Reseña Cultural: 1573 // Reseña Literaria: 247
Reseña actualizada. Publicada el 13 de enero del año 2011 en Lux Atenea.
Publicado por: ALIANZA EDITORIAL, S.A.
ISBN: 84-206-6095-0
Edición: 2009 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 137
“Conócete a ti mismo”, grandiosa frase de profundo significado existencial que estaba grabada en el templo de Apolo situado en la mítica ciudad de Delfos, y con la cual perfectamente podíamos describir el sublime contenido de esta excepcional obra escrita por uno de los filósofos más importantes nacidos en Europa: Arthur Schopenhauer (1788-1860). Filosofía vista como una apertura mental al Conocimiento y como fuente de Sabiduría que, en su apartado práctico, adquiere el rango de experiencia de vida. Conocimiento, autoconocimiento, y experiencia dan forma y sentido a una estética existencial del individuo en manos del ilustre maestro Schopenhauer, pero siempre teniendo en mente que el autoconocimiento en su límite extremo lleva al individuo a caer en los mismos errores existenciales del mítico Narciso debido a que el Ego acaba absorbiendo totalmente la voluntad del ser hasta hacerlo esclavo de sus veleidosos caprichos. Por este motivo, la obra “El Arte de Conocerse a sí mismo” nos habla con nítida claridad sobre la determinación del individuo, sobre la apertura mental al mundo desde el autoconocimiento y la experiencia que acaban convirtiéndose en eficaces vacunas contra esa alegre mirada absolutamente irresponsable, y donde se ve al ser humano como especie que mira por el bienestar de sus semejantes. Una cultura enseñada en Europa desde hace siglos y que, en el caso en particular de Schopenhauer, provocaría un choque entre lo enseñado y su propia experiencia personal, llevándole a cambiar su visión del mundo radicalmente. En ese proceso de adaptación desde la Razón, Schopenhauer terminaría afianzando dentro de su ser tanto ese idealismo propio del pensamiento occidental, como un pesimismo absoluto ante la contemplación fría y analítica del mundo en el que vive. Incluso, a este gran filósofo se le ha llegado a considerar como el Maestro del Pesimismo, pero, desde mi punto de vista, creo que se ha confundido a un pesimista con una persona que ha visto y descrito al mundo tal y como es. Algo parecido le sucedió a Maquiavelo (como así comenté en mi reseña sobre su biografía), y creo que más que una persona pesimista por la absoluta crudeza con la cual observa el mundo, el gran maestro Schopenhauer es un pesimista debido a que ha logrado quitarse todas las sedosas vendas que tapaban sus ojos para ocultarle la auténtica realidad humana. En su obra “El Arte de Conocerse a sí mismo”, los bibliófilos lectores de Lux Atenea considerarán a Schopenhauer mucho más como un gran filósofo de la vida práctica que como un amargado pesimista.
Si hay algo que destaca en el lenguaje que Arthur Schopenhauer utiliza para poder hablarnos sobre la existencia humana, es esa visión clara y reveladora del auténtico motivo que les mueve en la vida a la gran mayoría de las personas, independientemente de la época o cultura en la cual hayan nacido: sus ansias materiales. Schopenhauer, como experto a la hora de analizar y describir la radiografía de la verdadera raíz humana, encuentra en ese aferramiento a lo material precisamente lo opuesto a lo que a él verdaderamente le da vida en este mundo: lo intelectual. Ese choque frontal desembocará en su total desilusión con el mundo, y en esa absoluta incompatibilidad entre sus intereses intelectuales en la vida frente a una sociedad de individuos humanos únicamente interesados en satisfacer sus caprichos materiales a cualquier precio, llevándole a un periodo de reflexión y análisis que tendrá como resultado final esa visión pesimista de la vida al comprobar con nítida claridad, la amplia y extendida bajeza intelectual que le rodea. Pese a ese pensamiento filosófico basado en una realidad que la mayoría de los seres humanos no quiere ni oír ni conocer, nadie puede dudar de la sagaz inteligencia mostrada por Schopenhauer, de su entrega absoluta al mundo del intelecto como eje fundamental y sentido principal de la vida, y que sus reflexionados actos siempre fueron previamente analizados con exhaustividad antes de ser llevados a la práctica, por lo que su renuncia a ser aceptado por la sociedad adquiere un indiscutible peso moral y ético debido a la incompatibilidad de intereses existente.
Al igual que Plauto, Schopenhauer también acaba teniendo una visión del ser humano como principal depredador de su propia especie. Por este motivo, sus palabras inevitablemente destilan el inconfundible licor existencial de la misantropía, y pese a estar condicionado por sus propios miedos y temores como cualquier otro ser humano, al menos Schopenhauer tiene el carácter y el valor de construir una radical e inflexible base con la cual afrontar los difíciles y retorcidos retos que ofrece la existencia humana en este mundo a través de un desprecio que gusta endulzar con la más inteligente ironía. Como inconfundible alma inmortal, solitaria e independiente, la profunda desconfianza que muestra hacia la sociedad, hacia otros seres humanos, hacia la propia especie en su totalidad al estar únicamente interesada en el egoísmo material a través del falso fraternalismo y del constante uso de la mentira, es lógico que observe a la sociedad como ese entorno que limita su libertad como individuo, encadenándolo con leyes éticas y morales que considera ilógicas y que, además, acaban aplicándose o no según quién sea el afectado. Además, su choque conceptual con algunas innovadoras descripciones filosóficas escritas por Goethe, unido a su radical oposición al pensamiento de Hegel, le acabarían deparando innumerables enemigos dentro del ambiente académico imperante en Alemania en aquella época. Con su fuerte carácter y personalidad, con su rotundidad a la hora de mostrar su Filosofía como así podrán comprobarlo los cultos lectores de Lux Atenea en este libro, es normal que fuera un reducido número de personas los que llegaron a ganarse el corazón de Schopenhauer (Goethe, Fernow, F. A. Wolf, y muy pocos más, como así nos indica en esta obra). Grandes escritores, filósofos, y pensadores como Eurípides, Aristóteles, Cicerón, Horacio, Marcial, Plauto (con su revelador “homo homini lupus”), Marco Antonio, Ovidio, Petrarca, Shakespeare, Giordano Bruno, Gracián, Chamfort, Kleist, Lord Byron, Schiller, Samuel Johnson… completan esta apasionante obra que será muy apreciada por aquellas personas que valoran mucho más la inteligencia y el intelecto en su vida, que esas insaciables apetencias materiales que tantas insatisfacciones y conflictos han creado en la Humanidad desde la aparición del primer homo sapiens. Si es un amante de lo material, Schopenhauer le resultará demasiado radical, pero si su alma está entregada al cultivo de la mente a través del intelecto, de la Lógica, y de la Razón, en esta obra de Schopenhauer encontrará a un virtuoso filósofo que le hablará muy claramente sobre cómo solucionar aquellos problemas que puede padecer debido a su entrega espiritual. “El Arte de Conocerse a sí mismo”, la única obra escrita por Schopenhauer que no quiso que se llegara a publicar hasta después de su muerte. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.
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