Reseña Cultural: 1835 // Reseña Literaria: 353
Reseña actualizada. Publicada el 25 de diciembre del año 2006 en Lux Atenea.
Publicado por: ESPASA-CALPE
Edición: 1928 (EDICIÓN COMPRADA)
Nota Importante: En el año 2022, durante la revisión y actualización de esta reseña que publiqué en el año 2006, buscando en Google cómo se presenta la adquisición de este libro publicado por Espasa-Calpe en el año 1928, he comprobado que Hermida Editores re-editó esta extraordinaria obra en el año 2020, facilitando considerablemente a los bibliófilos lectores de Lux Atenea que puedan tener este libro en formato físico en su biblioteca.

En el año 1919, tras finalizar una larga travesía alrededor del mundo, el conde Hermann Alexander von Keyserling escribió un libro de viaje donde reflejó una serie de conclusiones y razonamientos obtenidos en sus vivencias y experiencias por diferentes países, destacando especialmente el continente asiático sobre todos los demás. Poco tiempo después, el libro se publicaría con el título “Diario de viaje de un filósofo” pero, ¿quién es Hermann von Keyserling? ¿Por qué incluyo su diario de viaje dentro de la temática relacionada con la filosofía, la religión, y el esoterismo? Hermann von Keyserling nació en el año 1880 en la ciudad alemana de Könno, actualmente perteneciente a Lituania. Su nacimiento en una familia de aristócratas le permitió desarrollarse en el medio ideal donde poder expandir todo su potencial intelectual, convirtiendo al estudio y al análisis en el principal eje existencial a lo largo de su vida. Este colosal despliegue intelectual se verá con el tiempo incrementado gracias a su afición viajera, pasión que mantendrá a lo largo de su vida hasta llevarle prácticamente a todos los rincones del mundo, pero estos viajes no serán simples visitas en las cuales ver otras culturas distintas a la europea. Para Hermann von Keyserling, cada viaje será una inmersión en otra cultura, será una nueva experiencia personal que le enriquecerá con otros puntos de vista y con otras perspectivas a través de las cuales ver, analizar, y sentir el mundo y la vida. Pero el factor que será determinante en cada una de sus estancias será el influjo espiritual que recibirá de cada área geográfica, de cada poblado, de cada ciudad, de cada cultura. Como los bibliófilos lectores de Lux Atenea podrán comprobar en estas páginas, los cinco continentes se convierten en su escuela de vida, en su biblioteca del Conocimiento, en su libro de Filosofía personal, libro que leerá con profundidad, seriedad, y con una perspectiva muy adelantada a su tiempo. Un libro vital que le hace ser consciente que ningún ser humano llegará a leer todas sus páginas y comprender en su totalidad porque una vida, por muy longeva que sea (incluso si fuera de varios siglos), siempre será un periodo muy corto cuando lo que se busca es la Verdad. Y también es consciente que, sin esta búsqueda, la vida humana no tiene sentido alguno salvo en relación a lo exclusivamente básico y animal (nacer, crecer, reproducirse, y morir).

“Diario de viaje de un filósofo” no es un libro, es un arcón lleno de ideas, conclusiones, divisiones y análisis dignas de un preciso cirujano, perspectivas existenciales precisas y detalladas, y todo esto desarrollado con un estilo de escritura que convierte la sencillez en la forma idónea de transmitir lo aparentemente complejo. Por este motivo, “Diario de viaje de un filósofo” es muy fácil de leer y analizar. La magnífica edición que está en mis manos fue publicada en el año 1928 por la mítica editorial Espasa-Calpe, y está formada por dos volúmenes. Ya al abrir el primer tomo, las palabras de Hermann von Keyserling les harán pensar, les obligarán a hacer más de un alto en el camino durante su lectura para poder asimilar esta sucesión de razonamientos sencillos, pero profundos e intensos. Dentro de la perspectiva filosófica en la cual se expande Hermann von Keyserling, en estas páginas se siente cómo se mueve con una soltura y agilidad digna del mayor de los elogios por su brillantez y por su trasfondo revelador, y esta agradable sensación animará al lector a seguir adentrándose en esta obra, a seguir avanzando en sus hojas, a seguir aprendiendo con los mensajes y experiencias contenidas en cada una de sus frases. Hermann von Keyserling huye de los términos técnicos donde las palabras terminan por convertir un libro de filosofía en un enredo académico, y especialmente dotado para la Filosofía, en este libro analiza y describe cómo el carácter de cada uno de los pueblos y culturas se haya sutilmente condicionado por la religión dominante en la zona. De esta forma, religión, sociedad, e individuo se hayan íntimamente relacionados en una serie de lazos que, aunque permanecen ocultos a la mirada de las personas situadas bajo su influencia, para el ojo de halcón de un buen filósofo no pasan desapercibidos. Leer cómo el budismo da forma al intimismo, cómo el confucionismo da forma al bloque social, cómo el catolicismo da forma al inconformismo… provocará en el lector la sensación de estar mirando claramente no la forma, sino el fondo, la base, la raíz de todo, porque Hermann von Keyserling nos induce a eso mismo, a no dejarnos seducir por la forma y buscar ese trasfondo que se esconde detrás de la forma. Un antídoto filosófico eficaz contra el seductor engaño de Maya en este mundo.

En el año 1920, Hermann von Keyserling fundó una escuela de Sabiduría en la ciudad alemana de Darmstadt, y su objetivo será difundir la base filosófica a través de la cual la intuición prima sobre la inteligencia. Indudablemente, sus razonamientos al respecto son muy interesantes pero, en este apartado, difiero con el autor. Desde mi punto de vista, creo que la inteligencia prima sobre la Razón, ya que la inteligencia va mucho más allá que la tensa y limitada Razón unida al lenguaje. Por este motivo, la Razón suele ser un poco corta de miras a la hora de ver la realidad humana. La Razón forma parte de lo humano cuando aparece el lenguaje, por muy primitivo que sea. La inteligencia forma parte del alma y, en relación a la intuición, creo que más bien es una manifestación (o cualidad) de la propia inteligencia que algo latente y concebido a parte de la misma. La inteligencia es cualidad del alma, la intuición es el fruto de la experiencia del alma, y su choque con la Razón y la lógica es inevitable porque para el alma no existe el tiempo y ve mucho más allá en este mundo, de ahí la eficacia del instinto en sus mensajes para el individuo, pero éste está condicionado por la Razón, por la lógica, y por la seducción de lo material y lo físico. Por este motivo, cuando el individuo en una situación determinada no hace caso a los avisos o a las alertas de su intuición, con el paso del tiempo suele terminar todo en fracaso, en el error, y en la equivocación. Del poder de la inteligencia conocemos muy poco, e intuimos (nunca mejor dicho) su enorme potencial. Lo que sí podemos afirmar es que tan solo usamos una mínima parte de su capacidad de forma consciente, porque el inconsciente es predominante en nuestra vida cotidiana, condicionándonos de forma sutil y absoluta en la inmensa mayoría de nuestras decisiones.

Siguiendo con Hermann von Keyserling, cuando lleguen al final del libro verán que, a parte de todos los razonamientos que ha expuesto en estas páginas, hay un mensaje fundamental que engloba todas estas ideas. Para Hermann von Keyserling, la crisis en la cual se encuentra Occidente tiene solución, pero hay que buscarla en Oriente. Occidente necesita absorber ciertos conceptos e ideas orientales para dar un nuevo vigor a su estancado pensamiento y decadente perspectiva existencial. La unión filosófica entre Oriente y Occidente es lo que propone como futuro, siendo una idea que comparto en su esencia. Difiero en algunos asuntos muy concretos pero, en general, Hermann von Keyserling me parece un maestro de la filosofía que destaca especialmente por su visión sobre el sentido, al cual define como la zona de más alto rango que nos es posible discernir. Para Hermann von Keyserling, todas las cosas en este mundo adquieren su propio significado a raíz del sentido, y sin sentido, nada existe. Además, el sentido no conoce límites, y si no podemos poner límites a la capacidad intelectual del ser humano, es obvio que tampoco al sentido de las cosas y de todo en este mundo. En esta relación, incluye también un factor adicional llamado intuición que suele condicionar esta relación, y cuyo concepto ya he tratado anteriormente.

Hermann von Keyserling murió en la ciudad austriaca de Innsbruck en el año 1946, y su legado literario es fundamental como guía de estudio en temas relacionados con la religión, la sociedad, y la Filosofía. Leer esta obra es acceder a una excelente fuente de Conocimiento, es beber de sus límpidas y cristalinas aguas místicas, aguas que el ser humano ha ennegrecido con actos propios de la barbarie a lo largo de la Historia. En realidad, ¿Somos tan racionales como creemos? Dejo esta pregunta en el aire para que lo analice el culto lector de Lux Atenea antes de llegar a tener una respuesta clara y concluyente al respecto. Como información adicional para aquellos lectores que estén interesados en adquirir esta magnífica obra, aunque esta edición del libro se publicó en el año 1928, buscando un poco es posible encontrarlo en las librerías de viejo existentes en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia… Un poco de tesón y paciencia, y, por ardua que sea, esta búsqueda habrá merecido la pena en cuanto empiecen a leer este libro porque como obra es una auténtica joya literaria. “Diario de viaje de un filósofo”, desde Lux Atenea les animo a adentrarse en estas aventuras literarias escondidas en los irresistibles anaqueles de las librerías de viejo, auténticas bibliotecas del Saber donde siempre salimos con algún interesante libro de más, a parte del que buscábamos. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.