Reseña Cultural: 1616 // Reseña Literaria: 265
Reseña actualizada. Publicada el 14 de octubre del año 2011 en Lux Atenea conmemorando el Bicentenario de la publicación de la obra “ST. IRVYNE O EL ROSACRUZ (1811)” escrita por el ilustre escritor y poeta inglés del Romanticismo PERCY BYSSHE SHELLEY (1792-1822).
Publicado por: CELESTE EDICIONES, S.A.
ISBN: 84-8244-358-5
Edición: 2002 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 135
Doscientos años han pasado ya desde la publicación de la obra “St. Irvyne o el Rosacruz” del ilustre genio literario inglés del Romanticismo Percy Bysshe Shelley, y su decimonónico espíritu sigue aún perfumando cada página de este libro en esta segunda década del siglo XXI, ofreciendo al bibliófilo lector de Lux Atenea este trasfondo tan obscuro, tan espiritual, y tan humano a su vez que es característico en la perspectiva vital de los románticos del siglo XIX en la difícil y convulsa época que les tocó vivir. En la magnífica obra “St. Irvyne o el Rosacruz” se encontrarán ante la segunda novela escrita por Shelley dentro del género gótico, y con una ambientación de su trama marcada por el secretismo y por la constante presencia del castillo como sólido y misterioso baluarte de ese mismo secreto. De trama muy ágil pero no del todo articulada en su desarrollo a partir de la mitad del libro (faltan los capítulos V y VI en la obra original), a pesar de ello, “St. Irvyne o el Rosacruz” les proporcionará momentos de lectura únicos donde la intriga es permanece en esta historia hasta su repentino final. Una clausura de la obra donde apreciarán muy claramente cómo Shelley dio por concluida esta novela de forma repentina, y a pesar de faltar esos dos capítulos destinados a explicar y a enlazar la historia de Eloisa con la de Wolfstein y Megalena dentro de la trama. De nuevo, una rotunda y contundente muestra del temperamento pasional como escritor en su etapa más joven, y donde también se puede sentir y disfrutar la belleza y la fuerza del estilo literario con el cual Percy Bysshe Shelley sorprendió al entorno cultural más selecto del siglo XIX. Eso sí, esos borrones puntuales en su trama, desde mi punto de vista, no justifican el tono un tanto negativo que transmite el prólogo de esta edición porque considero que este libro es una obra literaria de Shelley muy buena. Obviamente, no es una de las obras maestras que le convirtieron en un escritor decimonónico de referencia pero, durante su lectura, este libro logrará despertar el interés en el lector de forma inmediata al conseguir estimular su imaginación con suma facilidad, sumergiéndolo en esta intensa y siniestra historia a través de hechos horribles y sangrientos protagonizados por personajes sin escrúpulo alguno. En este aspecto, pese a su juventud, Percy Bysshe Shelley conocía a la perfección cómo enganchar a su lectura desde la primera página. Tras el análisis de esta preciosa edición publicada por Celeste Ediciones en el año 2002, reconozco que es una pena que este escritor que tanto admiro no llegara a escribir los dos capítulos que faltan o tal vez se perdieran, pero no estoy muy convencido de esta segunda opción en vista al estilo narrativo utilizado en los capítulos VII y VIII. Con esta obra terminada al completo, seguro que “St. Irvyne o el Rosacruz” sería considerada y valorada como una de sus obras de imprescindible lectura.
Wolfstein es el nombre del protagonista principal de esta obra. Un ser marcado por la desgracia y por la maldad mientras deambula de un lado a otro en busca de un lugar donde poder asentarse en paz y tranquilidad. Uno de los puntos débiles principales que tiene es su apasionamiento que, unido a su instinto asesino implacable y a un carácter impulsivo, hacen que Wolfstein siempre esté totalmente condicionado por lo irracional en cada decisión a tomar o en cada acto. Aunque ocasionalmente muestra ciertos gestos de bondad en esta historia, al final su lado oscuro siempre acaba orientando sus actos hacia su propia perdición debido a las consecuencias que éstos traen consigo, siendo Ginetti, otro de los personajes más siniestros de esta historia. Aparentemente, Ginetti trata de atraer a Wolfstein a su propio terreno para sacarle de su horrible vida. En realidad, Ginetti es el único ser al que Wolfstein teme porque nunca llega a percibir o entender claramente cuáles son las verdaderas intenciones que le tiene asignadas, y cuando Wolfstein hace un juramento a Ginetti que resulta crucial en esta trama, el destino le caerá implacablemente. A pesar del duro y difícil mundo que les toca vivir, otros personajes como Megalena y Olympia desde el lado luminoso de la bondad se lanzan de lleno al lado más obscuro y perverso del ser humano, quedando resaltadas como contraste moral y ético de otros personajes femeninos más puros como Eloisa.
El mensaje literario y filosófico que queda rotundamente claro en el libro “St. Irvyne o el Rosacruz” es que lo moral y lo ético siempre quedan en un segundo plano frente al interés egoísta del ser humano, además del maquiavélico lema de “el fin justifica los medios” que se convierte en el modus operandi de estos personajes cuando tratan de conseguir aquello que desean, incluso, llegando al asesinato si fuera necesario. Con el profundo temor a la muerte que caracteriza a los seres humanos sobrevolando una gran parte de esta trama, y con lo espiritual siempre situado en un segundo plano salvo en las últimas páginas, por su temática y por su perspectiva, sin duda alguna, “St. Irvyne o el Rosacruz” es un libro que encaja perfectamente en la sociedad del siglo XXI debido a los planteamientos y a las lógicas existenciales que presentan la mayor parte de sus personajes. “St. Irvyne o el Rosacruz” ofrece ese trasfondo filosófico postindustrial y posmoderno caracterizado por la irresistible atracción hacia lo material, por la búsqueda del placer, y por el rechazo hacia todo lo relacionado con la muerte que aquí se encuentra siempre presente. Como apunte final, en esta obra los cultos lectores de Lux Atenea no encontrarán referencia alguna a lo rosacruz, y creo que la mención en su título estuvo más bien orientada a despertar el interés del público en aquella época. “St. Irvyne o el Rosacruz”, otra joya literaria del Romanticismo decimonónico firmada por uno de sus genios artísticos más excelsos. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.
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