COMTE “DISCURSO SOBRE EL ESPÍRITU POSITIVO” (Reseña #2155).

Reseña Cultural: 2155 // Reseña Literaria: 629
Reseña actualizada. Publicada el 7 de septiembre del año 2013 en Lux Atenea.

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Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing

Publicado por: GLOBUS COMUNICACIÓN
ISBN: 84-8223-404-8
Edición: 2013 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 192

“El método es, en nuestros días, más esencial que la doctrina misma, y además lo único susceptible inmediatamente de una plena regeneración.”

De unos años a esta parte, algunas de las obras literarias que he seleccionado para su lectura y análisis tienen como punto en común el interesante universo de la sociología. Una temática científica en constante crecimiento dentro del complejo mundo del siglo XXI que estamos viviendo, y cuya importancia e influencia en la tecnificada sociedad posmoderna es haberse convertido en fundamental para su acertado análisis y comprensión. Uno de estos atrayentes libros que me ha llevado directamente al origen primigenio de esta corriente científica ha sido “Discurso Sobre El Espíritu Positivo”, escrito en el siglo XIX por uno de sus intelectuales más brillantes: el filósofo francés Auguste Comte (1798-1857). Considerado por muchos expertos como el padre de la sociología, dentro del mundo de la filosofía, este destacado intelectual francés revolucionó su convulsa época con una nueva dimensión conceptual relacionada directamente con el inminente predominio del mundo industrial, fundiendo lo más avanzado del pensamiento científico con las incuestionables ventajas de las aplicaciones tecnológicas orientadas en su conjunto a la prosperidad social y al progreso. Auguste Comte se referirá a esta innovadora visión con el término “positivismo”. Bajo la sombra conceptual de esta mente adelantada a su tiempo, en su obra “Discurso Sobre El Espíritu Positivo”, los bibliófilos lectores de Lux Atenea pueden encontrar las bases que fundamentan a algunas de las claves que explican la profunda transformación experimentada por las sociedades occidentales más avanzadas del siglo XX entregadas en cuerpo y alma a la nueva era industrial. Por este motivo, la atenta lectura de una obra literaria tan innovadora se convierte en uno de los pasos obligados para poder analizar la importancia de la influencia de la Ciencia y de los avances tecnológicos en el colectivo social, siendo el positivismo, el intento de optimización de esta influencia bajo parámetros puramente científicos en pro del bienestar y de la prosperidad.

“Constituir sólidamente una activa moral universal, prescribiendo a cada agente, individual o colectivo, las reglas de conducta más conformes con la armonía fundamental.”

Mucho se ha hablado sobre la innegable influencia conceptual del ilustre conde de Saint-Simon, Claude-Henri de Rouvroy (1760-1825), en la nueva visión social englobada por Auguste Comte dentro del positivismo. Pero esa influencia es más orientativa que descriptiva debido a que la mente intelectual de Claude-Henri de Rouvroy es más teórica y filosófica que científica. En cambio, Auguste Comte, con su mentalidad puramente científica, es conceptual y filosóficamente opuesto a lo religioso y a lo metafísico, considerando su influencia en la sociedad como paso obligado en la inevitable evolución mental del colectivo humano. Uno de los apartados más cautivadores y atrayentes de este libro es precisamente donde Auguste Comte va describiendo y analizando esta evolución inevitable del ser humano desde una mentalidad religiosa y metafísica hacia otra científica mucho más real y avanzada, presentando con sumo detalle las características y los defectos de ese mundo religioso y metafísico incapaz de ofrecer mayor calidad de vida y una mejor aproximación a la realidad tanto a la sociedad como a los individuos en su expansiva esencia de crecimiento interno y exterior. Esa mayor aproximación a la verdadera realidad del mundo en el cual vivimos, esa transformación del entorno en pro del bienestar humano, esa explicación convincente y demostrable que ofrece la Ciencia a hechos y sucesos que la mente religiosa ha venido relacionando única y exclusivamente con la divinidad, es lo que sienta las bases de este positivismo social apoyado en el ideal científico como inevitable paso que la Humanidad debería dar para dar continuidad a su imparable transformación evolutiva. La Ciencia, bajo conceptos y normas positivistas, podía convertirse en ese pilar sobre el cual la sociedad pudiera quitarse ese lastre que le ha impedido abrir los ojos a una realidad más prospera y adecuada al espíritu humano. La sociedad industrial, como claro ejemplo del inicio del predominio de la influencia de la mente científica en la sociedad, queda establecida como una potente energía expansiva desarrollada por el colectivo humano en su intento de adaptar lo material a sus necesidades, transformando a su vez no solamente su sociedad sino también su mente. Auguste Comte, con su positivismo, trata de optimizar esa fuerte expansión para que el crecimiento también suponga una elevación del nivel de vida en toda la sociedad, unificada en pro del progreso. La realidad, finalmente ha supuesto la expansión de la sociedad industrial en el mundo del siglo XX y no ha traído precisamente esa Edad de Oro soñada por Auguste Comte dentro de su positivismo.

“Las convicciones racionales han podido apoyar a las creencias teológicas, o más bien sustituirlas gradualmente, a medida que la fe se ha ido apagando.”

Como en muchos otros libros filosóficos, la impresionante obra “Discurso Sobre El Espíritu Positivo” también nos ofrece dos caras opuestas en su dimensión conceptual aplicadas a su esencia y a nuestro presente. Tras su lectura y análisis, en este libro he encontrado algunas claves conceptuales que estoy seguro que serán aplicadas en un futuro más cercano que tardío cuando la imparable globalización termine de interconectar cada ciudad, nación, y continente en una red de interdependencia comercial y cultural que ya está dando forma a una nueva civilización cuyas fronteras abarcarán a todo el planeta por primera vez en nuestra historia. En cuanto este hecho sea una realidad, y no creo que tengan que pasar muchas décadas para alcanzar ese estado de globalidad cultural, económica, y social, algunas de las claves y de las bases del positivismo descritas por Auguste Comte pueden ser aplicadas en la sociedad futura con absoluta eficacia dado el carácter científico y tecnológico que caracteriza a la posmodernidad. La admirable precisión y el acertado pragmatismo que Auguste Comte presenta en esta obra ofrecen ese conocimiento práctico, y sería muy curioso que finalmente sea en la sociedad posmoderna y no en la industrial donde una parte de las bases del positivismo puedan encontrar su aplicación social más efectiva. Por otro lado, siendo conscientes de que el positivismo en su conjunto está conceptualmente superado, la inevitable influencia de lo tradicional en la mente de Auguste Comte deja en esta obra algunos conceptos del positivismo o completamente obsoletos, o demasiado anclados en un ideal humano íntimamente ligado al buenísmo. Pero, de lo que no cabe la menor duda es que Auguste Comte es esencial para poder conocer el incuestionable valor de la sociología como una de las corrientes científicas más pragmáticas, dinámicas, y eficaces en sus aplicaciones sociales en este siglo XXI, y para encontrar ese fundamento nítido y claro sobre la evolución de la mente del ser humano desde un origen religioso y metafísico a otro científico. Como último apunte, fue muy curiosa la experiencia que tuve mientras analizaba estas páginas cuando en una de sus hojas leí el lema creado por Auguste Comte para el positivismo: orden y progreso. Inmediatamente, tomé consciencia de que estas palabras ya las había visto o leído anteriormente y, sin hacer uso de la vía fácil que es la consulta en Internet, tratando de recordar su origen al final supe en dónde había visto escrito ese lema: en la bandera de Brasil, “Ordem E Progresso”. Posteriormente, investigando sobre la historia de la bandera brasileña comprobé que viene incluyendo el lema positivista de Auguste Comte desde el año 1889. Interesante presencia del positivismo en el mundo. “Discurso Sobre El Espíritu Positivo”, un libro fundamental para poder analizar y comprender la importancia del pensamiento científico en nuestra mente y en nuestra sociedad actual. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“Perfeccionamiento, a fin de conocer mejor nuestra condición fundamental y el destino esencial de nuestra actividad continua.”

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.