Reseña Cultural: 1968 // Reseña Literaria: 464
Reseña actualizada. Publicada el 23 de noviembre del año 2012 en Lux Atenea.
Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing
Publicado por: BELACQVA
ISBN: 84-96694-70-5
Edición: 2007 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 264

“Con la Paz de Westfalia de 1648 quedó sellado el monopolio estatal del uso de la fuerza armada en Europa. Hoy, cuatrocientos años más tarde, su uso legitimo vuelve a ser un fenómeno en el mercado.”
La caída del Muro de Berlín a finales del siglo XX no sólo ha tenido como consecuencia la completa modificación de las relaciones políticas internacionales, o el inicio de la expansión de una nueva realidad económica a la que llamamos globalización, sino también una radical transformación de las fuerzas militares nacionales a escala mundial, habiéndose quedado sus estructuras obsoletas en muchos países debido a varios factores que son esenciales para el mantenimiento de unas fuerzas militares inspiradas en la implicación directa de la ciudadanía a través del reclutamiento. En el fondo, todo ello es una revolución conceptual apoyada en la creencia de que una fuerza militar formada por unidades reclutadas motivadas por la defensa de su país, o sea, por la defensa de su familia, de su propiedad, y de su cultura, ganaría a otras fuerzas militares contratadas (mercenarios) que son únicamente fieles a quien mejor les paga. La contundente realidad de los hechos demostraría esa superioridad moral de las fuerzas nacionales en caso de conflicto. El culto lector de Lux Atenea es consciente de que el siglo XX ha llegado a su fin, y las sociedades civiles occidentales cada vez rechazan con mayor firmeza esa implicación a la hora de pertenecer a sus fuerzas militares nacionales. No solamente rechazan esa responsabilidad, sino también observan las acciones protagonizadas por esas mismas fuerzas nacionales en caso de conflicto de forma analítica y crítica. Una opinión pública cuyo poder ha logrado que algunas naciones occidentales hayan renunciado al reclutamiento obligatorio, que los presupuestos para la Defensa hayan sufrido mermas constantes hasta reducirlo a prácticamente un presupuesto de mantenimiento mínimo, o que algunos militares hayan sido juzgados por sus acciones en combate tras haberse rebasado ciertas líneas morales y éticas para la sociedad. En un Estado moderno e independiente, las Fuerzas Armadas han de defender la integridad territorial y el futuro económico de la nación para garantizar la seguridad de sus ciudadanos y, si fuera necesario a nivel político, incluso entrar en conflicto bélico si esos intereses estuvieran amenazados tanto a nivel nacional como internacional. Pero, en este siglo XXI, con la presión constante de la opinión pública occidental sobre los presupuestos militares, nada de ello está siendo así, sino más bien todo lo contrario. Y no es que uno sea pro militarista, sino que estos planteamientos de fortalecimiento de las Fuerzas Armadas nacionales son de sentido común en un mundo tan inestable como el actual, y mermar su poder lo único que crea es inseguridad para la nación. Debido a este panorama social y político, la solución alternativa que han encontrado algunos gobiernos occidentales en su defensa de los intereses nacionales por ese encorsetamiento económico y legislativo de las fuerzas militares se llama compañías militares privadas. Sobre estas poderosas empresas recientemente creadas que manejan hoy día cuantiosos presupuestos, impensables hace tan solo una década, nos habla el libro “La Guerra Como Negocio”. Una obra de actualidad que sorprenderá a más de un bibliófilo lector de Lux Atenea interesado en conocer el mundo en el que vivimos.

“Estas compañías no pertenecen a la cadena de mando militar.”
De todos es sabido que el desgaste del poder militar que están experimentando muchas naciones en todo el mundo, en un vacío de poder cada vez mayor, está llevándolas a la pérdida de la presencia del Estado en una parte de su territorio, a la fractura interna en zonas autónomas donde el poder político, legislativo, judicial, y militar del Estado es nulo o prácticamente testimonial, al desamparo de su población provocado por ese vacío de poder estatal, y a la aparición de nuevos focos de poder con una relevancia militar cada vez mayor tanto dentro como fuera de sus fronteras, y que incluso está llegando a afectar a las relaciones internacionales. Un vacío del poder del Estado al cual se está sumando la creación de un mayor número de países en el mundo tras la aparición de nuevos líderes políticos y militares que, aprovechándose de esa debilidad del poder militar nacional, están consolidándose sin que el Estado pueda hacer nada al respecto… salvo contratar a estas compañías militares privadas en algunos casos. Si además, en esta relación incluimos los intereses estratégicos de otras naciones o empresas multinacionales cuyo futuro está condicionado por el suministro de materias primas esenciales para su estabilidad o crecimiento económico de cara al futuro, la contratación de estas empresas militares privadas se está convirtiendo en la solución perfecta dentro de esta difícil y complicada situación internacional a pesar de su elevado coste. Y es que inestabilidad política mundial, más la opinión pública occidental tremendamente crítica con las intervenciones militares de sus Fuerzas Armadas y que pasan factura a sus gobiernos, más la reducción constante de los presupuestos para esas mismas Fuerzas Armadas, está teniendo como resultado la inevitable contratación de estas compañías militares privadas precisamente por estar completamente al margen de esa inquisitiva mirada pública. Mientras las Fuerzas Armadas nacionales deben dar explicaciones y justificar constantemente sus presupuestos y acciones, las empresas militares privadas no tienen esa misma obligación debido a que se rigen por las leyes mercantiles, y a pesar de que puedan realizar el mismo trabajo o protagonizar las mismas acciones militares que las fuerzas nacionales. Esta ventaja de las compañías militares privadas es clave en este asunto para los gobiernos y para las empresas que las contratan de cara a la opinión pública.

“Las empresas militares privadas comenzaron a firmar acuerdos regulares con estados, gobiernos, organizaciones de ayuda humanitaria y de paz, e incluso con la ONU.”
Llamar a estas compañías militares privadas con el apelativo de “empresas de mercenarios”, después de haber leído y analizado este libro, me parece que mostraría una gran desinformación por parte de quienes así las definan. En estas interesantes y esclarecedoras páginas podrán comprobar cómo los trabajos para los cuales son contratadas abarcan desde los servicios de seguridad hasta los servicios secretos, desde el mantenimiento de instalaciones militares y privadas hasta el transporte de tropas y materiales a las zonas de conflicto, desde la formación de militares y de fuerzas de seguridad hasta la intervención directa en la primera línea de combate… en definitiva, las compañías militares privadas se están convirtiendo en un factor clave dentro de la fuerza militar de algunas naciones y, dada la situación actual, creo que su presencia es en estos momentos imprescindible. Además, su gran rentabilidad está provocando la diversificación de sus áreas de influencia y el incremento del número de estas compañías militares privadas. La compra de algunas de las empresas más importantes de este sector por las grandes empresas fabricantes de armamento, ha dado como resultado final la consolidación de conglomerados empresariales armamentísticos capaces de ofrecer avanzados y sofisticados productos a sus clientes, incluyendo una detallada formación sobre su uso que es realizado por estos profesionales sumamente especializados. E, indiscutiblemente, si estos mismos profesionales de la guerra son contratados por una nación para la defensa de sus intereses, éstos llevarán consigo el uso de la tecnología militar que es propia de su empresa matriz. Si esa misma nación quisiera modernizar sus Fuerzas Armadas en un futuro, es muy clara la empresa armamentística a la cual harán el pedido. Por este motivo, ante la unión cada vez más estrecha de intereses económicos, empresariales, nacionales, y militares en Occidente, va a ser algo inevitable que las compañías militares privadas sigan creciendo como lo han estado haciendo a lo largo de estos últimos años, sobre todo, ante la inminente crisis de materias primas que ya se está viendo en nuestro horizonte para las próximas décadas. Y sin materias primas, o sin el control de esas materias primas, Occidente entraría en una inexorable crisis económica cuyos efectos serían muy graves para su sociedad y para su poder político a nivel mundial. En esta sociedad occidental basada en la compra masiva de productos de consumo a bajo coste, su grave encarecimiento traería consigo el conflicto social y, en este mundo global, o gobiernas o te gobiernan, o sea, o eres independiente y mandas, o eres dependiente y obedeces los dictados que te ordenen desde el exterior. Por esta obvia y contundente razón, y teniendo en cuenta las nuevas estructuras geopolíticas y económicas existentes, las compañías militares privadas son y seguirán siendo imprescindibles para los gobiernos y para algunas grandes empresas. “La Guerra Como Negocio”, o por qué renacen las compañías militares privadas en Occidente en este siglo XXI. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
“Los contratos de derecho privado no permiten que el cliente se inmiscuya en los asuntos de la empresa.”

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.