Reseña Cultural nº: 1693 // Reseña Media nº: 46
Reseña actualizada. Publicada el 16 de junio del año 2010 en Lux Atenea.
Dirigida por: Andy Aitken
Año: 2009 Duración aprox.: 93 minutos
Publicado por: REVISTA MUY HISTORIA
Formato: DVD (EDICIÓN COMPRADA)
Este DVD fue publicado por la magnífica revista Muy Historia en una edición especial donde desvelaban las últimas investigaciones históricas y militares sobre la II Guerra Mundial. Perteneciente a un extenso documental producido por el canal de televisión The History Channel, se encuentra dividido en dos capítulos, cada uno de los cuales está protagonizado por un personaje histórico fundamental para poder entender cómo se forjó la Alemania nacionalsocialista de Adolf Hitler, y cómo el Japón imperial llegó a convertirse en una potencia asiática hasta creerse capaz de enfrentarse con éxito a los Estados Unidos de América por la supremacía en Asia y en el Pacífico. Los nombres de estos dos protagonistas olvidados en la Historia del Siglo XX son el general Karl Haushofer (1869-1946) y el teniente general Shiro Ishii (1892-1959). En ambos casos, para los cultos lectores de Lux Atenea creo que el interés informativo de este amplio documental es indiscutible y, en el caso del teniente general Shiro Ishii, es esencial conocer cómo sus conocimientos científicos en armas de guerra tan devastadoras como la bacteriológica, pudo llegar a provocar un alto coste en vidas humanas en territorio estadounidense si se hubieran llevado a cabo. Japón tuvo la tecnología y los medios para poder llevarlo a cabo, y solamente el retraso en su ejecución por la falta de acuerdo dentro del Alto Mando japonés evitó lo que hubiera sido una auténtica masacre en todo el continente americano.
Karl Haushofer nace el día 27 de agosto de 1869 en la ciudad alemana de Munich (Baviera). Tras ingresar en el ejército se convierte en un brillante militar, siendo nombrado oficial de artillería. Su ingenio y su forma de trabajar tan meticulosa le permiten llegar a formar parte del Estado Mayor del ejército alemán y, en el año 1908, su facilidad para aprender idiomas (ya hablaba francés, inglés y ruso) le convierte en el candidato idóneo para ser destinado a Japón con la misión de realizar un estudio detallado de la milicia japonesa. Viajará por toda Asia, y el interés por sus culturas y por sus antiguas creencias le motivarán para aprender otros idiomas como el japonés, el chino, y el coreano. Cuando la I Guerra Mundial estalla, regresa a Alemania, y cuando este conflicto bélico llega a su fin había alcanzado el grado de General de División. Tras las duras exigencias que los aliados imponen a Alemania en el Tratado de Versalles (1919), el general Karl Haushofer se retira del ejército e ingresa como profesor de Geología en la Universidad de Munich ese mismo año. Algunos militares como Karl Haushofer acusan a judíos y comunistas de haber traicionado a Alemania, y de ser uno de los principales factores que les llevó a la derrota. En la ciudad de Munich, Karl Haushofer idea y fundamenta una doctrina basada en la raza y en la historia alemana a la cual denomina Lebensraum (espacio vital) y, a través de la cual, Alemania podría recuperar su liderazgo militar y económico a través de la conquista y explotación de los territorios vecinos. Karl Haushofer idea también una alianza continental entre Alemania, Rusia, y Japón con la cual poder hacer frente a la hegemonía de potencias navales como los Estados Unidos de América y Gran Bretaña. Como el Tratado de Versalles acaba limitando las capacidades del ejército alemán (sólo pueden disponer de 100.000 hombres, y sin posibilidad de tener fuerzas mecanizadas ni aviones), en el año 1923, los alemanes llegan a un acuerdo con los rusos (Tratado de Rapallo) para formar a su ejército en las nuevas tácticas aéreas y terrestres, e ingenieros alemanes son enviados en secreto a Japón para ayudarles en el desarrollo de su arma aérea. Sus diseños son los que convertirán a la poderosa aviación japonesa en un arma temible durante la Segunda Guerra Mundial. Al mismo tiempo, la colaboración entre alemanes y japoneses en labores de espionaje se estrecha, siendo un factor clave en el futuro ataque japonés a Pearl Harbor (espías alemanes suministraron información naval a los japoneses) y en los ataques alemanes a barcos procedentes de Sudamérica con rumbo a los países aliados (en Brasil, la red de espionaje japonés Los Dragones Negros fue muy efectiva en el envío de esta información a los submarinos operativos en aquella zona).
En la Universidad de Munich, Karl Haushofer encontrará en uno de sus alumnos a la persona idónea para poder llevar a la práctica su idea del Lebensraum. Su nombre es Rudolf Hess. Pertenecía al partido nacionalsocialista liderado por Adolf Hitler y, tras el golpe de estado del año 1923, Adolf Hitler y Rudolf Hess son encarcelados en la fortaleza de Landsberg. Karl Haushofer los visitará con frecuencia para transmitirles sus ideas, y el fruto final de todo ello quedará escrito en un libro esencial para poder entender la visión nacionalsocialista del mundo: Mein Kampf (“Mi Lucha”). A partir de su exitosa publicación en Alemania, el poder de Adolf Hitler no dejará de crecer y la unión entre Hitler, Hess, y Haushofer será la que guiará finalmente el destino de los alemanes cuando el partido nacionalsocialista toma el poder en el año 1933. Karl Haushofer se convierte en el asesor personal de Adolf Hitler en política internacional, en el ideólogo y en la esencia intelectual del partido, pero siempre desde la sombra. Durante su etapa en Asia, Karl Haushofer investigó y profundizó en el mundo del ocultismo, e incluso llegó a descubrir y traducir textos tibetanos, budistas, e hindúes desconocidos hasta entonces en Occidente. Junto a la Sociedad Thule a la cual pertenecía, allí en Asia encontraría toda la mitología y la simbología aria que el partido nacionalsocialista llegaría a utilizar en Alemania. También estudiaría las sociedades secretas japonesas ultranacionalistas y sus rituales de iniciación (por ejemplo, la poderosa sociedad de Los Dragones Negros, fundada en el año 1901), y que acabarían encontrando su paralelismo en Alemania en la futura creación de las SS, una organización de corte político, militar, y religioso concebida como el germen de la élite que garantizaría el futuro de la nación. En América, Karl Haushofer sería presidente de la poderosa e influyente Asociación de Alemanes en el Extranjero, siendo también la mente que idearía el futuro Pacto del Eje, el cual se empezaría a gestar en el mes de abril del año 1934 tras la reunión celebrada en su casa de Munich, y en la cual participaron Rudolf Hess, el agregado naval japonés en Alemania, y el propio Karl Haushofer. El Pacto del Eje sería finalmente firmado por Japón, Italia, y Alemania en el año 1940, pero Haushofer deseaba que Alemania, la Unión Soviética, y Japón terminaran unidos contra los Estados Unidos de América y Gran Bretaña. Posteriormente, el inicio de la guerra contra la Unión Soviética rompería su sueño de una gran alianza continental euroasiática, y la entrada de los Estados Unidos de América en la Segunda Guerra Mundial sería decisiva para la caída de todas las naciones firmantes del Pacto del Eje. Karl Haushofer mantuvo su visión geopolítica del mundo, pero la muerte de su hijo a manos de la Gestapo por haber colaborado con la resistencia alemana contra Hitler, puso el punto y final a su carrera política. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, en el año 1947, Karl Haushofer y su mujer se suicidarían, su esposa tomando un veneno mortal y Karl Haushofer de 75 años de edad con el rito samurái del seppuku.
En la segunda parte de este magnífico documental histórico, Japón se convierte en el eje temático principal con una serie de revelaciones militares a cual más sorprendente y asombrosa. Los cultos lectores de Lux Atenea empezarán este segundo capítulo conociendo la transferencia por vía aérea a Japón de la avanzada tecnología italiana sobre motores a reacción en el verano de año 1942. Con estos conocimientos, los japoneses empezarían a diseñar una serie de aviones con los cuales tratar de hacer frente a los bombarderos pesados estadounidenses que amenazaban sus ciudades. Gracias a la aplicación militar aérea de estas nuevas tecnologías, esperaban anular la supremacía aérea estadounidense ya que era uno de los mayores peligros a los cuales se enfrentaba el imperio japonés para poder llevar a cabo sus ambiciosos planes hegemónicos continentales. A partir de esa base tecnológica italiana, diseñarían con soluciones de ingeniería prácticas y sencillas desde cazas capaces de volar 300 km/h más rápido que los bombarderos estadounidenses, a cazabombarderos de ataque naval capaces de parar un desembarco, o cazas interceptores que portarían dos misiles aire-aire con los cuales poder derribar bombarderos B-29 con efectividad (el primer prototipo se probó el 3 de agosto de 1945). Cuando los Estados Unidos de América llevan a Japón a rendirse (15 de agosto de 1945, quedando todo firmado oficialmente el día 2 de septiembre), se encuentran con planos detallados de estos modelos e incluso con algunos prototipos listos para el combate, Toda esta tecnología aeronáutica tan avanzada fue reunida para proceder a su detallado estudio y análisis, y actualmente se sigue conservando uno de estos prototipos en el Museo Nacional del Aire y el Espacio de Washington. En el año 1945, la tecnología japonesa en cohetes y en aviones a reacción era la más avanzada del mundo, y si hubieran podido aplicar toda esta tecnología en sus nuevos modelos de aviones y llevarlos a una cadena de producción en serie, hubieran podido conseguir la superioridad aérea y control de los cielos. Su proyecto secreto más importante fue el diseño de un bombardero intercontinental capaz de atacar el continente americano desde bases japonesas (podía volar a una velocidad de 680 km/h desde una altura máxima de 10.000 metros, y con un alcance de 14.500 kilómetros), gracias a la compra legal de tecnología aeronáutica avanzada a empresas constructoras estadounidenses antes del estallido de la II Guerra Mundial.
En el verano del año 1945, Japón todavía dominaba y controlaba gran parte de sus territorios en Asia (Corea, Indonesia, China, Filipinas, y Vietnam) con millones de soldados listos para combatir, y parte de su fuerza aérea se encontraba esperando el desembarco aliado. Pero, en Manchuria, Japón ocultaba su arma más mortífera: armas bacteriológicas únicas en el mundo que habían sido desarrolladas y probadas por el teniente general Shiro Ishii y su Escuadrón 731. Nacido en el año 1892 en la ciudad japonesa de Kamo, Shiro Ishii cursaría estudios médicos y se especializaría en el campo de la bacteriología. Tras graduarse, ingresa en el ejército y en abril de 1928 realiza un viaje de investigación científica por treinta países. Las ideas ultranacionalistas de Shiro Ishii y sus avanzados conocimientos terminan convenciendo al ejército para desarrollar armas bacteriológicas con fines militares. En el año 1931, Japón conquista Manchuria y, en estas extensas tierras, Ishii encontrará el lugar perfecto para poder investigar en secreto sus poderosas armas, empezándose a construir el complejo militar donde Shiro Ishii trabajará en 1938 y, dos años más tarde, comienza a ser operativo. Las cepas del virus de la peste bubónica acaban convirtiéndose en el arma más letal que Shiro Ishii desarrolla, llegando a tener la suficiente cantidad de peste bubónica en sus laboratorios como para haber podido extinguir a toda la raza humana de la faz de la Tierra. Para solucionar los problemas de propagación que el virus de la peste bubónica tenía (fuera del cuerpo humano, el virus muere), investiga el uso de pulgas infectadas como contenedor perfecto de esta arma. Para poder lanzar una cantidad suficiente de estas pulgas en un objetivo, diseña un arma en el año 1944. Dividida en dos partes, cuando esta arma es lanzada por un avión, se abre un paracaídas que frena y estabiliza una bomba de porcelana en cuyo interior se mantienen con vida a 30.000 pulgas infectadas. Un radiofaro, que se sitúa por debajo de esta carga, activa la bomba de porcelana en cuanto toma contacto con el suelo, esparciendo las pulgas a su altura más idónea. El 80 por ciento de las pulgas lograban sobrevivir.
Shiro Ishii también diseñaría armas biológicas portadoras de ántrax y tifus, probándolas con humanos en su laboratorio en Manchuria (campesinos chinos, soldados prisioneros, y pilotos aliados capturados). El Escuadrón 731 también probaría militarmente sus armas biológicas en suelo chino (cólera, disentería, tifus, peste, y ántrax), provocando aproximadamente un cuarto de millón de muertos entre civiles y militares chinos. Pero, en el verano de 1945, Shiro Ishii y su Escuadrón 731 desarrollarían un ambicioso plan secreto en el cual, el día 22 de septiembre de ese mismo año, tenían pensado bombardear la ciudad de San Diego usando sus bombas biológicas de peste bubónica. Para ello, utilizarían aviones que serían transportados por el nuevo portaviones submarino I-400 que ya estaba operativo. La oposición de la Marina Japonesa a que estos portaviones submarinos fueran usados para atacar los Estados Unidos de América retrasaría finalmente la ejecución de esta operación. Cuando Japón es derrotado, Shiro Ishii y su Escuadrón 731 pasan a colaborar con los estadounidenses en la investigación de nuevas armas químicas y biológicas. Shiro Ishii moriría el 9 de octubre del año 1959 en la ciudad de Tokio. Como apunte final, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la sociedad de Los Dragones Negros se convirtió en la mafia japonesa conocida con el nombre de Yakuza (Yakuza significa “8-9-3”, los números perdedores del blackjack japonés). “Los Últimos Secretos del Eje”, documento histórico de imprescindible visualización y conocimiento. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.
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