DANTE ALIGHIERI “LA DIVINA COMEDIA” (ESPECIAL INFIERNO) (Reseña #2181).

Reseña Cultural: 2181 // Reseña Literaria: 654
Reseña actualizada. Publicada el 30 de mayo del año 2015 en Lux Atenea conmemorando el 750º aniversario del nacimiento del maestro de la literatura italiana DANTE ALIGHIERI (1265-1321).

Información Muy Importante / Very Important Information :
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing

Publicado por: EDICIONES JOVER
ISBN: 84-7093-363-9
Edición: 1991 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: XXVI + 240 páginas (TOMO I) / 196 páginas (TOMO II)

“No ha habido jamás en el mundo persona tan pronta a procurar su bien y evitar su daño, como lo estuve yo al escuchar tales palabras.”

Como analista cultural, los bibliófilos lectores de Lux Atenea ya conocen mi pasión por “La Divina Comedia”, obra maestra escrita por el Maestro de la Literatura Italiana Dante Alighieri (1265-1321) y que valoro y elogio como el libro de los libros por excelencia. Desde el año 2006, también he reseñando otras obras literarias cuya temática estaba dedicada a “La Divina Comedia” por su relevancia artística, ya sean ensayos dedicados al estudio de su mensaje oculto y de sus claves simbólicas (leer reseña), al análisis de las obras literarias de Dante (leer reseña), o al engalanamiento visual de esta obra realizado por figuras artísticas tan ilustres como Gustave Doré (1832-1883) (leer reseña) o William Blake (1757-1827) (leer reseña). Escribir sobre “La Divina Comedia” siempre es un placer porque su estudio y análisis se ha convertido en uno de mis pilares culturales y existenciales más importantes, motivo por lo cual volver a su relectura es siempre irresistible para mi. Una magna obra envuelta en ese halo de misterio, y siempre resplandeciente a nivel literario ante la mirada del lector que decide adentrarse en este universo Dante poblado por personajes y escenarios inolvidables que transmiten Sabiduría, ya sea de forma clara… o un tanto oculta a través del mensaje metafórico. Leer y analizar “La Divina Comedia” es siempre apasionante, y esta es una de las ediciones que tengo en mi biblioteca que más me ha fascinado por su calidad de impresión y por su gran formato, habiéndolo seleccionado para esta reseña tan especial al ser el Infierno, la temática principal que vertebra este análisis de sus escenarios y de sus personajes más cautivadores.

“Es de condición tan malvada y ruin que nunca ve satisfechos sus ambiciosos deseos, y después de comer tiene más hambre que antes.”

Publicada en el año 1991, esta auténtica joya de biblioteca es un lujoso ejemplar de las 5.000 unidades hechas a la antigua usanza de forma artesanal por la editorial Jover, habiendo cuidado la impresión y la encuadernación hasta el más mínimo detalle. Presentando este impactante acabado final que impresiona por su calidad, es de adquisición más que recomendada si lo encuentran disponible en librerías especializadas. Una preciosa edición formada en su conjunto por dos tomos de gran formato, atesorando en sus páginas no solamente la excelsa obra de Dante en su idioma original, sino también la traducción al idioma español realizada por Don Cayetano Rosell en el siglo XIX, además del prólogo y de las anotaciones firmadas por Don Juan Eugenio Hartzenbusch. Si a este halo cultural académico de renombre le unimos las exquisitas láminas creadas por el mítico ilustrador francés Gustave Doré, ya sobradamente conocido por los cultos lectores de Lux Atenea tras las obras literarias por él engalanadas que vengo reseñando, hablar de esta emblemática edición de “La Divina Comedia” es hacer referencia a una de sus publicaciones más selectas. En estos dos tomos disfrutarán contemplando las impresionantes láminas creadas por Gustave Doré para esta obra universal con 34 láminas dedicadas al Infierno, 33 láminas al Purgatorio, y 31 láminas para el Paraíso, sumando un total de 98 láminas con una definición y un colorido espectacular en esta elegante edición. Con este retorno a “La Divina Comedia” en una reseña no solamente trato de subrayar la relevancia literaria del maestro Dante Alighieri en esta obra, sino también rindo culto a las primeras luces del idioma italiano que, en sus comienzos, tomó a esta magna obra del genio florentino como punto de partida para su definición académica e institucional, ampliándose su uso cotidiano de forma progresiva en toda Italia mientras se conservaban a su vez los diferentes dialectos existentes en la península itálica a nivel cotidiano, pero siempre manteniendo a esta obra del maestro florentino como referencia principal. Mayor honor y relevancia cultural no puede haber alcanzado un artista literario en su tierra natal con su idioma, salvo Dante Alighieri con “La Divina Comedia”.

“Por mí se llega a la ciudad del llanto;
por mí a los reinos de la eterna pena,
y a los que sufren inmortal quebranto.”

Dante, “La Divina Comedia” y el Infierno.

Como los cultos lectores de Lux Atenea ya conocen, “La Divina Comedia” está dividida en tres grandes apartados que la vertebran: Infierno, Purgatorio, y Paraíso. En esta reseña voy a analizar con mayor profundidad el mensaje y el contenido simbólico de la primera parte de la obra, que tiene como escenario principal al Infierno. Algunas claves del Infierno ya las comenté en mi reseña dedicada a dos ediciones de “La Divina Comedia” (leer reseña), junto a las claves del Purgatorio y del Paraíso. Pero, en esta reseña tan especial, voy a profundizar un poco más en los secretos de estas tenebrosas profundidades descritas en la obra. Vertebrado por versos de gran belleza, el arte poético de Dante se transforma en un mundo donde conviven lo simbólico y lo explícito con lo metafórico, existiendo paralelismos muy precisos y detallados con la realidad histórica. Lo más curioso es que Dante escribe “La Divina Comedia” y protagoniza su obra junto al poeta Virgilio, que le acompaña por este Infierno sirviéndole como guía. Con la figura de Beatriz erigida como faro místico que le sirve de referencia y de impulso existencial para seguir avanzando, a pesar de las difíciles situaciones que se irá encontrando durante este viaje, indudablemente, este caminar por el Infierno, el Purgatorio, y el Paraíso se convierte en un minucioso proceso espiritual por su mensaje trascendente. Pero Dante se presenta en su obra como un personaje sensible, emotivo, con debilidades y temores, en definitiva, como un ser humano común y no como un héroe valeroso y poderoso que a todas las dificultades se enfrenta, y con coraje y valor siempre sale victorioso.

No hay que olvidar que, por su carácter espiritual, “La Divina Comedia” no es una vía existencial marcada por una serie de pruebas a superar, sino que es planteada por Dante como un camino de redención y de autosacrificio destinado a la purificación del alma. Por este motivo, la fuerza o el poder no son claves para conseguir llegar al final de esta travesía, sino la voluntad de la persona para transformar su interior y quedar iluminado por la luz divina donde antes existía la densa obscuridad del materialismo, de los vicios, y del egoísmo humano. Una expiación difícil y compleja donde las debilidades del propio individuo siempre afloran, de ahí la trascendencia y la gravedad de los actos cometidos en este mundo que tienen nefastas consecuencias en otras personas porque, una vez terminada la existencia sobre la tierra, todo tiene su justo e inexorable castigo en el Infierno y en el Purgatorio, ya que en el Paraíso solamente se entra con la virtud reflejada en el alma con un mayor o menor grado de purificación. Centrándome de nuevo en la temática de esta reseña dedicada al Infierno, será la cruda descripción de los castigos aplicados a quienes cometieron terribles actos durante su vida en la tierra, lo que creará una atmósfera de siniestra belleza en la mente del bibliófilo lector de Lux Atenea. Un juicio inmisericorde post mortem, y de inexorable karma provocado por las graves consecuencias que sus actos terrenales conllevaron tanto al alma del individuo como a otras personas. En esta obra maestra, Dante simboliza al alma, y Virgilio a la Razón, una Razón que sirve de guía pero que tiene sus límites para el alma, todo lo contrario a Beatriz al representar a la Gracia Divina y a la Sabiduría para poder alcanzar la purificación completa del alma. En la vida real, Beatriz fue el nombre de la mujer que Dante amó e idealizó pero, en realidad, ella no fue un ejemplo muy claro y evidente de esa cualidad salvífica para el alma. No hay que olvidar que Beatriz fue idealizada por Dante, y el Ideal adquiere su sentido de perfección dentro del mundo espiritual y no en el acotado, imperfecto, y corrupto mundo material que siempre nos limita, condiciona, y encadena. Unos conceptos que no hay que olvidar durante la lectura de este libro.

“Nuestra única pena es vivir con un deseo, sin esperanza para conseguirlo.”

El Infierno de Dante: el Infierno en el Cristianismo nace en el Medievo.

Aunque actualmente el conocimiento del Infierno es ya universal, en Europa, no es hasta la Edad Media cuando aparece dentro del Cristianismo como lugar de tormento después de la muerte para quienes no han redimido sus pecados en vida. Anteriormente, era el pecado o los pecados los que condenaban al alma del individuo, fuera creyente o no. Dentro de la religión cristiana no existía un lugar de tormento en las profundidades de la tierra a donde iban destinadas inexorablemente las almas de los pecadores después de su muerte. A partir del Medievo, con la creación y la difusión pública de este lugar tenebroso gobernado por diablos, dedicados a atormentar a las almas impuras como castigo por los pecados cometidos durante su vida terrenal, la siniestra atracción religiosa que desde entonces ha provocado el Infierno en la sociedad occidental como condicionante ético y moral, ha hecho que perdure dentro del inconsciente colectivo aun cuando recientemente el propio Papa Francisco ha dicho que el Infierno no existe. Y sólidas razones históricas y religiosas no le faltan para reafirmarse en esa opinión. Pero el Infierno sigue estando latente en la ciudadanía del siglo XXI con sus atroces escenas de horror y, dentro de la literatura medieval, es el Infierno de Dante descrito en “La Divina Comedia” lo que más ha logrado atraer la atención del público debido a la impactante crudeza de los castigos descritos en sus páginas. Incluso, con el paso del tiempo, una palabra directamente relacionada con Dante y su Infierno ha quedado incorporada a nuestro idioma español por su terrible significado: dantesco.

Lo dantesco, lo espantoso, lo terrible, así de contundente e implacable presenta Dante a este Infierno, conmocionando al bibliófilo lector de Lux Atenea con su influyente trasfondo ético y moral. Descripciones que conmueven, que llegan a ser capaces de tocar la fibra sensible del lector a través de la estimulación de su inconsciente, porque Dante convierte a su obra en la detallada exposición de los crueles castigos que se llevan a la práctica en el Infierno. Desde el comienzo, partiendo del bosque oscuro donde es acosado por tres animales feroces, Dante irá describiendo este viaje trascendental, siendo el espíritu del poeta Virgilio el que le guíe durante la bajada al Infierno, en cuya travesía, habrá de pasar por los nueve círculos en los que está dividido ese lugar. Cada uno de estos círculos está dedicado al castigo de una clase de pecador en concreto, por lo que Dante irá describiendo cada suplicio que allí contempla según va atravesando un círculo tras otro, siendo cada vez más terribles esos tormentos cuanto más profundo se halla ese círculo. Los más leves son aplicados en los primeros círculos y, por consiguiente, los pecados más graves son castigados en los círculos más profundos del Infierno hasta formar un abismal embudo del terror formado por estos nueve círculos. Descifrando el mensaje simbólico hasta ahora mostrado, el bosque oscuro del horror representaría a la tierra del pecado y de la corrupción, el poeta Virgilio a la grandeza del espíritu humano de la Época Clásica, y el propio Dante, como ya mencioné anteriormente, representa al alma.

“No hay dolor más grande que el recordar los tiempos felices en la desgracia.”

Los Primeros Cinco Círculos del Infierno de Dante.

En esta primera fase del camino místico de “La Divina Comedia”, que tiene como inicio al alma impura y como final su redención, el primer círculo del Infierno al que llegarán Virgilio y Dante es el limbo, la antesala del Infierno, que es donde moran eternamente las almas sin bautizar, siendo condenadas a no tener posibilidad alguna de contemplar a Dios. Allí es donde se encuentra el poeta Virgilio junto a otros poetas y filósofos de la Antigüedad como Homero, Ovidio, Aristóteles… Partiendo de este círculo, la bajada a las profundidades se convertirá en un crescendo de aflicción y dolor en su manifestación más horrible y desesperada. De camino al siguiente círculo, Dante y Virgilio verán al horrible Minos, juez encargado de juzgar las almas de los pecadores, y, cuando posteriormente llegan al segundo círculo, allí encuentran a quienes pecaron de lujuria, donde son movidos por fuertes vientos sin poder hacer nada para impedirlo, ni para evitar chocar entre ellos, de la misma forma que la pasión les movió sin control durante su vida terrenal. El tercer círculo es el lugar donde se castiga a quienes pecaron de gula, por lo cual ven su carne desgarrada por Cerbero (nombre del perro de tres cabezas del Hades, según la mitología griega) bajo una terrible tormenta de granizo. El cuarto círculo está destinado a castigar tanto a los avaros como a los derrochadores que, divididos en dos grupos, han de empujar grandes volúmenes de oro hasta que terminan chocando entre ellos. Como los cultos lectores de Lux Atenea podrán ver, el cruel destino de los avaros y de los derrochadores es seguir empujando esas pesadas piezas de oro hasta volver a chocar una y otra vez interminablemente.

Pero Dante dejará de ser un mero observador cuando llega al quinto círculo situado a orillas de la laguna Estigia. Habitado por quienes se dejaron poseer por la pereza, o por la ira y la venganza, allí quedan hundidos en ese terreno pantanoso o peleando violentamente entre ellos en la superficie fangosa. Cuando Dante cruza esa laguna tan terrible, es reconocido por uno de sus enemigos políticos (Filippo Argenti), y aquí Dante da rienda suelta a su rencor en estos versos por lo que, de observador atemorizado, pasa a la acción por primera vez desde que comenzara este viaje. Una escena que resulta clave ya que, hasta este preciso momento, los círculos aquí descritos correspondían a pecados de debilidad humana. Dante establecerá muy claramente la separación por intencionalidad a la hora de pecar ya que, dentro de su código moral y ético, no es lo mismo pecar por debilidad humana que pecar intencionadamente y siendo plenamente conscientes de los terribles efectos que desencadena. La maldad es manifiestamente clara en el segundo caso, por lo que el trasfondo psicológico y espiritual vuelve a presentarse en el mensaje cristiano de Dante, siendo crucial para el análisis de “La Divina Comedia”. A continuación, tras llegar a los muros de la ciudad de Dite, los pecados que el maestro florentino va a narrarnos en los siguientes círculos serán mucho más graves, por lo que los castigos aplicados también serán mucho más terribles por su gravedad y por la huella impura que dejaron en el alma de quienes los cometieron.

“La soberbia, la envidia y la avaricia son las tres brasas que queman los corazones.”

Los Últimos Cuatro Círculos del Infierno: Dante entra en la ciudad amurallada de Dite.

La llegada de Dante y Virgilio a la ciudad amurallada de Dite es espectacular. Sus puertas y sus murallas infranqueables protegidas por ángeles caídos, se convierten en un obstáculo imposible de atravesar para Dante hasta que un ángel divino intercede, abriendo sus puertas. El espectáculo que Dante observará detrás de esos muros es brutal e inimaginable. Ya de entrada, en el sexto círculo destinado a quienes no creyeron en la inmortalidad del alma, allí son castigados a permanecer postrados en lechos ardientes. A partir de aquí, entrará en juego un factor que resulta crucial en el juicio que han de pasar las almas por la gravedad de los pecados cometidos: el nivel de malicia. El séptimo y octavo círculo están caracterizados por las subdivisiones internas en los que están estructurados, siendo descritos como recintos en el séptimo círculo y como fosos en el octavo. Vigilado por el Minotauro, al séptimo círculo van a parar quienes no dudaron en usar la violencia con trágica intencionalidad, siendo llevados al primer recinto donde se encuentra el río de sangre hirviente llamado Flegetonte, en cuyas aguas son arrojados quienes provocaron el derramamiento de sangre. Custodiando sus orillas se encuentran los míticos centauros, que no dudan en utilizar las flechas de sus arcos contra quienes tratan de salir de ahí. La sangre que derramaron es la misma que provoca su terrible castigo, y la figura del Minotauro dominando este séptimo círculo simboliza el violento impulso depredador, salvaje, y animal que dominó el espíritu de estos individuos durante su vida.

En el segundo recinto sorprende comprobar cómo los suicidas son transformados en árboles por haber rechazado su condición humana al atentar contra su propia vida, siendo las siniestras arpías las encargadas de convertir su existencia en un suplicio. Quienes malgastaron sus bienes en una espiral autodestructiva también son aquí horriblemente castigados al convertirse en presas para la caza en las batidas que se celebran en estos tenebrosos parajes. Las torturas que Dante observará en el tercer recinto son muy impactantes, siendo castigados los maldicientes blasfemos con abrasadoras arenas, los sodomitas son obligados a correr con el fuego abrasándoles por encima de sus cabezas, mientras los usureros son condenados a permanecer bajo una lluvia de fuego. Pero son los diez fosos llamados en su conjunto como Malebolge por Dante, los que conforman el octavo círculo regido por el monstruoso Gerión, mitad hombre mitad serpiente, un lugar donde son destinados quienes no dudaron en hacer uso interesado de lo fraudulento, quedando el bibliófilo lector de Lux Atenea impresionado por la crudeza de los tormentos aquí aplicados.

En el primer foso del octavo círculo son los demonios con cuernos quienes fustigan los cuerpos desnudos de aquellos que en vida fueron timadores o proxenetas. Sobre excrementos humanos son arrojados los aduladores en el segundo foso, y quienes comerciaron con lo espiritual (cayendo en el pecado de la simonía), en el tercer foso son condenados a ser colocados en hoyos boca abajo con sus pies al aire, mientras son abrasados por el fuego. Quienes engañaron haciendo uso de las mancias son castigados en el cuarto foso a tener su cara del revés en la cabeza, y el lago de brea hirviente del quinto foso está destinado a los malversadores públicos, siendo vigilados por diablos provistos de ganchos que evitan que alguien pueda salir de allí. Los farsantes y los hipócritas han de portar doradas vestimentas de plomo en el sexto foso, mientras los ladrones ven atadas sus manos con serpientes en el séptimo foso antes de convertirse en ellas. En el octavo foso, una lengua de fuego castiga a los malos consejeros que dieron su opinión con interesada malicia, y quienes fomentaron el conflicto en los demás son condenados en el noveno foso a sufrir cortes en su cuerpo a manos de un demonio, con la particularidad de que vuelven de nuevo a sufrir esos tormentos en cuanto la carne de esas graves heridas se cierra. Finalmente, en el décimo foso son las enfermedades las que hacen sentir espantosos dolores y padecimientos que provocan deformaciones en quienes se dedicaron a la falsificación, correspondiendo cada una de las distintas clases de falsificación a una terrible enfermedad en concreto.

En el noveno círculo, es la espectacular visión del pozo donde se ha condenado a los gigantes y a los titanes a permanecer encadenados en sus paredes, lo que más les impresionará. Más abajo, en el fondo del Infierno, Dante y Virgilio se encontrarán en un lugar helado. Un entorno cuyo significado simbólico es la ausencia de la calidez propia de la vida, de las emociones, o de los sentimientos. En definitiva, la ausencia de la energía de la vida. Al contrario de lo que pueda pensar el culto lector de Lux Atenea respecto a las profundidades del Infierno cubiertas por llamaradas de fuego, en “La Divina Comedia”, Dante nos describe ese lugar congelado, permaneciendo hundidos en ese hielo hasta la cabeza quienes cometieron el pecado de la traición. Presidiendo ese tenebroso lugar se encuentra Satanás atrapado en el hielo hasta la cintura, y cada vez que bate sus alas para tratar de librarse de ese tormento provoca que, al mover el aire gélido de ese entorno, siga permaneciendo en ese estado de congelación. Si lo analizamos en profundidad, concebir el fondo del Infierno como un lugar tan inhóspitamente helado tiene sentido al estar situado en el lado opuesto al Paraíso Divino, y si Dios es cálida luz y amor, el lugar más alejado a él debe estar cubierto de oscuridad y de frialdad emocional, por lo que describirlo como un lugar gélido es simbólica y metafóricamente mucho más acertado. Si a ello le unimos que en ese lugar se castiga a quienes traicionaron, o sea, a quienes se aprovecharon de la confianza depositada en ellos para hacer el Mal, la elección de los traidores como pecadores por excelencia es muy acertada. Su falta de empatía emocional y su frialdad sentimental a la hora de ejecutar su traición, encuentra su castigo más justo en ese terrible lugar. Dante vuelve a darnos una lección magistral con el trasfondo de su análisis moral y ético sobre los pecados, y con el castigo correspondiente sobre quienes los cometieron. Como apunte importante sobre esta primera parte del libro, Dante y Virgilio finalmente saldrán del Infierno ascendiendo por el cuerpo de Satanás hasta la luz rumbo al Purgatorio.

“Las arpías después, alimentándose de sus hojas, introducen en ellas el dolor, y por allí mismo dan salida a sus lamentos.”

La Mística en “La Divina Comedia”.

Junto a las descripciones místicas anteriormente mostradas, existe una realidad esotérica y espiritual contenida en estos versos de Dante. Centrándonos en el Infierno, el primer círculo, el limbo, está regido por la Luna, estando directamente relacionado con el éxito material y con el Conocimiento, pero con una carencia espiritual muy clara. En referencia a los no bautizados que lo pueblan, a nivel místico estaríamos hablando de aquellos que no han sido iniciados y no han evolucionado interiormente siguiendo el camino de la trascendencia. El segundo círculo está regido por Mercurio, y el desvío del Conocimiento y de la Sabiduría mística siempre supone sufrimiento interior y un profundo dolor ante la pérdida de la identidad interior por la densidad carnal que condiciona. El tercer círculo está regido por Venus, y es la adicción al placer de los sentidos más primitivos lo que marca a este círculo como desvío espiritual. El cuarto círculo está regido por el Sol, siendo la proyección en la vida real de las aspiraciones materialistas más extremas y las cuales alejan al individuo de su esencia espiritual. El quinto círculo está regido por Marte, de ahí que la ira, la venganza, la violencia, la soberbia, y la inacción dominen este círculo. El sexto círculo está regido por Júpiter, siendo aquellos que juzgan, prejuzgan, y establecen lo que para ellos es la realidad de las cosas sin tener nunca en cuenta el plano espiritual, los que acaban condenándose por aceptar únicamente lo tangible. El séptimo círculo está regido por Saturno, siendo la violencia lo que predomina en este plano porque allí todo se fuerza, desapareciendo cualquier equilibrio, armonía, o cualidad trascendente. El octavo círculo está regido por Urano, siendo el engaño interesado lo que permanece omnipresente, abriendo un amplio abanico de formas y estilos a la hora de llevar a cabo ese juego de las apariencias de maléfica intencionalidad. Lo falso y lo místico son absolutamente opuestos, e imposibles de mezclar dentro del plano espiritual. El noveno círculo está regido por Neptuno, donde la maldad se presenta con su lado más sibilino y trágico por su esencia de traición. La confianza es la base principal de las relaciones humanas, y la traición socava ese pilar causando el mayor de los perjuicios y de los daños que una persona puede sufrir en vida. Es la obscuridad absoluta tapando la luz.

“¿Quién es este que sin haber muerto va por el reino de la muerte?”

La Importancia Artística de “La Divina Comedia”.

Desde el mismo instante en el que comenzó su difusión pública como obra literaria, el Infierno descrito por Dante en “La Divina Comedia” se convirtió en la fuente de inspiración que despertaría la imaginación en artistas de renombre que han pasado a la Historia por la calidad y por el trasfondo de sus obras. Dante Alighieri es referencia artística, y Dante también es esa luz que ha irradiado su imaginería a las mentes del público a lo largo de diferentes épocas hasta nuestros días, sin que se haya alterado en algún momento el mensaje ético y moral de su obra, incluso en la época actual que estamos viviendo cada vez más racionalista y materialista. Si estudiamos con detenimiento la obra maestra de Dante, conceptualmente va más allá de la visión cristiana del mundo debido a que su trasfondo ético y moral encuentra paralelismos con otras religiones y corrientes místicas en todo el mundo, adquiriendo su mensaje esa identificación, esa reafirmación, y esa relevancia universal así reconocida: nuestras acciones negativas durante la vida terrenal tienen consecuencias tras la muerte, si no hay una redención previa, humilde, profunda, y sincera. De ahí que, como analista cultural, sea un placer el poder subrayar la excelsa virtud artística de Dante englobada dentro de la moralidad medieval, en esta reseña publicada en Internet durante la posmodernidad del siglo XXI. “La Divina Comedia”, la descripción literaria más terrible e hipnótica que se haya escrito sobre el Infierno en la Historia de la Literatura Europea. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“Vexilla regis prodeunt Inferni.
(Adelántanse los estandartes del Rey de los Infiernos)”

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.

DANTE ALIGHIERI “LA DIVINA COMEDIA” (Reseña #2125).

Reseña Cultural: 2125 // Reseña Literaria: 600
Reseña actualizada. Publicada el 25 de abril del año 2011 en Lux Atenea.

Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing

LA DIVINA COMEDIA DANTE ALIGHIERI pic1

Publicado por: EDITORIAL JUVENTUD
ISBN: 84-261-0782-6
Edición: 2001 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 360

LA DIVINA COMEDIA DANTE ALIGHIERI pic2

Publicado por: ESPASA CALPE
ISBN: 84-239-7333-6
Edición: 2002 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 529

“¡Oh paciencia de Dios, cuánto soportas!”

Personalmente, como analista cultural valoro a “La Divina Comedia” como la obra literaria más grandiosa por su excelencia artística. Libro considerado por los expertos como la obra cumbre de la literatura medieval, ya en la reseña del magnífico libro “El Enigma Fuerte” recomendaba su lectura a los bibliófilos lectores de Lux Atenea para poder comprender muchos de los secretos alquímicos y herméticos ocultos en sus páginas, si previamente habían leído “La Divina Comedia”. Teniendo en cuenta que, en una reseña, prácticamente es imposible abordar en profundidad un libro de las características de “La Divina Comedia”, la clave de tal imposibilidad viene dada por varios motivos de peso: por el análisis de los más de 14.000 versos escritos por este maestro florentino, por el sentido polisémico de esta obra (tiene varios mensajes inteligentemente superpuestos), y por su espíritu enigmático donde la inspiración creativa quedó enlazada a conceptos aparentemente difíciles de entender. Por este motivo, voy a invitarles a la lectura de esta obra inigualable y, si ya han leído y disfrutado este libro, si les incito a una nueva relectura también habré logrado el propósito cultural de esta reseña a través de este análisis orientado a la explicación global de su estructura, a la descripción de los símbolos más importantes que se van a encontrar en cada una de las tres fases principales de su desarrollo, y, sobre todo, a tratar de hacer que esta obra literaria sea un poco más asequible, comprensible, y atrayente. Entre todas las ediciones de “La Divina Comedia” que tengo en mi biblioteca, he seleccionado estas dos publicaciones por un motivo fundamental: la correcta explicación que se ha realizado en sus páginas sobre la gran mayoría de los personajes y hechos citados en el libro. Además, la edición publicada por la Editorial Juventud viene engalanada con este prólogo que es un auténtico lujo cultural, al haber sido escrito por uno de los genios de la literatura cuyas obras estoy teniendo el placer de reseñar en Lux Atenea: el ilustre escritor austriaco Stefan Zweig (1881-1942). Una perspectiva intelectual cuyas brillantes palabras serán del agrado del bibliófilo lector amante de las opiniones literarias más cultas y distinguidas.

LA DIVINA COMEDIA DANTE ALIGHIERI pic3

“…vi algunas almas encenagadas en aquel pantano, completamente desnudas y con irritado semblante. Se golpeaban no sólo con las manos, sino con la cabeza, con el pecho, con los pies, arrancándose la carne a pedazos con los dientes.”

“La Divina Comedia” es una obra marcada por el pensamiento medieval y por la visión cristiana del mundo. Tiene el honor de llevar ceñida la corona de Italia sobre sus páginas ya que, para escribir este libro, Dante Alighieri descartó el latín (lengua franca en Occidente en aquella época) como idioma con el cual crear esta obra literaria, decantándose por el uso del italiano antiguo (considerado entonces como ‘volgare’) y que será la semilla lingüística del italiano moderno. Debido a esta circunstancia, “La Divina Comedia” rápidamente se convertirá en el libro de obligada lectura en la mayor parte del territorio italiano y, a partir de entonces, pasa a ser denominado con el ilustre nombre de “Il Libro”. Una predisposición artística de Dante por el italiano antiguo que viene motivada por la falta de adaptación, de flexibilidad, y de amplitud conceptual del latín al observarlo como un idioma incompatible con sus ideas artísticas respecto al espíritu que quiere darle a su obra. “La Divina Comedia”, como fiel reflejo del cristianismo católico en su visión del universo regido por Dios, se encuentra dividida en tres grandes apartados o mundos: el Infierno, el Purgatorio, y el Paraíso. Además, una serie de cantos vertebran el cuerpo poético de esta obra, presentándose como una sucesión de pequeños relatos que, unidos, cohexionan esta odisea llevada a cabo por su principal protagonista, que no es otro que el propio Dante. Cada una de estas partes tienen sentido dentro de un Todo Divino global, siendo precisamente este ordenamiento tan preciso de cada uno de los cantos, lo que será la prueba, el reflejo, y la manifestación más clara de Dios como Creador.

LA DIVINA COMEDIA DANTE ALIGHIERI pic4

“La Divina Comedia” es una obra que nos describe, que nos informa, que nos advierte, que nos previene sobre la implacable Justicia Divina post-mortem que a todos nos depara. Un Dios que se impone por el uso de la Justicia Divina, de su Justicia aplicada a todos los seres humanos que incumplen sus leyes universales. Unas leyes que han de ser las leyes de los seres humanos, y que todo aquel que ose quebrantarlas en vida, tras su inevitable muerte, su alma habrá de sufrir las consecuencias de los actos impuros cometidos. En “La Divina Comedia”, quien no obedece e incumple las Leyes de Dios en vida, habrá de sufrir su castigo correspondiente tras la muerte y este es uno de los pilares conceptuales y religiosos principales de esta obra literaria. También, aquel que se arrepienta de los actos cometidos tendrá al Purgatorio como lugar donde poder limpiar su alma y hacerla digna ante Dios. El Purgatorio es el segundo pilar fundamental en esta obra, y aquellos cuyas vidas han seguido la senda de Dios, haciendo suyas sus leyes pese a las dificultades padecidas, tendrán finalmente como recompensa la elevación de sus almas al Cielo. Una vez allí, pasarán a formar parte del Reino de Dios. El Paraíso es el tercer pilar fundamental de “La Divina Comedia”, cuyo mensaje principal está sostenido con firmeza por la Justicia Divina omnipresente en toda la obra.

LA DIVINA COMEDIA DANTE ALIGHIERI pic5

“…esos que no tienen cabellos que cubran su cabeza fueron clérigos, papas y cardenales, a quienes les subyugó la avaricia.”

Como pueden comprobar los biliófilos lectores de Lux Atenea, describir el Infierno, el Purgatorio, y el Paraíso de “La Divina Comedia” de forma detallada en una reseña es imposible, pero sí puedo ofrecerles algunas claves con las cuales poder comprender algunos de sus principales misterios. Empecemos por el principio, por el Infierno. Quien guía a Dante, tanto en el Infierno como en el Purgatorio, no es otro que el poeta Virgilio. Cuando Dante se adentra en el Infierno, ha de atravesar una serie de zonas o círculos marcados por una característica que los define y los diferencia del resto. Cada círculo está habitado por una clase en concreto de pecadores y, a su vez, cada círculo contiene un suplicio o castigo acorde con el pecado cometido y que le es aplicado a sus moradores. Por este motivo, existe un círculo infernal donde van a parar los suicidas, otro donde van a parar los sacrílegos, otro donde van a parar los que desprecian a Dios… Dante y Virgilio, tras atravesar todos estos círculos a lomos de la bestia mitológica Gerión, se moverán desde el último círculo hacia las profundidades hasta llegar a la ciudad de Malebolge, cuyo nombre significa ‘fosas malditas’. Dante, guiado por Virgilio, atravesará las diferentes fosas infernales en cuyo interior reciben tormento los pecadores completamente desnudos y, al igual que en los círculos, cada fosa contiene una clase de pecador al cual se le aplica su correspondiente castigo. Unos macabros y siniestros lugares donde los aduladores, ladrones, jueces injustos, traidores… son torturados y mutilados de forma inmisericorde en cada una de estas fosas. En definitiva, el paseo de Dante por el Infierno se presenta como una horrorosa travesía entre suplicios y lamentos detalladamente descritos. Sin duda alguna, un paseo ‘dantesco’. Estas son algunas de las claves del Infierno con las cuales podrán entender los mensajes que Dante oculta tras algunos de los nombres y de los lugares mencionados en esta primera parte del libro:

Lucía: Gracia que ilumina.
Raquel: Símbolo de la vida contemplativa.
Las Siete murallas del castillo: Estas son la Justicia, la Fortaleza, la Templanza, la Prudencia, la Inteligencia, la Sabiduría, y la Ciencia.
Dite: Ciudad del dolor. Sobrenombre de Plutón.
Proserpina: La Luna. La reina del llanto eterno. Esposa de Plutón.
Medusa: Tiene el don de petrificar a las personas con su mirada. Representa el placer de los sentidos, los cuales, endurecen el corazón oscureciendo el entendimiento, o sea, anulando la inteligencia.
Estigia: Palabra griega que significa ‘odio, tristeza y horror’.
Perilo: Ateniense cuya invención fue un toro de bronce dispuesto de tal modo que, introduciendo en su interior a una persona y puesto sobre las llamas, los gritos de la víctima sonaban como los bramidos de un toro. Tras presentarlo al tirano Falaris, éste ordenó que Perilo fuese el primero en probarlo.
Tebas: Ciudad consagrada a Baco.
Flegetón: Río cuyas aguas no son otra cosa que sangre hirviendo.
Los Tres Vientos (vicios), principales generadores de todo mal: la soberbia, la envidia, y la avaricia.

El Infierno queda atrás. Dante y Virgilio ponen rumbo a su nueva etapa, el Purgatorio, lugar donde se purifican las almas para hacerlas valedoras del Paraíso. Allí conocerán a Catón, guía y custodia de este lugar, iniciando entonces la travesía del Purgatorio. Lo primero que Dante experimenta es el tremendo asombro que su presencia origina en las almas que allí se purifican debido a que Dante respira, y las almas, al no respirar, ven en ese acto el signo de su vida terrenal anterior. En la tierra se necesita respirar para poder vivir pero, en el Purgatorio, no es necesaria tal cualidad. El posterior encuentro con el ángel de Dios marcará el inicio de la ascensión de Dante hacia el Cielo, pero no será nada fácil. Escarpados barrancos, colosales rocas y vertiginosas subidas convertirán esta travesía en un viaje difícil y complicado hasta la cima. Tras el paso por el lugar donde se encuentran los pecadores con muerte violenta, y el encuentro con los dos ángeles armados con espadas de fuego, Virgilio y Dante llegarán a los tres escalones de color blanco, negro, y rojo. Allí será marcado el rostro de Dante con siete letras “P”, simbolizando cada una de ellas un pecado capital. Tras cruzar una puerta, se adentrará en un lugar desconocido formado por siete círculos y, por cada círculo que atraviesa, una “P” desaparece de su rostro. Haciendo hincapié en tan misterioso lugar, éste es el significado de cada uno de los círculos que Dante recorrerá: Purificación de la Vanidad (es la travesía más dificultosa) – Purificación de la Envidia (aquí Dante describe el fundamento de la envidia con suma exactitud) – Purificación de la Ira – Purificación de la Pereza – Purificación de la Avaricia – Purificación de la Gula – y Purificación de la Lujuria.

LA DIVINA COMEDIA DANTE ALIGHIERI pic6

“…y me alegraron más los males ajenos que mis propias venturas.”

Una vez dejan atrás esos siete círculos y habiendo quedado el rostro de Dante sin marca alguna, Virgilio se despide. Ante los ojos de Dante se presentan las aguas del Leteo (tienen la propiedad de borrar los recuerdos a quien las cruza) y del Eunoe (permiten no olvidar los recuerdos de las cosas buenas), las cuales ha de atravesar para llegar a la orilla del Paraíso. A partir de aquí, Dante seguirá en solitario en este viaje sin un guía que le oriente. Algunas de las claves existentes en la fase del Purgatorio son las siguientes:

Apolo y Diana: Sus símbolos son el Sol y la Luna.
Lombardos: Así llamaban los franceses a los italianos.
Nuevo Pilatos: Así llamó Dante al rey francés Felipe IV de Francia, el Hermoso, por la destrucción de los Templarios y la apropiación de sus bienes por él ordenada.
Catón: Prefirió suicidarse antes de perder su libertad tras la caída de la República Romana a manos de Julio César.
Fabricio: Cónsul romano que, aún en una situación de pobreza, rechazó las riquezas que le ofreció el rey Pirro para corromperlo.
La Sed Natural: Así denomina Dante al ‘deseo de saber’.
Las Tres Parcas (o moiras): Láquesis es la parca que pone el ovillo de la vida en la rueca cada vez que un nuevo ser humano nace; la parca Cloto lo hila mientras dura su vida; y Átropos es la encargada de cortarlo cuando llega su existencia a su fin.
El veneno de Venus: Así denomina Dante al ‘sexo’.
La Dulce Fruta: Así denomina Dante a ‘la felicidad’.
Lía: Símbolo de la vida activa.
Delia: La Luna.
Las Tres Virtudes Teologales: la Fe (color blanco), la Esperanza (color verde) y la Caridad (color rojo).
Las Cuatro Virtudes Cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza, y Templanza.
Los Tres Ojos de la Prudencia: Uno mira al pasado, otro al presente y el otro al porvenir.
El Manzano: Símbolo de Jesucristo.
Beatriz: Símbolo de la ciencia de las cosas divinas. Viste un velo blanco, un manto verde y un vestido rojo. Su corona de olivo simboliza la Sabiduría (Sabiduría – Minerva/Atenea – el olivo es su árbol consagrado).

“¡Oh maravilla!, cuando arrancó la humilde planta, volvió otra a renacer súbitamente en el mismo sitio de donde había sido arrancado aquella.”

Cuando Dante llega al Paraíso se encuentra en la etapa final de su viaje, y este Paraíso se encuentra dividido en nueve Reinos que ha de recorrer. Una cualidad marca a cada uno de estos Reinos, definiendo en su esencia a las almas que allí moran:

Primer Reino: La Luna. Aquí están quienes faltaron a los votos.
Segundo Reino: Mercurio. Se está aquí como recompensa tras los méritos terrestres.
Tercer Reino: Venus. Lugar habitado por quienes quieren encontrarse con la perfección en el Amor.
Cuarto Reino: El Sol. Quienes aquí se encuentran tienen como objetivo adorar y entregarse totalmente a Dios.
Quinto Reino: Marte. Aquí se encuentran quienes alcanzaron renombre.
Sexto Reino: Júpiter. Los firmes de convicción aquí tienen morada.
Séptimo Reino: Saturno. Donde las almas se encuentran en silencio al servicio de Dios.
Octavo Reino: Estrellas fijas. Aquí se encuentran quienes poseen una fe absoluta en Dios.
Noveno Reino: El Empíreo. Quienes más aman y más Sabiduría tienen, aquí encuentran el más armonioso lugar.

A continuación, les dejo algunas de las claves que les ayudarán a comprender este Paraíso ‘aparentemente sencillo’:

El pan de los ángeles: Así denomina Dante a ‘la contemplación de la Suma Verdad’.
El Templo de Jano: Templo romano que permanecía abierto durante la guerra y cerrado en tiempos de paz.
Cipriana: Venus, diosa de Chipre.
Tifeo: Titán que se encuentra sepultado bajo el volcán Etna.
La hija de Latona: La Luna.
La Ninfa Eco: Enamorada de Narciso, se consumió quedando solo su voz.
Alfa y Omega: El Principio y el Fin.

El objetivo principal de Dante no es otro que el encuentro con el Amor Perpetuo que parece estar al alcance de su mano, pero el apasionante final de esta obra prefiero dejarla en manos de su curiosidad despertada. “La Divina Comedia”, como analista cultural, desde Lux Atenea les deseo que cada una de las páginas de este maravilloso libro les atraiga con la misma pasión que me viene fascinando desde que lo leí por primera vez. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“En la tierra no hay quien gobierne, por lo cual va tan descarriada la raza humana.”

LA DIVINA COMEDIA - DANTE ALIGHIERI

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.