Reseña Cultural: 1848 // Reseña Literaria: 366
Reseña actualizada. Publicada el 14 de abril del año 2008 en Lux Atenea.
Publicado por: RBA LIBROS, S.A.
ISBN: 84-7871-377-8
Edición: 2005 (EDICIÓN COMPRADA)
“La experiencia necesita tiempo”
Los simios aparecieron sobre la Tierra hace sesenta millones de años. Hace seis millones de años, los homínidos se separaron de los simios. Hace cuatro millones de años, los homínidos empezaron a andar erguidos, convirtiéndose en un animal bípedo. Hace ciento cincuenta mil años, el homo sapiens moderno vio la luz. Desde entonces, el ser humano se ha embarcado en la exploración de nuevas fronteras, se ha lanzado a nuevos retos que le han llevado a convertirse en el rey de la creación tras un dominio territorial y demográfico absoluto, imponiéndose sobre el resto de especies que forman el reino animal. Otro asunto sería hablar sobre si el ser humano actual está preparado para llevar este dominio con armonía y sostenibilidad en su trato con la Madre Naturaleza. Si buscáramos qué factor ha sido clave para que el homo sapiens moderno haya llegado a conseguir la hegemonía en este planeta, indiscutiblemente sería la cultura. En los últimos diez mil años, el ser humano ha sido capaz no solo de agruparse en asentamientos en los cuales desarrollarse unidos, sino también ha sido capaz de crear una cultura basada en el lenguaje, en la escritura, en la religión, en leyes sociales… pero, sobre todo, en estos últimos miles de años ha sido la tecnología desarrollada por el ser humano lo que le ha permitido llegar a hacer realidad aquello que estaba situado más allá de sus sueños. La Ciencia, la tecnología, y el insaciable afán de superación han convertido al ser humano en una especie completamente entregada a la evolución constante de su inteligencia, marcándose siempre nuevos retos a alcanzar. Hace poco más de quinientos años, el ser humano comprobó científicamente que el planeta Tierra era una esfera, circunnavegándolo, aunque anteriormente algunas teorías ya hablaban sobre ello. Un descubrimiento que llevaría a la Humanidad a cambiar una gran parte de sus ideas sobre el mundo en el que vivía, y la Tierra dejaba de ser ese territorio inhóspito y casi infinito para convertirse en algo medible, cuantificable, y sobre todo, finito.
“La capacidad personal para asumir la muerte, la caducidad de la vida, depende en gran parte de que se consiga una profunda consciencia biológica de la existencia, de lo que es la vida y la naturaleza”
El nuevo reto del ser humano fue el dominio de la Madre Naturaleza en todo el planeta, una conquista que su tecnología le ha permitido conseguir de nuevo hace tan solo unas décadas. La Madre Naturaleza que proveía de abundantes alimentos y recursos que consideraba inagotables, ahora también se convierte en algo finito y cuantificable. Conquistado el terreno, conquistados los recursos, el siguiente reto fue la conquista del espacio más cercano a nosotros. Había que llegar a esos otros planetas y satélites donde se creía que otras civilizaciones vivían y se desarrollaban como nosotros, aunque a través de otras tecnologías, de otras culturas, y en ambientes más complicados para la vida respecto al planeta Tierra. De nuevo, la tecnología ha permitido al ser humano llegar a la Luna e incluso pisarla, además de explorar también al resto de planetas que forman parte de nuestro Sistema Solar para comprobar con desesperanza la ausencia de vida inteligente en estos otros mundos. Hace tan solo unas décadas, el ser humano comprobó fidedignamente que estaba solo en este desolado e inhóspito Sistema Solar que complica mucho la existencia de la vida (sobre todo inteligente y desarrollada), ofreciendo escasos recursos para su nacimiento y expansión. Tras este nuevo reto alcanzado, y pese al desaliento provocado por la contemplación de la imposibilidad de vida inteligente en el Sistema Solar (salvo la Tierra), la siguiente frontera en la cual adentrarse a explorar no ha sido otra que el cerebro humano, el universo de la mente que le ha permitido llegar hasta la cima de la evolución.
“Algunos estudios parecen demostrar que a lo largo de la vida se mantienen algunos procesos de regeneración de neuronas”
Como analista cultural, ¿por qué recomiendo a los bibliófilos lectores de Lux Atenea este libro de divulgación científica aparentemente complejo y difícil de entender? Porque, hasta el momento, “El Cerebro del Rey” es el mejor libro que he leído y analizado sobre este apasionante tema. ¿A quién no le atrae conocer cómo funciona nuestro cerebro? ¿Qué partes lo forman y qué cometidos tienen dentro de su estructura? ¿Qué partes del cerebro han evolucionado más, permitiéndonos el avance tan rápido y acelerado de nuestra inteligencia a lo largo de los siglos? Preguntas y más preguntas que son respondidas de forma didáctica por el autor, haciendo que para poder leer “El Cerebro del Rey” no haya que ser ni un especialista en esta materia, ni tener un doctorado u otro nivel universitario. Tan solo es necesario tener unos conocimientos educativos esenciales y una cultura básica para poderlo leer, analizar, y entender. En sus páginas, cada uno de sus apartados está explicado de forma progresiva y utilizando palabras completamente alejadas del lenguaje profesional existente dentro del campo médico y científico. Esto no significa que esta obra sea un libro de escaso valor científico, ni mucho menos, pero existen formas de explicar las cosas sin tener que estar siempre moviéndose en el nivel lingüístico más elevado dentro de la materia a tratar. Al igual que una imagen vale más que mil palabras, también se puede hablar de temas complejos a través del lenguaje utilizado por el lector profano en esta materia, y sin caer en lo insustancial y frívolo.
“Somos animales muy inteligentes pero también somos fáciles víctimas de la vanidad de nuestra inteligencia que nos hace desear la inmortalidad”
“El Cerebro del Rey” es un libro que nos habla sobre el cerebro desde sus orígenes en nuestra evolución como especie, hasta a nivel individual sobre cómo va evolucionando a lo largo de la vida desde nuestro nacimiento hasta la vejez, describiendo todas sus fases. Pero el bibliófilo lector de Lux Atenea ha de tener una idea muy clara: hoy día, el universo neuronal sigue siendo un misterio. Tan solo empezamos a conocer un poco su estructura, algunos de sus componentes fundamentales, parte de su composición química y los efectos que conllevan su alteración, y un poco más allá. Como libro al cual recurrir para tener una idea clara y concreta sobre gran parte de los descubrimientos científicos alcanzados a día de hoy, “El Cerebro del Rey” destaca sobre otros trabajos ya publicados, y como recomendación, creo que el libro “Biología del Diablo” (ya reseñado en Lux Atenea) tal vez pueda convertirse en una excelente referencia para complementar esta obra en algunos temas muy concretos, e igual de apasionantes e interesantes que los aquí abordados. Les puedo asegurar que un libro con la calidad informativa de “El Cerebro del Rey” les hará cambiar algunos conceptos que nos habían enseñado en nuestra etapa educativa y, como no, también conocerán cómo se ha de actuar en muchos asuntos cruciales en nuestra vida para seguir disfrutando de esta maravilla de la creación llamada cerebro. Y un cerebro sin mente e inteligencia es como un huevo con clara pero sin yema. “El Cerebro del Rey”, extraordinaria explicación de los avances realizados dentro de la exploración neuronal. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
“Si hemos perdurado y desarrollado tanto como especie es porque no sucumbimos fácilmente, nos cuesta rendirnos.”
Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.
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