“NEGOCIOS SON NEGOCIOS”, DANIEL MUCHNIK (Reseña #2091).

Reseña Cultural: 2091 // Reseña Literaria: 571
Reseña actualizada. Publicada el 30 de junio del año 2010 en Lux Atenea.

Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing

Publicado por: BELACQVA
ISBN: 84-96326-07-1
Edición: 2004 (EDICIÓN COMPRADA)

NEGOCIOS SON NEGOCIOS DANIEL MUCHNIK

“Business As Usual.”

“Negocios son Negocios” es un libro cuya información impresa en sus páginas no dejará indiferente al bibliófilo lector de Lux Atenea. Documentada de forma muy seria y rigurosa, esta obra incluye desde referencias a la complicidad de la banca suiza con los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, al Fondo Hitler creado por los principales magnates y empresarios alemanes para apoyar al partido nacionalsocialista. Indiscutiblemente, muchos vieron en Adolf Hitler a un líder capaz de acabar con la amenaza comunista en Alemania, además de los suculentos beneficios que cada apoyo económico al régimen podía traer a una empresa al permitirle cerrar tratos de preferencia y de dominio en el mercado. En este clima de grandes beneficios a cambio de la complacencia política y un importante donativo monetario, Adolf Hitler consiguió que nunca le faltara el dinero para poder lograr los objetivos políticos que estaba dispuesto a conseguir con determinación. Pese a que la financiación del partido nacionalsocialista alemán fue una de las fuentes de preocupación más importantes en el inicio de su andadura política, en unos años, Adolf Hitler logró convencer a los principales dirigentes de la industria alemana para que le apoyaran económicamente y, a cambio, él eliminaría definitivamente el riesgo de una victoria comunista en tierras germanas.

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“La ahora famosa compañía de prendas y perfumes Hugo Boss –en 1930, menos ambiciosa que la actual- confeccionó uniformes y prendas interiores para los nazis. No hay constancias por ahora de una afiliación de Boss al nazismo, pero sí de que hizo buenos negocios con los nazis.”

Apoyado en este planteamiento político, Adolf Hitler pudo transmitir a los grandes magnates empresariales alemanes que era el único capaz de evitar que socialistas y comunistas acabaran convirtiendo a Alemania en una república socialista de corte soviético que arruinaría sus imperios económicos, tras la consiguiente nacionalización industrial y monetaria del país. La fuerza de los partidos de izquierdas en Alemania era considerable, y el poder de los sindicatos era omnipresente en la vida social alemana durante los años posteriores a la Primera Guerra Mundial. El imparable avance del partido nacionalsocialista, unido a unas desafortunadas medidas sociales y políticas llevadas a cabo durante los últimos años en la República de Weimar, lo llevarían al poder en muy poco tiempo y, después de su nombramiento como canciller, Adolf Hitler comenzó a tomar medidas radicales contra los dirigentes políticos y sindicales de izquierdas en todo el país. Esa fuerte determinación política traería consigo el apoyo casi absoluto de toda la comunidad empresarial alemana e, incluso, de una parte de los grandes magnates occidentales que tenían bajo su mando a poderosas multinacionales con recursos económicos casi ilimitados.

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“Veían con agrado un sistema fascista mundial que los tuviera a ellos como sus únicos y exclusivos hombres de negocios.”

Con Adolf Hitler en el poder, las grandes multinacionales no tardarían en llamar a la puerta de la Cancillería para hablar de negocios con el nuevo régimen. Cuando además logra sacar a Alemania de la gravísima recesión en la cual estaba hundido el país, termina radicalmente con los altos índices de paro y, en unos años, empieza a florecer de nuevo una clase media con poder adquisitivo. La imagen pública de Adolf Hitler como líder político queda fijada en las mentes de los principales dirigentes económicos internacionales como ejemplo a seguir y apoyar. El resurgir económico alemán sorprenderá a todo el mundo pero, en el imperio ideado por Adolf Hitler, ese peldaño es el primero a subir en la ambiciosa escalera política que deberá transformar a Alemania en una superpotencia económica y militar que domine el mundo. Las anexiones territoriales no serán más que los preparativos del inicio de la Segunda Guerra Mundial, y una parte del apoyo de estas grandes multinacionales no se cortará durante prácticamente todo el conflicto. Como los cultos lectores de Lux Atenea podrán leer en estas páginas, el negocio era el negocio y, por razones políticas no estaban dispuestos a prescindir de ello para que se lo llevaran otros.

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“Cuando los soldados norteamericanos desembarcaron en 1944 en Normandía a bordo de jeeps, camiones y tanques elaborados por las grandes compañías automotrices norteamericanas, se encontraron con la sorpresa de que los alemanes utilizaban camiones fabricados por Ford y por Opel, la subsidiaria de GM en el país germano.”

Para algunos lectores puede resultar muy duro leer que empresas como Volkswagen o Daimler-Benz usaran mano de obra esclava en sus plantas, o que IG Farben, el gigantesco conglomerado industrial alemán promocionado por el régimen, usara también aquella mano de obra esclava proveniente de los campos de concentración. Pero este dato no debe sorprendernos viniendo de un país dominado política y socialmente por estrictas leyes raciales. En Alemania, todo lo que no fuera ario no tenía derecho alguno, era menospreciado, no tenía valor humano, y lo que más les impactará en este libro es informarse sobre cómo grandes empresas aliadas como Ford, Standard Oil, ITT, Chase Manhattan Bank, Texaco, Du Pont, General Motors, Shell, General Electric, Westinghouse… hicieron suculentos negocios con Adolf Hitler durante aquel periodo. En el libro “Negocios son Negocios”, desde el punto de vista empresarial no queda tan clara esa línea de separación donde los malos son los nacionalsocialistas y los buenos son los aliados en esta contienda. Es obvio que los soldados si que fueron los únicos que tuvieron clara su posición en el conflicto, pero muchos políticos y empresarios jugaron en ambos bandos con fines económicos y político-estratégicos que impiden poder verles como personas fieles y comprometidas con su propio bando en aquella cruel y devastadora guerra. Salvo en el terreno militar, este doble juego es el que hace que el bando aliado pueda ser visto como una grisácea nebulosa donde nada queda del todo claro, salvo en el caso del dinero y de los grandes beneficios.

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“Paradójicamente, el producto con el cual los bombardeos sobre Londres fueron posibles, fue remitido a Alemania desde la subsidiaria inglesa de la Standard Oil. La Standard Oil también proveyó a Japón de ese estratégico componente.”

Desde que el mundo es mundo, el dinero es el que ha mandado, el que manda, y el que seguirá mandando en cualquier acción política y social importante, y la Segunda Guerra Mundial fue un escenario internacional donde el dinero volvió a ser el factor clave. Nos puede gustar o no todo esto, pero en nuestra sociedad occidental y en todo el mundo, es el capitalismo y sus leyes los que dominan nuestra existencia, y no se ve una posible alternativa económica en el futuro más cercano. Para el capitalismo, el dinero y el beneficio lo son todo. Todo tiene un precio en esta vida, lo queramos ver así o no, y la moral y la ética están en un segundo plano en el entorno capitalista que domina nuestra sociedad postindustrial a través de unas reglas del juego que se encuentran muchas veces situadas precisamente por encima de la ética y de la moral, elementos dominantes en las sociedades religiosas, por cierto. El dinero es el nuevo Dios y sus seguidores se multiplican día a día en todo el planeta, y quien diga lo contrario, sencillamente miente si tiene alguna aspiración económica importante o el deseo de tener una cuantiosa prosperidad material en esta vida. Por lo tanto, es difícil hablar de ética y de moral cuando se habla de grandes asuntos empresariales y económicos ocurridos en el último siglo. Cuando se tocan estos temas económicos y bélicos, casi es mejor hablar de países vencedores y de países sumisos o vencidos porque quién gana una guerra, impone sus normas. Además, en este siglo XXI, la ética y la moral occidental no están precisamente en uno de sus mejores momentos sociales, y el mundo de los negocios tiene muy claras sus reglas. “Negocios son Negocios”, cuando para algunas grandes empresas occidentales, la Alemania nacionalsocialista se convirtió en un próspero negocio creado al margen de los intereses políticos. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“El 56% del total del oro adquirido por Suiza entre 1939 y 1945 se comerció con los países aliados, en especial Estados Unidos, Inglaterra y Canadá. El último embarque alemán ascendía a 278 millones de dólares de oro saqueado. Fuentes del Banco Central Suizo admiten sin rubores que la banca suiza aceptó transformar en divisas el 76% del oro puesto en el mercado por los nazis. Se trata de unos seis mil millones de dólares en valores actuales.”

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Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.

“WALTER SCHELLENBERG, MEMORIAS DEL JEFE DEL ESPIONAJE ALEMÁN” (Reseña #2090).

Reseña Cultural: 2090 // Reseña Literaria: 570
Reseña actualizada. Publicada el 14 de noviembre del año 2008 en Lux Atenea.

Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing

Publicado por: BELACQVA
ISBN: 84-96326-55-1
Edición: 2005 (EDICIÓN COMPRADA)

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“¿Quién puede leer el corazón humano?”

Siempre me ha gustado leer y analizar los libros de memorias escritos por importantes personajes de la Historia. Este interés histórico se acrecienta si la persona tuvo un protagonismo muy especial, si fue un elemento clave en tiempos difíciles, o si además no dejó ni su huella ni su nombre para la posteridad, quedando en un segundo plano dentro del conocimiento público general respecto a temas históricos muy señalados y relevantes. Una de estas personas fue Walter Schellenberg, jefe del Servicio de Espionaje Alemán durante el mandato de Adolf Hitler, y por cuyas manos pasaron importantes informes y datos confidenciales para la nación. Alejándome completamente de prejuicios políticos e ideológicos, valoro a esta obra como uno de los libros fundamentales que hay que leer a la hora de poder profundizar en cómo, y en qué dirección se movieron los intereses del régimen nacionalsocialista alemán antes y durante la guerra hasta su hundimiento final en el año 1945. En el extraordinario libro “Walter Schellenberg, Memorias del Jefe del Espionaje Alemán”, los bibliófilos lectores de Lux Atenea también podrán informarse sobre qué hilos se movían dentro de la estructura gubernamental alemana en aquella época, qué dirigentes políticos estaban enemistados o en alianza con otros, y qué cualidades los mantenían en la cúspide del poder o, por el contrario, qué debilidades les podían hacer caer en desgracia y sin posibilidad alguna de trato de favor.

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Aunque el régimen nacionalsocialista pueda llegar a parecer un sólido y poderoso bloque inexpugnable, y sin fisura alguna, cuando las páginas de este libro empiecen a ser analizadas por el culto lector de Lux Atenea comenzará a darse cuenta de que esa imagen de estructura monolítica impenetrable era falsa. La realidad fue más bien la contraria, presentando un dimensionamiento, una estructura, una división de poderes, y un gasto económico absolutamente insostenible. En “Walter Schellenberg, Memorias del Jefe del Espionaje Alemán” podrán comprobar cómo el servicio de espionaje soviético llamado ‘La Orquesta Roja’ por el propio servicio secreto alemán, logró infiltrarse en prácticamente todos los estamentos e instituciones gubernativas, militares, y políticas, y pese a todas las redes que les desarticularon durante aquel periodo de tiempo, ayudándonos a ver aquella realidad histórica de forma muy distinta. La guerra es verdad que la ganan los soldados en el frente de batalla, pero la guerra moderna no depende en exclusiva de este factor humano de combate para alcanzar la victoria con eficacia ante el enemigo. La clave de la guerra moderna siempre será la información, y la cuestión clave siempre será no solamente saber qué recursos tiene el enemigo, sino también qué planes tiene pensado realizar a corto, medio, y largo plazo, de qué unidades dispone y dónde estarán situadas, cuál es el número de unidades que movilizará en un frente de batalla, en un área, o en un sector… Además, la cuestión estratégica fundamental también acaba siendo la desinformación del enemigo a través del filtrado de informaciones falsas a sus organizaciones de espionaje, o incluso de informaciones imprecisas cuya veracidad quede fuera de duda o sea difícilmente rebatible para confundirlos, o llevarlos al terreno deseado. En esta guerra de la información y de la desinformación en los servicios secretos se movió Walter Schellenberg, y en sus palabras encontrarán momentos y razonamientos que convierten más de cuatrocientas páginas en un apasionante viaje al pasado. “Walter Schellenberg, Memorias del Jefe del Espionaje Alemán”, el desvelo de la realidad vivida en Alemania durante el gobierno nacionalsocialista. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

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Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.

“LA GUERRA COMO NEGOCIO”, ROLF UESSELER (Reseña #1968).

Reseña Cultural: 1968 // Reseña Literaria: 464
Reseña actualizada. Publicada el 23 de noviembre del año 2012 en Lux Atenea.

Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing

Publicado por: BELACQVA
ISBN: 84-96694-70-5
Edición: 2007 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 264

LA GUERRA COMO NEGOCIO ROLF UESSELER BELACQVA

“Con la Paz de Westfalia de 1648 quedó sellado el monopolio estatal del uso de la fuerza armada en Europa. Hoy, cuatrocientos años más tarde, su uso legitimo vuelve a ser un fenómeno en el mercado.”

La caída del Muro de Berlín a finales del siglo XX no sólo ha tenido como consecuencia la completa modificación de las relaciones políticas internacionales, o el inicio de la expansión de una nueva realidad económica a la que llamamos globalización, sino también una radical transformación de las fuerzas militares nacionales a escala mundial, habiéndose quedado sus estructuras obsoletas en muchos países debido a varios factores que son esenciales para el mantenimiento de unas fuerzas militares inspiradas en la implicación directa de la ciudadanía a través del reclutamiento. En el fondo, todo ello es una revolución conceptual apoyada en la creencia de que una fuerza militar formada por unidades reclutadas motivadas por la defensa de su país, o sea, por la defensa de su familia, de su propiedad, y de su cultura, ganaría a otras fuerzas militares contratadas (mercenarios) que son únicamente fieles a quien mejor les paga. La contundente realidad de los hechos demostraría esa superioridad moral de las fuerzas nacionales en caso de conflicto. El culto lector de Lux Atenea es consciente de que el siglo XX ha llegado a su fin, y las sociedades civiles occidentales cada vez rechazan con mayor firmeza esa implicación a la hora de pertenecer a sus fuerzas militares nacionales. No solamente rechazan esa responsabilidad, sino también observan las acciones protagonizadas por esas mismas fuerzas nacionales en caso de conflicto de forma analítica y crítica. Una opinión pública cuyo poder ha logrado que algunas naciones occidentales hayan renunciado al reclutamiento obligatorio, que los presupuestos para la Defensa hayan sufrido mermas constantes hasta reducirlo a prácticamente un presupuesto de mantenimiento mínimo, o que algunos militares hayan sido juzgados por sus acciones en combate tras haberse rebasado ciertas líneas morales y éticas para la sociedad. En un Estado moderno e independiente, las Fuerzas Armadas han de defender la integridad territorial y el futuro económico de la nación para garantizar la seguridad de sus ciudadanos y, si fuera necesario a nivel político, incluso entrar en conflicto bélico si esos intereses estuvieran amenazados tanto a nivel nacional como internacional. Pero, en este siglo XXI, con la presión constante de la opinión pública occidental sobre los presupuestos militares, nada de ello está siendo así, sino más bien todo lo contrario. Y no es que uno sea pro militarista, sino que estos planteamientos de fortalecimiento de las Fuerzas Armadas nacionales son de sentido común en un mundo tan inestable como el actual, y mermar su poder lo único que crea es inseguridad para la nación. Debido a este panorama social y político, la solución alternativa que han encontrado algunos gobiernos occidentales en su defensa de los intereses nacionales por ese encorsetamiento económico y legislativo de las fuerzas militares se llama compañías militares privadas. Sobre estas poderosas empresas recientemente creadas que manejan hoy día cuantiosos presupuestos, impensables hace tan solo una década, nos habla el libro “La Guerra Como Negocio”. Una obra de actualidad que sorprenderá a más de un bibliófilo lector de Lux Atenea interesado en conocer el mundo en el que vivimos.

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“Estas compañías no pertenecen a la cadena de mando militar.”

De todos es sabido que el desgaste del poder militar que están experimentando muchas naciones en todo el mundo, en un vacío de poder cada vez mayor, está llevándolas a la pérdida de la presencia del Estado en una parte de su territorio, a la fractura interna en zonas autónomas donde el poder político, legislativo, judicial, y militar del Estado es nulo o prácticamente testimonial, al desamparo de su población provocado por ese vacío de poder estatal, y a la aparición de nuevos focos de poder con una relevancia militar cada vez mayor tanto dentro como fuera de sus fronteras, y que incluso está llegando a afectar a las relaciones internacionales. Un vacío del poder del Estado al cual se está sumando la creación de un mayor número de países en el mundo tras la aparición de nuevos líderes políticos y militares que, aprovechándose de esa debilidad del poder militar nacional, están consolidándose sin que el Estado pueda hacer nada al respecto… salvo contratar a estas compañías militares privadas en algunos casos. Si además, en esta relación incluimos los intereses estratégicos de otras naciones o empresas multinacionales cuyo futuro está condicionado por el suministro de materias primas esenciales para su estabilidad o crecimiento económico de cara al futuro, la contratación de estas empresas militares privadas se está convirtiendo en la solución perfecta dentro de esta difícil y complicada situación internacional a pesar de su elevado coste. Y es que inestabilidad política mundial, más la opinión pública occidental tremendamente crítica con las intervenciones militares de sus Fuerzas Armadas y que pasan factura a sus gobiernos, más la reducción constante de los presupuestos para esas mismas Fuerzas Armadas, está teniendo como resultado la inevitable contratación de estas compañías militares privadas precisamente por estar completamente al margen de esa inquisitiva mirada pública. Mientras las Fuerzas Armadas nacionales deben dar explicaciones y justificar constantemente sus presupuestos y acciones, las empresas militares privadas no tienen esa misma obligación debido a que se rigen por las leyes mercantiles, y a pesar de que puedan realizar el mismo trabajo o protagonizar las mismas acciones militares que las fuerzas nacionales. Esta ventaja de las compañías militares privadas es clave en este asunto para los gobiernos y para las empresas que las contratan de cara a la opinión pública.

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“Las empresas militares privadas comenzaron a firmar acuerdos regulares con estados, gobiernos, organizaciones de ayuda humanitaria y de paz, e incluso con la ONU.”

Llamar a estas compañías militares privadas con el apelativo de “empresas de mercenarios”, después de haber leído y analizado este libro, me parece que mostraría una gran desinformación por parte de quienes así las definan. En estas interesantes y esclarecedoras páginas podrán comprobar cómo los trabajos para los cuales son contratadas abarcan desde los servicios de seguridad hasta los servicios secretos, desde el mantenimiento de instalaciones militares y privadas hasta el transporte de tropas y materiales a las zonas de conflicto, desde la formación de militares y de fuerzas de seguridad hasta la intervención directa en la primera línea de combate… en definitiva, las compañías militares privadas se están convirtiendo en un factor clave dentro de la fuerza militar de algunas naciones y, dada la situación actual, creo que su presencia es en estos momentos imprescindible. Además, su gran rentabilidad está provocando la diversificación de sus áreas de influencia y el incremento del número de estas compañías militares privadas. La compra de algunas de las empresas más importantes de este sector por las grandes empresas fabricantes de armamento, ha dado como resultado final la consolidación de conglomerados empresariales armamentísticos capaces de ofrecer avanzados y sofisticados productos a sus clientes, incluyendo una detallada formación sobre su uso que es realizado por estos profesionales sumamente especializados. E, indiscutiblemente, si estos mismos profesionales de la guerra son contratados por una nación para la defensa de sus intereses, éstos llevarán consigo el uso de la tecnología militar que es propia de su empresa matriz. Si esa misma nación quisiera modernizar sus Fuerzas Armadas en un futuro, es muy clara la empresa armamentística a la cual harán el pedido. Por este motivo, ante la unión cada vez más estrecha de intereses económicos, empresariales, nacionales, y militares en Occidente, va a ser algo inevitable que las compañías militares privadas sigan creciendo como lo han estado haciendo a lo largo de estos últimos años, sobre todo, ante la inminente crisis de materias primas que ya se está viendo en nuestro horizonte para las próximas décadas. Y sin materias primas, o sin el control de esas materias primas, Occidente entraría en una inexorable crisis económica cuyos efectos serían muy graves para su sociedad y para su poder político a nivel mundial. En esta sociedad occidental basada en la compra masiva de productos de consumo a bajo coste, su grave encarecimiento traería consigo el conflicto social y, en este mundo global, o gobiernas o te gobiernan, o sea, o eres independiente y mandas, o eres dependiente y obedeces los dictados que te ordenen desde el exterior. Por esta obvia y contundente razón, y teniendo en cuenta las nuevas estructuras geopolíticas y económicas existentes, las compañías militares privadas son y seguirán siendo imprescindibles para los gobiernos y para algunas grandes empresas. “La Guerra Como Negocio”, o por qué renacen las compañías militares privadas en Occidente en este siglo XXI. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“Los contratos de derecho privado no permiten que el cliente se inmiscuya en los asuntos de la empresa.”

LA GUERRA COMO NEGOCIO - ROLF UESSELER

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.