Reseña Cultural nº: 7 // Reseña Literaria nº: 2
Reseña actualizada. Publicada el 25 de abril del año 2006 en Lux Atenea.
Publicado por: EDITORIAL ARIEL, S.A.
ISBN: 84-344-1219-5
Edición: 2001 (EDICIÓN COMPRADA)
De nuevo he vuelto a releer este extraordinario libro que resulta imprescindible para poder reconocer con claridad y en todas sus variantes, la Belleza contenida en cualquier manifestación artística. Publicada originalmente en 1982, este ejemplar del libro pertenece a la edición del año 2001, habiendo sido publicado en varias ediciones debido a la relevancia de este detallado estudio sobre la Belleza, y sobre cómo es interpretada por la persona que la observa. Sin duda alguna, el libro “Lo Bello y lo Siniestro” se ha convertido en la referencia literaria de obligada lectura para cualquier persona interesada en analizar la Belleza dentro del Mundo del Arte, como así podrán comprobarlo fielmente los cultos lectores de Lux Atenea. Su autor, el filósofo español Eugenio Trías (1942 – 2013), profesor de Filosofía en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, tiene la difícil y elogiosa habilidad de explicar lo complicado con palabras sencillas, y de transformar lo complejo y conceptualmente escurridizo en algo perfectamente entendible y sencillo. Dividido en cinco grandes apartados (lo bello y lo siniestro, el cuadro que nunca fue pintado, el abismo que sube y se desborda, Freud y la tragedia griega, y, escenificación del infinito-interpretación del barroco-), en este libro, el ilustre catedrático Eugenio Trías sabe muy bien cómo despertar el interés del lector con habilidad, y sabe cómo estimular constantemente su curiosidad de forma didáctica hasta la última página. Partiendo de la base de que la Belleza es un concepto subjetivo íntimamente ligado a la moral social reinante, independientemente de los cánones de belleza establecidos por la sociedad, independientemente de la cultura o de la sociedad donde ésta se manifiesta, siempre tendremos tres categorías o niveles con los cuales poder clasificar a la Belleza: lo bello, lo sublime y lo siniestro. Indiscutiblemente, esta clasificación y esta valoración de la misma podrá ser tomada en este mismo orden, o en orden inverso, dependiendo de los valores morales y estéticos de la sociedad. Por este motivo, es conveniente diferenciar cada una de estas categorías o niveles definidos por el efecto que provoca la Belleza en el individuo que la observa:
1- Lo bello será cuando una obra de Arte contenga lo infinito en su finitud. Cuando contenga ese halo divino palpable, asequible, y consiga hacer del ideal algo físico. Con lo bello, uno cree que lo ideal es físicamente posible y ese es el punto de ruptura de lo bello respecto a lo común, a lo cotidiano, y a lo normal. Lo bello será la primera etapa y el inicio del camino iniciático del ser humano hacia lo divino.
2- Lo sublime será aquello que traspase los límites de lo bello y, por lo tanto, al estar más allá de lo bello provocará en la persona sentimientos de inferioridad. El individuo se encuentra frente a sus propios límites y, por este motivo, lo sublime hará que la Belleza le muestre una cara dolorosa al atacar su ego humano porque lo sublime hace bajar del pedestal al endiosado y soberbio ser humano. Al contrario que lo bello, lo sublime será aquel ideal físico intocable. Con lo sublime, ese límite obvio de lo bello queda eliminado y claramente se rompe el mapa del camino iniciático del ser humano hacia lo divino. El camino marcado desaparece y, frente a él, se pierden las pistas y las señales que le guiaban, irguiéndose ante él lo colosal, lo grandioso, lo etéreo, lo innabarcable… en resumidas cuentas, todo aquello que hace que la persona se vea en esta vida con la importancia y con la trascendencia de un grano de arena en mitad de un desierto. Por este motivo, la característica principal de lo sublime es el derribo del excesiva cualidad anti-natural que define al ser humano, ya que el ser humano está siempre intentando situarse al margen de las leyes de la Madre Naturaleza en su realidad existencial.
3- Lo siniestro será aquello que está más allá de lo sublime. Lo siniestro será la condición límite de una forma estética o de una representación artística. Lo siniestro será tanto la intensa luz cegadora como la oscura sombra que algo oculta, siendo aquello que no se observa claramente pero se siente su presencia. Lo siniestro como límite de Belleza siempre se moverá en esa frontera que separa la máxima Belleza y el abandono del simbolismo representativo. La ruptura del idealismo estético a través de la visión cruda de la Belleza es otra de las características que definen lo siniestro y, por este motivo, habrá quienes nunca contemplen lo siniestro como límite de Belleza, sino como lo que está fuera de la Belleza, o lo que no es Belleza. Este es el riesgo que se corre cuando alguien se mueve en estos límites artísticos: podrá ser acusado de estar fuera de esos límites. Una de las características principales de lo siniestro es la reacción de rechazo que provoca cuando se manifiesta sutílmente en las cosas o en los entornos familiares, íntimos, sospechosamente apacibles, o en esas sensaciones propias de la infancia que permanecen aún vivas de forma oculta en el presente consciente de la persona. Además, lo siniestro es condición de lo místico, manifestándose en la doble lectura, en la lectura entre líneas, en la fantasía del deseo que se teme y que se convierte en realidad como vía de aprendizaje y de comprensión de nuestro Yo, resumiéndolo todo a su esencia fundamental que bajo la influencia de lo siniestro, esa misma Belleza produce un acercamiento a nuestra incomprensible alma y al obscuro universo de nuestro inconsciente. De ahí la atracción y la repulsión que a su vez provoca la mirada a lo siniestro.
Lo bello es para el ser humano el inicio del camino hacia el sufrimiento, lo sublime es su subyugación psicológica, y lo siniestro es la materialización de sus temores y de sus miedos que, aunque presentidos, hasta ese momento permanecían ocultos. Nunca olviden los bibliófilos lectores de Lux Atenea que el Arte conduce a la Verdad, y no a la realidad que percibimos con nuestros sentidos porque el Arte confronta la Verdad con esa realidad. Una de las condiciones para que una obra sea Bella es su capacidad de revelación, y de ocultación (factor siniestro), porque el Arte tiene dos caras: es ilusión y, a su vez, es revelador. “Lo Bello y lo Siniestro”, cuando tener un ejemplar de este libro en su biblioteca personal y privada es un claro signo del profundo interés y de la eterna pasión por el Arte y por la Filosofía. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.
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