Reseña Cultural: 1246 // Reseña Literaria: 152
Reseña actualizada. Publicada el 24 de noviembre del año 2012 en Lux Atenea.
Publicado por: EDITORIAL PLANETA – DE AGOSTINI, S.A.
ISBN: 84-395-2179-0
Edición: 1992 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 310
Creo que la visión de la economía que predicó el ilustre maestro John Kenneth Galbraith (1908-2006) debería ser tenida en cuenta en momentos de crisis tan difíciles y complicados como los que estamos viviendo en Occidente en la actualidad, y una de las mejores obras que puede ayudar a comprender esta perspectiva económica a los cultos lectores de Lux Atenea es su obra “La Sociedad Opulenta”. Un libro de imprescindible lectura para saber cómo funciona nuestra sociedad, cuáles son sus engranajes económicos, cuáles son sus defectos y virtudes, y cómo se puede llegar a salir de esta crisis haciendo mover los engranajes que verdaderamente mueven nuestra economía. Con una experiencia incomparable al haber ayudado a algunos gobiernos a salir de la crisis económica nacional al término de la Segunda Guerra Mundial, la lección más clara e irrenunciable que nos ofrece el talento del maestro John Kenneth Galbraith es que no se sale de una crisis económica de esta intensidad y gravedad si no es a través de un plan nacional de inversión pública. Un plan que permita engrasar esa maquinaria productiva parada para que vuelva a funcionar, generando consigo más empleo. A más empleo, más negocio y, a más negocio, más empleo. Sin ese plan nacional de inversión pública, el motor económico difícilmente saldrá del parón productivo y empresarial que ha estancado su economía. Si algo nos ha enseñado la Crisis del 29 estadounidense, situación económica con patrones muy similares a la crisis actual que estamos padeciendo, es que cuando los grandes bancos quiebran o pasan en su conjunto por grandes dificultades económicas, y éstos dejan de inyectar dinero en el sistema productivo y empresarial de la nación, si el Estado no inyecta dinero en ese sistema productivo y empresarial, la crisis no dejará de agravarse año tras año ya que esos mismos bancos únicamente velan por sus intereses al negar en todo lo posible el crédito a ese mismo sistema productivo y empresarial que los enriqueció antes de la crisis. Los bancos no inyectarán dinero con la misma fluidez de antes mientras la economía del país no crezca porque ellos solamente concederán créditos si hay garantías de ganar dinero, o sea, ha de haber crecimiento en la economía para que se pueda devolver ese dinero prestado más su porcentaje de interés. Y si ese parón de la economía ha sido provocado precisamente porque esos mismos bancos han cerrado el grifo de la financiación empresarial, es lógico y normal que la crisis dure y perdure mientras el Estado no intervenga con decisión en la economía nacional.
Precisamente esa intervención del Estado en los mecanismos económicos de la nación a través de reglamentos y de sistemas que lo regulen fue la clave económica en la cual John Kenneth Galbraith basaría su visión económica. Una forma de ver, de comprender, de analizar la economía, y que llevó a este economista a ser considerado como un enemigo acérrimo del libre mercado. Un liberalismo económico que siempre se ha apoyado en las virtudes del libre mercado basadas en la absoluta ausencia del Estado en la economía ya que, según los gurús del liberalismo económico, es el propio mercado el que se autoregula. Pero la experiencia de la Gran Depresión y la propia realidad actual demostraron y demuestran con absoluta firmeza que cuando una economía ha saltado de una base productiva a otra especulativa, el nuevo sistema especulativo genera grandes beneficios a costa de crear una burbuja económica basada en humo, o sea, en nada. Una burbuja que incrementará su tamaño económico en proporción directa al nivel de desregulación de los mercados, y cuando ésta estalle, la gravedad de su impacto en la economía dependerá, sobre todo, de la capacidad que tenga el Estado para poder nacionalizar los engranajes económicos que permitan el control y la estabilización de sus efectos, y su posterior cambio de ciclo en pro del crecimiento a través de planes de inversión pública. Y ¿por qué esto ha de ser así y no de otra manera en nuestra economía? Precisamente porque estamos viviendo en una sociedad capitalista opulenta, como el título de este libro nos indica, en esta economía aparecen inevitables ciclos de prosperidad y de crisis cuyos efectos serán mayores o menores en función de los mecanismos de control que el propio Estado haya creado para garantizar que la maquinaria productiva no se pare nunca, y con mayor prioridad aún en momentos de crisis. Todo lo contrario a lo que sucede actualmente. Lo que está muy claro es que, para salir de esta grave crisis, habría que destinar dinero público a la producción de bienes y servicios que estimulen la economía y generen empleo, y, poco a poco, será el propio dinamismo empresarial privado el que se irá encargando de ir iluminando el sombrío panorama económico en el que estamos. Si desean conocer con todo detalle cómo funciona la sociedad y la economía en la que estamos inmersos, esta obra les informará de forma sencilla y didáctica para que puedan comprender y analizar el origen y la solución a esta crisis en profundidad. “La Sociedad Opulenta”, los pros y los contras del estilo de vida occidental y su economía. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional
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