Reseña Cultural: 1882 // Reseña Literaria: 393
Reseña actualizada. Publicada el 28 de noviembre del año 2012 en Lux Atenea.
Publicado por: EDICIONES HIPERIÓN, S.L.
ISBN: 84-7517-114-1
Edición: 1998 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 119
“¿Por qué las danzas sacras no expresan ya alegría?”
Los melancólicos vientos literarios del siglo XIX vuelven a presentarse en Lux Atenea teniendo como protagonista a uno de los genios del Romanticismo alemán por excelencia: Friedrich Hölderlin (1770-1843). Con una poesía lírica prácticamente insuperable, en esta obra dedicada al lamento con lágrimas literarias llamada elegía, el maestro Friedrich Hölderlin absorbe la magia de lo mitológico para ofrecer al lector esa sensibilidad poética propia del adorador del Ideal. Un espíritu y una voluntad que se mueven internamente en busca de esa perfección llamada Ideal que, en “Las Grandes Elegías (1800-1801)”, queda profundamente condicionada por la ética y la moral del mito a través de la constante presencia de dioses y diosas griegos a lo largo de estas páginas tocadas por la Belleza más sublime. Una llama originada en la sensible alma decimonónica donde mirada y espíritu quedan atrapados en lo carnal, obligando al ser a mirar al Cielo en su intento de poder comprender su aciaga situación. Un culto artístico al individualismo de corte espiritual que, en este glorioso halo poético con brillo apolíneo originario de la antigua Grecia, en el siglo XIX lo tradicional empezaba a divisar el monstruo de la modernidad en el horizonte ya en sus primeras décadas. Una modernidad hija del Siglo de las Luces que no habla el lenguaje del espíritu y del alma, sino que practica el arte de lo material para embrujar al cuerpo y al Ego con su promesa de sueños que nunca se harán realidad. Pero Friedrich Hölderlin no entiende ese lenguaje fugaz, intrascendente, y un tanto frívolo basado en la hegemonía de la Razón y de lo físico. De por sí, ni se molesta en pararse a entenderlo porque los aires sagrados del Romanticismo son los que le dan vida en medio de esa vorágine racionalista, y estas elegías no son más que el reflejo poético de esos ideales en los cuales se asienta su personalidad, adquiriendo una perspectiva vital y espiritual que jamás le abandonará a lo largo de su existencia.
“Los amados de los dioses piensan en la gloria a ellos destinada,
y los hijos de Atenas no contienen su genio que desprecia la muerte.”
En la temporada invernal, el libro “Las Grandes Elegías (1800-1801)” encuentra el escenario perfecto para que el lector pueda integrar su lírica a través de ese periodo de paralización psicológica de la consciencia del tiempo llamada reflexión. Un estado de consciencia muy especial que, en entornos propios del estío, no puede llegar a profundizar con la misma facilidad en capas más trascendentes donde lo metafísico queda lejos ante la intensa energía de la luz que nos rodea, y en ambientes cálidos que aplacan el vigor filosófico. En cambio, el invierno es perfecto para adentrarnos en esos terrenos espirituales y metafísicos que tanto nos estimulan, sensibilizando a nuestra alma al encontrar su alimento natural. En el invierno es cuando nombres y lugares como Atenas, Jonia, Salamina, Esparta, Hesperia, Olimpia, Tebas, Parnaso, Atenea, Delos, Creta… adquieren su significado poético más directamente unido a la cultura europea, despertando en nuestra mente ese ánimo irreverente y desafiante que siempre ha caracterizado a Occidente. Estas excelsas elegías son eso mismo, poética en la que se visualiza el Ideal. Elegías donde el espíritu romántico incluso se permite disfrutar del esplendor dionisiaco, porque solamente las almas cultas son capaces de apreciar tan preciados y exquisitos manjares artísticos. Este extraordinario libro es una ilustre obra para degustar plácidamente si, desde que tuviste uso de razón, caíste poseído irremediablemente por el espíritu de la cultura occidental. Una perspectiva existencial que el talento del maestro Friedrich Hölderlin supo cómo pulirla con palabras y sentimientos hasta dejarlos tan brillates y puros como si los mismos dioses se lo hubieran revelado. “Las Grandes Elegías (1800-1801)”, sin duda alguna, obra maestra del Romanticismo alemán de imprescindible lectura. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
“Aún hay por descubrir mucha grandeza, y quien amó,
quien tanto amó, debe tomar la senda de los dioses.”
Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.
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