Reseña Cultural: 1893 // Reseña Literaria: 402
Reseña actualizada. Publicada el 17 de octubre del año 2013 en Lux Atenea.
Publicado por: EDICIONES ALTAYA
ISBN: 84-487-2301-9
Edición: 2007 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 212
“El 8 de mayo, Rommel advirtió al Alto Mando alemán de que la destrucción aliada sistemática de los ferrocarriles en el norte de Francia había empezado a interrumpir el transporte de suministros y tropas.”
El 6 de junio del año 1944, los ejércitos aliados occidentales desembarcaron en Normandía en una exitosa operación militar que ha pasado a la historia como el mayor desembarco de todos los tiempos. Menos de un año después, el 4 de mayo de 1945, las últimas fuerzas militares alemanas se rendirían dando término a esta devastadora guerra en Europa. Aún habría que esperar hasta el día 15 de agosto de ese mismo año para dar por finalizada a la Segunda Guerra Mundial tras la rendición de Japón. Pese a que los ejércitos soviéticos ya estaban en territorio polaco cuando desembarcaron en Normandía las tropas aliadas (con sus ejércitos también avanzando camino a los Alpes en territorio italiano), la relevancia de este desembarco es indiscutible desde un punto de vista estratégico y militar ya que este nuevo frente abierto dividiría definitivamente a las fuerzas militares alemanas, obligándolas a llevar a cabo una movilización de tropas en ambos frentes, oriental y occidental, cuyo factor estratégico y táctico ha sido siempre una clave histórica para la derrota de Alemania en Europa: la imposibilidad militar alemana de atacar o defender con efectividad en dos frentes a la vez. El territorio germano se encuentra situado estratégicamente en el centro de Europa, y ese factor de gran importancia económica y logística se ha convertido en el insuperable obstáculo al que ha tenido que enfrentarse el ejército alemán cada vez que ha intentado conquistar militarmente el territorio europeo. De la misma forma que el Reino Unido siempre ha contado con el factor geoestratégico de su condición territorial insular, Rusia ha podido contar con la inmensidad de su territorio y con el factor climático como elementos de gran importancia militar a su favor, o los Estados Unidos de América cuentan con dos océanos como muros infranqueables que evitan la invasión de su propio territorio con la mayor eficacia siempre que disponga de dos potentes flotas navales, Alemania siempre ha contado con el condicionante militar de esos dos frentes imposibles de atacar o defender a la vez con efectividad. Ya el talentoso estadista alemán Otto von Bismarck (1815-1898) observó y analizó esa irrenunciable condición en su política para poder alcanzar la reunificación alemana y para establecer alianzas. Fue precisamente que olvidara los tentadores aires imperialistas de dominio militar en el continente europeo y asentara la creación de alianzas sólidas con otras potencias, lo que evitó el colapso del poder militar prusiano. Y ha sido precisamente el olvido de esa acertada política de Otto von Bismarck en Europa y el intento de Alemania para convertirse en potencia militar hegemónica, lo que provocaron dos guerras mundiales en el siglo XX que se resolvieron finalmente con sendas derrotas y pérdidas de territorio. Es obvio que el talón de Aquiles militar alemán es la imposibilidad de poder atacar en dos frentes, y los aliados aprovecharían este factor clave para derrotar definitivamente a las fuerzas militares del Tercer Reich a través de un desembarco masivo en el continente.
“Rommel expresó sus inquietudes por la negativa del Alto Mando de las Fuerzas Armadas a que fuera él quien controlara las cuatro divisiones Panzer de reserva.”
El libro “El Desembarco de Normandía. El Día D” es una de las obras más importantes que he leído sobre este relevante hecho histórico. En sus páginas, los bibliófilos lectores de Lux Atenea podrán informarse al detalle sobre cada uno de estos preparativos y sobre los acontecimientos que fueron fundamentales para el éxito de esta grandiosa operación militar, cuyo volumen de tropas y de material a movilizar no tenía precedentes. Una serie de retos y de dificultades donde la coordinación entre los diferentes ejércitos aliados occidentales fue esencial para llevar a buen término este colosal reto militar, ya que los alemanes habían construido defensas en la línea costera atlántica al contar con que las fuerzas militares aliadas iban a intentar desembarcar en el continente tarde o temprano. Eso sí, desconocían en qué punto en concreto se iba a producir el mismo, motivo por el cual, la labor de espionaje, de contraespionaje, y de intoxicación informativa aliada fue de gran importancia para llevar al Alto Mando Alemán a una confusión constante sobre esa localización secreta. Un paciente trabajo de inteligencia de gran calado y cuya efectividad se comprobaría el mismo día del desembarco, cuando el Alto Mando Alemán tardó varios días en movilizar todas sus fuerzas militares pensando que el desembarco en Normandía era una operación de distracción destinada a tapar el gran desembarco que llegaría poco tiempo después. Una desinformación inteligentemente orquestada por un espía de origen español al servicio del MI5 británico (Juan Pujol García, de nombre en clave “Garbo” para los aliados y “Arabel” para los alemanes), y cuyo eficaz trabajo permitió que las fuerzas aliadas dispusieran de esos días extra tras su desembarco que fueron decisivos para poder consolidar sus posiciones en la costa, y poder recibir los suministros necesarios para dar solidez y continuidad a su avance. Hasta que conquistaran un importante puerto en la costa francesa con esa capacidad, fue la extraordinaria construcción y traslado de los puertos artificiales transportables (mulberry) lo que hizo posible ese abastecimiento inicial por mar en lugares donde era imposible realizar estas operaciones logísticas, debido a las dificultades orográficas en aquella zona.
“La solicitud de Rommel de minar la bahía del Sena –verdadero destino aliado- fue rechazada por sus superiores, al igual que la propuesta de disponer las tropas de tal modo que se cubriese al mismo tiempo Normandía y Bretaña.”
Además, en este libro también podrán conocer otros detalles importantes de esa operación militar cuya escasa difusión pública los convierten en datos de relevancia. Conocerán cuál fue la importancia del fracasado desembarco en el puerto de Dieppe (19 de agosto de 1942) y que sirvió como experiencia para el éxito de esta operación militar, cómo se fueron superando los diferentes retos logísticos tanto antes como después del desembarco, cómo se ocultaron estas grandes fuerzas militares aliadas estacionadas en Reino Unido para que los alemanes no pudieran conocer el volumen total de unidades implicadas en esta operación, cómo se adaptaron vehículos acorazados para esta operación anfibia y cómo algunos fallos en su diseño tuvieron trágicas consecuencias el mismo día del desembarco con el hundimiento de algunas unidades en el mar con sus tripulaciones dentro, o cómo se crearon embarcaciones artilladas especiales para el desembarco de tropas y con protección para los soldados. Podrán valorar la importancia que tuvo el Mando Aéreo Aliado y a qué dificultades se tuvo que enfrentar durante aquel periodo, cuál fue la estrategia pensada por el mariscal alemán Erwin Rommel para rechazar este desembarco y qué elementos de defensa incorporó para fortalecer el Muro Atlántico, o cómo se capturaron espías alemanes en Gran Bretaña y se utilizaron para servir a los intereses aliados. También hubo enfrentamientos entre Charles De Gaulle y el Alto Mando Aliado, verán cómo se desarrollaron las operaciones después del desembarco y qué operaciones de distracción se realizaron para convertir aquella zona en un caos para el Alto Mando alemán, cómo los estadounidenses desembarcaron en las peores playas de Normandía pagando un alto precio en vidas durante su conquista, cómo se dividieron las fuerzas militares aliadas en zonas y qué objetivos alcanzaron durante esos días (todo perfectamente detallado en mapas en esta obra). En definitiva, una detallada y rigurosa crónica de esta operación militar absolutamente colosal que se convirtió en el principio del fin del Tercer Reich. “El Desembarco de Normandía. El Día D”, en esta exitosa operación militar, la importancia de los servicios de inteligencia fue tan contundente que diez días después del desembarco de Normandía, Hitler y sus comandantes seguían pensando que esta operación era un engaño aliado. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
“Cuando se aproximaba el desembarco de Normandía, la inteligencia británica averiguó que más de 372.000 soldados alemanes estaban recluidos en Noruega, en previsión de un posible ataque anfibio anglosoviético.”
Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.
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