Reseña Cultural: 1593 // Reseña Literaria: 257
Reseña actualizada. Publicada el 24 de marzo del año 2009 en Lux Atenea.
Publicado por: EDICIONES ROBINBOOK, S.L.
ISBN: 84-96924-34-5
Edición: 2008 (EDICIÓN COMPRADA)
Al igual que a muchos lectores de Lux Atenea amantes del buen cine, las películas de mafiosos ocupan una posición de privilegio dentro de mis preferencias cinematográficas por temáticas. Es una irresistible atracción por un estilo de cine visualmente intenso, enérgico, y duro, a la vez que elitista, glamouroso, y selecto. En una de mis visitas a las magníficas librerías que conozco en la ciudad de Valencia, encontré este libro que, en su título “Hollywood y la Mafia”, combinaba aparentemente estas dos formas opuestas de hacer negocios y de obtener grandes beneficios económicos. Como pude comprobar posteriormente leyendo estas páginas, parece que no existieron esas barreras que separaban esas dos diferentes formas de hacer dinero, y parecer ser que tampoco existen en la actualidad. Difícilmente la Mafia se ha mantenido al margen de este gran negocio cinematográfico siempre deseoso de dinero para producir películas y, como no, de ganar montañas de dinero obtenidas en un plazo de tiempo muy corto en comparación con otros negocios. Las grandes productoras dentro de la industria cinematográfica de Hollywood aparecieron a principios del siglo XX bajo la dirección de presidentes que venían en su mayor parte del mundo del espectáculo. Un mundo plagado de embusteros, farsantes, embaucadores, gente de dudosa reputación… aparte, como no, de los grandes y pequeños artistas que daban vida a ese negocio. El paso del mundo del espectáculo en vivo al espectáculo visual en cines, y más adelante del espectáculo audiovisual gracias al nacimiento del cine sonoro, no fue para nada traumático para estos grandes magnates del cine. Su estilo de dirección y gobierno, al más puro estilo feudal, convirtieron a sus respectivas empresas en unas fábricas de hacer dinero rápido y en grandes cantidades, regidas por la ley del soborno, del chantaje, de la manipulación informativa, y de la impunidad ante la ley. Y todo esto, mucho antes que los ojos de la Mafia se fijaran en esta rica y esplendorosa industria.
Convertir grandes cantidades de dinero en auténticas montañas de dinero era el pan nuestro de cada día dentro del mundo empresarial cinematográfico. Gracias a una financiación que nunca faltaba debido a los grandes beneficios que prometía, gracias a unos actores y actrices que se convirtieron de la noche a la mañana en grandes estrellas veneradas y admiradas por el público, gracias a una red de distribución amplia y eficaz que estaba controlada completamente por las propias productoras, y, sobre todo, gracias a una auténtica explosión de aperturas de salas de cine (controladas también por las productoras) con las cuales satisfacían la creciente demanda de ciudadanos dispuestos a pagar una entrada para ver a sus venerados ídolos en la gran pantalla, acabaron convirtiendo a la industria del cine en uno de los negocios ideales para la Mafia. Podían blanquear ingentes cantidades de dinero negro procedente de sus negocios ilícitos sin levantar sospecha (pocos casos ha habido de enjuiciamientos por financiación ilegal en la historia del cine norteamericano), podían sacar un dinero extra con la extorsión a presidentes, directores, actores y actrices… con vidas un tanto turbias, y además controlando ciertos canales dentro de la producción y de la distribución, también podían hacer negocios muy lucrativos gracias a las posibilidades de actuación y sabotaje legal que ofrecían sus propios sindicatos (otra tapadera de la Mafia, y con una imagen bastante más humana y justa de cara a la sociedad). Con unas perspectivas de negocio tan elevadas, y con grandes beneficios apareciendo en campos tan amplios y diversos dentro de esta industria, la presencia de la Mafia dentro del mundo cinematográfico de Hollywood no se demoró mucho tiempo a partir de los años veinte.
Presidentes de grandes compañías chantajeados con la paralización de proyectos, actores sobornados para que sus oscuras apetencias no salieran a la luz, trabajadores obligados a formar parte de un sindicato si querían seguir conservando su puesto, salas de cine obligadas a tener una doble contabilidad para poder ‘retirar’ un buen pellizco de las ganancias sin levantar sospecha alguna al fisco… serán relaciones que se establecerían a partir de entonces entre dos mundos que hablaban el mismo lenguaje, por lo que estaban condenados a entenderse y, como no, a odiarse. Como los cultos lectores de Lux Atenea podrán comprobar en estas páginas, en esta relación no todo fue el desvío de grandes sumas de dinero entregadas a las manos de la Mafia. Nada en esta vida es tan sencillo y lineal. Hollywood les dio glamour a los mafiosos con sus exitosas películas, y la Mafia les sirvió en bandeja una garantía de éxito entre el público que todavía se sigue manteniendo pero que muy viva. Con el tiempo, los mafiosos aprendieron a comportarse como tales gracias a Hollywood, y Hollywood aprendió cómo conseguir grandes éxitos de taquilla con las películas de mafiosos aprovechándose del mito del mundo de la Mafia extendido entre la población. “Hollywood y la Mafia”, si quieren conocer muchos más detalles sobre esta relación de amor/odio, recomiendo la lectura de esta extraordinaria obra escrita por Tim Adler. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.
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