Reseña Cultural: 2131 // Reseña Literaria: 606
Reseña actualizada. Publicada el 31 de enero del año 2007 en Lux Atenea.
Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing
Publicado por : EDIMAT
ISBN : 84-8403-018-0
Edición : 1999 (EDICIÓN COMPRADA)
Éxito y rechazo. Luz y oscuridad. Lujo y pobreza. Fiesta y abandono. Ángel y diablo. Popularidad y burla. Cualquiera de estas frases puede definir de forma escueta y precisa la vida de Oscar Wilde. Voló libre y arrogante como un águila en el aparente cielo perenne del clamor social para ser posteriormente derribado, vilipendiado, y arrojado al más atroz de los infiernos creados por el ser humano: la cárcel. Alas artísticas que volaron muy alto, que describieron múltiples y arriesgadas acrobacias intelectuales en aquella sociedad para luego ser quebradas tras ser acusado de deshonra a la moral. Y los bibliófilos lectores de Lux Atenea se estarán preguntando… ¿es Oscar Wilde un claro ejemplo del virtuoso artista sacrificado por la sociedad debido a su perfección? Como analista cultural, más bien creo que no. Aunque las nieblas de la hipocresía cubrían hasta el más recóndito lugar de aquella sociedad, y aunque el vulgo siempre está deseoso de tener sus pupilas dilatadas con la contemplación de lo ‘ilustre políticamente incorrecto’ enviado directamente al matadero (e indudablemente esto favoreció su triste destino), todo ello al final no deja de ser otra cosa que el afilado cuchillo social mediante el cual este deslumbrante escritor decidió sajar sus venas con la intención de expulsar de su cuerpo toda la hipócrita esencia contenida hasta entonces en su sangre social, sin percatarse de que la sangre social era su vida. Sin sangre social, su acomodada vida no existía, y con escasez de sangre social, Oscar Wilde se halla expuesto a todo tipo de virus y bacterias morales y éticas que, en otras circunstancias y otra época, nunca le hubieran supuesto ningún peligro. En definitiva, sus deseos de mostrarse verdaderamente como era él, de liberarse socialmente, acabó transformándose en las gruesas cadenas que lo apresaron de forma implacable.
Ascenso y Caída.
Oscar Wilde nació el 16 de octubre de 1854 en la ciudad de Dublín. Perteneciente a una familia burguesa, su educación se desarrollará en el selecto y prestigioso Colegio de la Trinidad para ingresar posteriormente en la Universidad de Oxford. Será allí en donde irá empezando a sacar a relucir toda su alma artística y sus conceptos estéticos, destacando ya entonces como intelectual brillante, anticonvencional, ingenioso, sarcástico, y amante del arte de vivir. Se convierte en referencia debido a su aplicación diaria del dandismo, nexo de unión de todas las virtudes de la caballerosidad pero opuesto a la tabula rasa social que la burguesía trataba de imponer en aquella sociedad. Oscar Wilde hace méritos en su búsqueda de la Belleza, evitando la vulgaridad con ahínco y tesón. Trata de que su vida sea un camino a recorrer donde los más diversos y variados infortunios sean anticipados y perfectamente anulados antes de que sus efectos hagan mella en su persona. Esta aura existencial ilumina cada uno de sus pasos, provocando que la sociedad inglesa de la época caiga rendida a sus pies ante tamaño despliegue cultural e intelectual, pero Oscar Wilde no se convierte en un escritor de obras edulcoradas para paladares poco exquisitos. Oscar Wilde es un escritor cuyo genial talento hace de su crítica social, una elegante virtud. En 1884 se casa con Constance Lloid, y fruto de su matrimonio nacerán dos hijos. Todo en Oscar Wilde se torna resplandeciente y dorado, y la vida se ha convertido en una alegre fiesta multicolor donde él es el invitado de honor. En sus obras, ya sean comedias o tragedias, en sus poesías, en sus artículos sobre arte, sobre política… todo lo que toca queda impregnado con los atrayentes aires de la estética y de la perfección dignos de un elegido celestial. Con estas cualidades tan extraordinarias, el éxito rápidamente traspasa las fronteras de su país hasta ser requerida su presencia en los foros culturales más relevantes y prestigiosos del momento. La fama elevará su status hasta adquirir aún más fuerza con cada una de las obras que ve la luz pública: “El Principe Feliz”, “Un Marido Ideal”, “Salomé”, “El Retrato De Dorian Gray”… Pero, la mayoría de las veces, el destino es cruel con aquellos que beben constantemente de las sagradas fuentes de Ambrosía.
Bosie: La desgracia sentimental.
Teniendo todo lo que un artista en su época podía soñar, el corazón de Oscar Wilde es atravesado por una flecha del caprichoso e irracional Cupido. En otoño de 1891, Oscar Wilde conoce a Lord Alfred Douglas, un joven universitario de Oxford. Bosie, el apodo con el cual Oscar Wilde se refiere a él, se convierte en su oscuro e imposible objeto de deseo. Todos los caprichos, desplantes, humillaciones, y despropósitos que Bosie tiene con él no hacen otra cosa que avivar aún más las ansias de conquista de Oscar Wilde y, por este motivo, todo el abanico de lujos, fiestas, celebraciones, y juergas que Bosie empieza a disfrutar se convierten en el principio del fin del privilegiado status social alcanzado. Aquel ritmo alocado de desenfreno y de despilfarro provocará su colapso económico en muy poco tiempo, y las deudas comienzan a asomar a su ventana con trágico rostro. Su amorosa relación con Bosie se transforma en su propio calvario, alimentado con fortalecidos pensamientos autodestructivos que mezclados con ideas de ayuda a la salvación ajena, lo arrojan a las cortantes ruedas del carro del Destino. Su nueva forma de vida junto a Bosie provoca malestar e irritación en la misma sociedad que, años atrás, lo había elevado hasta lo más alto. Su arrogancia, e incluso esa falta de sensatez que nunca había hecho acto de presencia en su vida, convierte a sus antiguos aliados en sus más feroces enemigos. Lo inquietante es que Oscar Wilde se mete en un tenebroso torbellino del cual no quiere salir. Acusado de cometer actos indecentes con personas de su mismo sexo, es condenado a dos años de trabajos forzados (1895-1897), ingresando en la cárcel de Reading. Durante aquel cautiverio, su espíritu se consumirá de forma lenta e inexorablemente, y es allí donde escribe la carta cuyo destinatario no es otro que Bosie. Como los cultos lectores de Lux Atenea ya saben, tras su muerte en el año 1900, esa misma carta será publicada posteriormente con el título “De Profundis” (1905).
De Profundis: Perdida y Encuentro.
“De Profundis” es ante todo dolor, la siniestra belleza del dolor. Es el dolor del humillado, del condenado, del usurpado, del maltratado, del malquerido, del vagabundo, de todo aquel que ha sido estigmatizado por aquellos con los cuales compartió su vida, o por la propia sociedad. Los bibliófilos lectores de Lux Atenea comprobarán que “De Profundis” es resignación, la resignación de quien ya nada posee, de quien todo lo perdió. Es la crudeza de beber el agrio vino contenido en el cáliz de la desesperanza. “De Profundis” es la triste y trascendente lección en la cual sólo el dolor revela la esencia verdadera de la realidad, y aunque a veces se suele mostrar con claridad en la vida, la ceguera emocional hace que sea ignorado. También “De Profundis” es una crítica a los prejuicios asumidos por el individuo, y basados en los dictados de la sociedad en la cual vive. Un prejuicio casi siempre es sinónimo de injusticia, la injusticia en la actitud de alguien por el mero hecho de seguir las corrientes mayoritarias o de las vociferantes ovejas guiadas por los ladridos y el miedo. “De Profundis” es el loco y trágico camino de la pasión caprichosa y descontrolada, y todo llevado a su máxima expresión cuando la persona se cree que puede controlarlo todo porque tiene prestigio y fama social. Además, “De Profundis” es la anulación del Yo a favor de la otra persona que nunca se da por aludida, y que nunca cree (o no se quiere creer) que haya alguien en este mundo dispuesto a darlo todo porque, en el fondo, no puede entender cómo se puede dar todo a cambio de su persona, o sea, a cambio de nada. “De Profundis”, la cruel realidad del perdedor que se encontró a sí mismo. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.