Reseña Cultural: 1914 // Reseña Literaria: 422
Reseña actualizada. Publicada el 12 de abril del año 2008 en Lux Atenea.
Publicado por: PLANETA DeAGOSTINI, S.A.
ISBN: 84-674-2414-1
Edición: 2006 (EDICIÓN COMPRADA)

“En la actualidad, la mayor parte de sus funciones se limitan al cuidado de los hospitales, a la enseñanza de niños y a la ayuda a las personas necesitadas.”
Siempre me he sentido cautivado por la cultura alemana, y con aspectos de la vida indiscutiblemente europeas que nos hace únicos en el mundo. Desde el nacimiento de la nación alemana moderna en el siglo XIX, Europa ha estado fuertemente marcada e influenciada culturalmente por este país situado en el corazón del continente. Durante los dos últimos siglos, la filosofía, la literatura, la música, hasta la política europea han estado condicionadas por la influencia de grandes personajes históricos nacidos en tierras germanas. De por sí, en doscientos años marcados por el tempo germano ha habido de todo, desde grandes avances culturales hasta grandes conmociones políticas y humanas que han llevado incluso a algunas poderosas naciones en el mundo a plantearse si se debería permitir o no su existencia. Por este motivo, tal vez sea el ilustre historiador e investigador Juan G. Atienza la persona más idónea, y más preparada para poder explicarnos la raíz de tales tragedias protagonizadas por la nación europea más determinante desde la pérdida de la hegemonía española en el mundo, desde mi subjetivo punto de vista. No hay que olvidar que la decadencia de la supremacía europea y la aparición de la actual superpotencia mundial y hegemónica, los Estados Unidos de América, no fueron otra cosa que la consecuencia de dos guerras mundiales en las cuales Alemania fue el detonante, y el factor clave y decisivo del conflicto.

“El desastre de Tannenberg constituyó un acontecimiento emblemático para la historia alemana.”
¿Quiénes fueron los caballeros teutónicos? ¿Qué les impulsó a la conquista de territorios en su época? ¿Qué ideal les movía? ¿En qué basaron su particular visión de dominio universal? Preguntas y más preguntas que son respondidas según avanzamos página a página por los interesantes capítulos de este magnífico libro. El maestro Juan Atienza es todo un experto a la hora de convertir lo misterioso y complejo en algo puramente didáctico. Desde la sencillez, va planteándonos una serie de cuestiones llenas de matices que, pese a su profundidad, harán que el bibliófilo lector de Lux Atenea pueda asimilar y comprender los motivos esenciales que condujeron a esta orden militar y religiosa a llevar a la práctica todo lo que anteriormente era tan solo un ideal dentro de la cosmovisión del germano en el universo. Durante doscientos años, los caballeros teutónicos llegaron a dominar una gran parte del noreste de Europa con firme e inmisericorde mano de hierro, tanto a nivel comercial como militar y social. Tras el inevitable ocaso al cual toda organización, nación, o cultura llega con el paso del tiempo, en la actualidad, la presencia de los caballeros teutónicos forma parte indeleble de las leyendas centroeuropeas, pero una cosa son las leyendas y otra las fechas y los datos reales en los cuales el maestro Juan Atienza basa sus investigaciones finalmente reflejadas en este ensayo.

“El nazismo se cebó sobre ellos y que todos, desde el último miembro hasta el entonces Gran Maestre, Robert Schätzy, sufrieron el odio desatado por los nazis por su filiación católica, afrontaron el decreto de disolución (6 de septiembre de 1938) y tuvieron que soportar la confiscación de todos sus bienes…”
A nivel religioso, en los fundamentos originales de esta organización no olvidaron a los dioses ancestrales pese a la inconfundible influencia católica cristiana. Nombres como Thule, Walhalla, Ragnarök, Odín-Wotan, Thor, Yggdrasill, Skade, Hate, Lid y Lifhraser… no habían quedado en el olvido para los habitantes de Germania. La religión germana sitúa a los hombres elegidos, o sea, a los germanos, más allá del inevitable ocaso de los dioses, mientras que religiones monoteístas como la judía, cristiana, y musulmana sitúan al ser humano bajo los designios de un único Dios. De esta forma, los teutones se sienten como el pueblo elegido por los Dioses para dominar el mundo y, posteriormente, tras el Ragnarök, proceder a dominar también el Reino de los Dioses. Unos auténticos privilegiados de carácter universal, y con un destino más allá del ocaso de sus propios Dioses. Poseedores de una visión del mundo bastante particular, el weltanschauung, y un latente espíritu conquistador, estos caballeros medievales se lanzarán en busca de ese espacio vital, de ese lebensraum que fue el objetivo primordial de los teutones originales. Un pueblo centroeuropeo muy poderoso, y cuyas migraciones en busca de tierras más prósperas donde vivir les llevó a dar sentido a su visión mítico-terrenal. Basándonos en estas raíces culturales firmemente asentadas a lo largo de los siglos, desde la lectura de las primeras páginas de esta obra empezarán a comprender una gran parte del universo mítico-religioso que moverá este germanismo promovido por los caballeros teutónicos tras haber pasado por el tamiz religioso cristiano. Expansión, espacio vital, y división de los seres humanos por su raza serán los pilares sobre los cuales construirán su propia utopía mitológica hecha realidad, porque el pueblo germano tiene un destino universal según sus principios: dominar el mundo. A los bibliófilos lectores de Lux Atenea… ¿no les suena todo esto a nacionalsocialismo? Tampoco se están yendo muy lejos en sus pensamientos, pero hay que tener en cuenta importantes y dramáticos avatares en el destino histórico de esta organización militar y religiosa. Sigamos leyendo y analizando este libro…

“Muchos miembros de la orden sufrieron prisión y otros muchos pudieron a duras penas emprender el camino del exilio. Para el régimen nazi, la Orden de los Caballeros Teutónicos era un glorioso referente nacional, un recuerdo demasiado vivo de antiguas glorias imperialistas, con las que aquella reunión de devotos dedicada al cuidado de hospitales y a la educación de niños no tenía ya nada que ver…”
Los caballeros teutónicos son una Orden religioso-militar fundada en el año 1191 en la ciudad de Acre (Tierra Santa). Declarada autónoma en el año 1196 por el Papa Celestino III, no será reconocida oficialmente como Orden hasta el día 5 de marzo del año 1198, también en la ciudad de Acre. De carácter militarista e imperialista, la Orden de los Caballeros Teutónicos se acabaría convirtiendo en una fuerza militar y religiosa el servicio del Papa pero, en cuanto tuvo ocasión, no solamente abandonaría sus intenciones de conquista en Tierra Santa, sino también su aparente lealtad al Papa e inquebrantable fidelidad cuando empezó a materializarse su ideal de Estado germánico a través de sus conquistas en territorio europeo. Es verdad que, mientras permanecieron en Tierra Santa, sus relaciones con el mundo musulmán no fueron de enfrentamiento y enemistad precisamente, sino más bien amistosas, de entendimiento, y de cooperación a través del contacto con diversas organizaciones religiosas islámicas. La obsesión del mundo cristiano en enfrentarse contra el mundo islámico no fue del todo asimilado por los caballeros teutónicos ya que, en este caso en particular, casi se podía hablar más de intereses comunes que de posiciones opuestas e inamovibles. El atuendo oficial que los identificará como caballeros teutónicos será un hábito formado por un manto blanco cuya insignia será una cruz. Tanto templarios como caballeros teutónicos vestirán el mismo tipo de atuendo, y tan solo será el color de la cruz en su manto el que los diferencie: una cruz negra para los teutónicos y roja para los templarios. Al igual que los templarios, también se regirán por una serie de normas que definirán los deberes y obligaciones de un caballero teutónico, pero existirá otra gran diferencia que separará a ambas órdenes a la hora de aceptar a nuevos miembros. Mientras los templarios los aceptan basándose en sus virtudes como caballero, los caballeros teutónicos solamente admitirán a personas de origen germánico entre sus filas. Por este motivo, jamás permitieron que un individuo no-germano subiera ni siquiera un solo escalafón en su estructura jerárquica, quedando relegados a formar parte de la base más primaria de la orden sine die.

“…contaba tan sólo con cinco caballeros en sus filas en 1855, incluido el Gran Maestre.”
Tras décadas de conquistas y luchas, los caballeros teutónicos verán su sueño hecho realidad durante prácticamente dos siglos, y, tal y como sus propios dioses sucumbieron en los relatos mitológicos antiguos, los caballeros teutónicos también perderán todo lo ganado tras sufrir una contundente derrota en una única y crucial batalla de carácter casi apocalíptico en su destino histórico. En la batalla del Hielo en el lago Peipus (Pskov), año 1242, la hasta entonces invencible caballería pesada teutónica caerá derrotada por el príncipe eslavo Alexandr Nevsky, dejando sus posesiones bálticas desguarnecidas y prácticamente indefensas. Además, en el año 1244, tras la caída de Jerusalén en manos de los turcos, los caballeros teutónicos instalados en Tierra Santa son totalmente aniquilados, quedando solamente tres caballeros y su Maestre vivos tras huir del campo de batalla. Finalmente, abandonarán Tierra Santa en el año 1301. Como ocaso militar definitivo, en el año 1410 serán derrotados en la batalla de Tannenberg por los polacos, que contaron con la ayuda de los rusos. Tras esta contundente derrota, la todopoderosa Orden de los Caballeros Teutónicos quedará reducida a una presencia casi testimonial en Europa en tan solo unas pocas décadas. El principio del fin había llegado para esta organización. Como interesante apunte cultural, en este libro también podrán informarse sobre la historia del Caballero del Cisne, personaje clave dentro las leyendas germánicas. También sobre la historia de las cruzadas y sus consecuencias políticas en Europa, porque no todo fue la conquista de los Santos Lugares, ni fueron tan santos los hechos protagonizados por los propios cruzados, además de cómo consiguió la República de Venecia convertirse en potencia económica en el Mediterráneo gracias a la Orden de los Caballeros Teutónicos, cómo se produjo el florecimiento comercial de la Liga Hanseática y su relación crucial con la Orden Teutónica, y qué importancia tuvo el luteranismo en la ruptura y disgregación definitiva de la Orden. Indiscutiblemente, la Orden Teutónica también tuvo su influencia en la cosmovisión seguida por el partido nacionalsocialista alemán de Adolf Hitler en su definición política. “Caballeros Teutónicos”, una de las obras más completas que se haya escrito sobre esta enigmática y poderosa organización religioso-militar: la Deutsche Orden. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
“Un pueblo que apenas necesitaba del mínimo estímulo para convencerse en primera instancia de ser el elegido y saberse –o creerse- predestinado a un futuro providencial y fuertemente implantado en el espíritu colectivo.”

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.