Reseña Cultural nº: 8 // Reseña Literaria nº: 3
Reseña actualizada. Publicada el 12 de octubre del año 2006 en Lux Atenea.
Publicado por : Editorial Txalaparta
ISBN : 84-8136-077-5
Edición : 2002 (EDICIÓN COMPRADA)
Sería muy sencillo empezar estas reseñas dedicadas al maestro de la literatura del siglo XX Charles Bukowski (1920 – 1994) resumiendo su vida en una serie de fechas y lugares, pero la relevancia de este poeta estadounidense fue mucho más allá, quedando en un segundo plano el conocer esos datos que, aunque importantes, son ensombrecidos por la vanguardia y la honestidad mostrada de su grandiosa obra literaria. Como analista cultural non-mainstream, creo que lo que verdaderamente motivará a los bibliófilos lectores de Lux Atenea a adentrarse en sus poemas perfumados con la realidad humana en la modernidad urbana y cosmopolita es invitarles a descubrirlo, a sentirlo, a comprenderlo, y, para conseguir este propósito nada mejor que sumergirse en su arte poético tan particular y único. En el extraordinario libro “El Infierno es un Lugar Solitario” encontrarán una inteligente vertebración de sus versos ordenados por el pilar conceptual más claro y directo para su autor: la jungla urbana y humana. Porque si cogemos sus poemas urbanos tal cual están y los destilamos, el amargo licor que de ellos obtendremos olerá a eso mismo: olerá a asfalto, a suciedad, a pobreza, a rincones oscuros, a humo… y, sobre todo, a desesperanzada modernidad. Así de contundente en sus versos descriptivos se presenta el ilustre poeta Bukowski en estas páginas porque leer y sentir los versos escritos por Charles Bukowski, es escuchar el ruido del motor de un viejo coche mientras lo conducimos por las calles de la ciudad, es ver brillar el pelo de una mujer en una habitación a la cual ni siquiera conocemos, es el paseo por las calles de nuestra ciudad buscando algo que no vemos ni tenemos la certeza de que exista, es tomarse un café en solitario en una cafetería solitaria en una noche solitaria, es el culto al placer carnal por el placer carnal porque solamente con el placer carnal abandonamos por unos instantes este mundo tan aborreciblemente asexuado como un eunuco. Leer a Bukowski es burlar el dominio del tiempo sobre nuestra vida bebiendo unas copas cuyo alcohol convertirá nuestra inminente rendición existencial en una befa a ese mismo destino.
Versos transformados en una serie de pasajes inconfundiblemente urbanos y cosmopolitas que Bukowski describe poéticamente, desvelándonos nuestro crudo abandono en la vida moderna porque para este ilustre escritor de realidades, no dejamos nunca de sentir ese abandono desde que nacemos. Por este motivo, sus geniales versos resplandecen obscuramente como los versos del individuo desamparado en la jungla urbana y humana, y cuyos vicios no son otra cosa que desconexiones de una realidad en la que no encaja, ni encajará jamás. El individuo urbano y moderno bebe alcohol para resistir, se sumerge en el placer carnal para resistir, le apasiona la lectura para resistir, incluso escribe para resistir, pero, ¿para resistir el qué? Para resistir la propia vida. Pero, y el infierno, ¿dónde está el infierno? Aquí, alrededor nuestro porque vivimos en él. Y la soledad, ¿dónde está la soledad? Cobijándose en nuestro interior. Y el placer, ¿dónde está el placer? El placer está sólo en el lugar donde no se ve la vida moderna, donde no se ven los rostros en sociedad, y donde no se escuchan las palabras de otros. Allí donde no se escucha a nadie, y donde todo huele a sexo y alcohol embriagándolo todo. Y Bukowski, ¿quién fue Charles Bukowski? Bukowski eres TÚ en la jungla urbana de una ciudad moderna porque “La pelirroja”, “Elogio al infierno de una dama”, “Conduciendo a través del infierno”, “Nirvana”… son versos que no son versos: son experiencias. Son los numerosos tragos amargos y escasos tragos dulces que todos hemos de beber durante la vida. Si a todo ello le unimos el factor visual a través de las fotografías incluidas en las páginas de este libro, es verdad que son escasas, pero son profundamente impactantes por su cotidianidad al igual que las cartas que aquí encontrarán, tan claras y dominantes como el frío que emana del hielo. Fotografías y cartas, imágenes que han quedado como testigos de la huella artística y humana de este poeta intemporal, además de las huellas dejadas en el suave tacto del cristal de una botella de whisky. Y no te molestes en buscar la técnica en sus versos… ni Bukowski lo intentó buscar. “El Infierno es un Lugar Solitario”, tan solo déjate llevar por emociones, impresiones y sentimientos durante su apasionante lectura. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.
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