me gusta de su mítica obra “Macbeth” es que se presenta como una trama en la cual William Shakespeare no busca solamente la justicia como eje principal de la obra, sino que también ve imprescindible provocar en el criminal ese cargo de conciencia necesario para dar más fuerza aún a la justicia que se ha de llevar a cabo. Además, hablando desde el punto de vista psicológico, “Macbeth” es una de sus obras más completas y complejas, e ineludiblemente terminará implicando al bibliófilo lector de Lux Atenea en una serie de cuestiones éticas y morales sumamente delicadas. Explotando con maestría este trasfondo literario, Willliam Shakespeare complicará un poco más el posible establecimiento de una línea entre lo correcto y lo incorrecto en este relato, moviendo todos los engranajes de la obra para que “el crimen pueda consumar lo que ha empezado el crimen”. Una expresión más suave a la hora de decir que “quién a hierro mata, a hierro muere” porque, en “Macbeth”, el poder del Mal llega a ser tan avasallador que el Bien y la bondad no son suficientes para apartarle de sus dominios. Aquí, el Bien queda simplemente como una idea deseable para poder corregir el rumbo tomado por el tirano en su mandato, pero William Shakespeare deja muy claro que es un pensamiento irrealizable a todas luces.

“Estoy en un mundo donde a veces se tiene por locura hacer el bien, y se tributan elogios a la maldad.”

Adentrándonos en esta apasionante obra, la victoria de Macbeth y Banquo sobre el rey Suenon de Noruega le sale muy cara al rey Duncan. Una deuda que pagará con su sangre. Tras esta victoria, el rey Duncan cometerá un grave error al nombrar a su hijo Malcolm como heredero al trono, sorprendiendo al culto lector de Lux Atenea por la inocencia, irresponsabilidad, e inmadurez que envuelve a este acto, siendo algo impropio en una persona de su posición frente a esa situación. La consecuencia de tales actos no se hará esperar, y será el origen de un horrible periodo marcado por asesinatos y muertes que dejarán huella en el futuro gobierno de Escocia. El rey será asesinado. Banquo encubrirá el crimen cometido por Macbeth pero, al conocer lo que nadie debe conocer, también quedará marcado su destino con el sello de la tragedia por orden del nuevo rey. Más aún, tras conocer Macbeth el augurio comentado por las brujas sobre el futuro de Banquo. Macbeth lucha contra su conciencia, pero le puede más su ambición y sus ansias de poder, por lo que no dudará un instante en hacer uso del asesinato no sólo para conseguir el poder supremo, sino también para que permanezca en sus manos. Personificando a la maldad, ejecutará sus acciones de manera precisa, instantánea, y fulminante sin que le tiemble el pulso, pero, curiosamente, Macbeth es una persona que tiene autocrítica, que se juzga a sí mismo con absoluta rigidez, y teme mucho más la mala opinión que él pueda llegar a tener de sí mismo, que la horrible visión que de él tengan el resto de las personas. Por este motivo, el peor enemigo de Macbeth se llamará Macbeth.

“Aquí las sonrisas son puñales.”

Macbeth es ambicioso y se muestra implacable con quienes se oponen a sus designios. Macbeth no teme a Dios, sino que se teme a sí mismo, y este elemento crucial de su personalidad provocará que se corrompa y aniquile desde dentro de sí mismo. Macbeth se ve como líder indiscutible de la comunidad pero, con el talón de Aquiles de su inestable personalidad, desconfía porque no se ni fiaría de sí mismo. Con esa rabia y ese fuego interior imposible de apagar, se comportará con el resto de las personas que le rodean de forma despótica hasta la saciedad y sin ningún tipo de límite, atrapando a sus súbditos en una tela de araña de corrupción y falta de ética que los llevará a vivir en la absoluta desconfianza entre ellos. En esta delicada situación, cada uno de sus vasallos terminará encerrándose en una individualidad forzosa porque, al encontrarse totalmente condicionados por el abusivo modo de gobernar del rey, sus inseguridades dan forma y solidez a su propia cárcel psicológica dentro de la prisión de sus pensamientos. Y si hablamos de Lady Macbeth, su esposa, sabe muy bien cómo manipular a Macbeth para conseguir que haga lo que ella desea pero, una vez Macbeth ha alcanzado el poder y es nombrado rey, pierde toda su influencia y su control sobre los hilos que permitían manejar a Macbeth según su antojo y criterio. Pese a que Lady Macbeth es cómplice y encubridora de los crímenes cometidos por Macbeth, y aunque pueda parecer al bibliófilo lector de Lux Atenea que posee una personalidad fría y calculadora, el sentimiento de culpa acabará afectándola igualmente. Terminará siendo prescindible para los intereses de su marido una vez ha conseguido lo que buscaba y, al final de la obra, Lady Macbeth acabará viendo la opción del suicidio como única salida a su desesperante situación.

“Muchas veces tenemos por amor lo que es verdadera desgracia.”

La presencia de lo sobrenatural es constante en toda esta historia. Espíritus que aparecen y desaparecen de la escena, sombras, sonambulismo, presagios… aspectos que dan un siniestro colorido literario a esta obra hasta dar una fuerza y un ambiente muy especial a las escenas que aquí se desarrollan. Además, la presencia de las brujas acabará sorprendiendo al lector por el mensaje de sus presagios, condicionando gran parte de sus pensamientos sobre las acciones leídas. Como gran momento estelar que resalta el protagonismo de estos hechos sobrenaturales durante la obra, destaca especialmente la escena donde Macbeth ve al espíritu de Banquo sentado en su asiento durante la cena. Una imagen que únicamente verá él entre todos los allí presentes. Una figura fantasmagórica que lo dice todo sin tener que decir nada. Malcolm versus Macbeth, el Bien contra el Mal, la luz frente a la oscuridad, y en un ambiente tan opresivo, el enfrentamiento entre Macbeth y Malcolm terminará siendo inevitable. En la lucha final, el ímpetu guerrero de Macbeth y su seguridad en la victoria se vendrán abajo tras descifrar con claridad la última profecía de las brujas. Eso sí, sin dejar de luchar acabará aceptando conscientemente el inexorable destino que ha vislumbrado. En definitiva, “Macbeth” es una atrayente historia de crueldad, de amoralidad, de violencia, y de ausencia de ética alguna como culto existencial al lema “El fin justifica los medios”. ¿Cuántas veces a lo largo de la Historia de la Humanidad se ha logrado alcanzar el poder a través de la traición y del derramamiento de sangre? “Macbeth”, el poder supremo, los miedos interiores, y la misantropía amalgamados en una sola persona. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“¿De qué sirve el poder sin la seguridad?”

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.

Deja un comentario