Reseña Cultural: 2087 // Reseña Literaria: 567
Reseña actualizada. Publicada el 4 de febrero del año 2008 en Lux Atenea.
Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing
Publicado por: EDICIONES SIRUELA
ISBN: 84-7844-688-5
Edición: 2003 (EDICIÓN COMPRADA)

“Para quien está encerrado en una tumba, el tiempo no tiene valor.”
“La Lechuza Ciega” es una de las obras literarias que el mítico artista francés André Breton (1896-1966) adoró, además de ser una de las joyas literarias más importantes que se hayan escrito en Irán durante el siglo XX. Tras haber tenido una formación académica de corte europeo, su autor Sadeq Hedayat se estableció en Francia e inició su propia carrera artística dentro del apasionante universo de las Letras. De vuelta a su país natal (Irán), la falta de adaptación a aquella sociedad bastante alejada de las corrientes intelectuales que fluían en las sociedades modernas occidentales, provocará que anhele el retorno a la ciudad de sus sueños: París. En el año 1951, desilusionado y desesperanzado se suicidó a la edad de 48 años, a pesar de su éxito literario y de que su influencia artística había traspasado fronteras conceptuales hasta situarle en la vanguardia cultural del momento en una posición de auténtico privilegio. En Sadeq Hedayat, los bibliófilos lectores de Lux Atenea van a encontrar ese claro ejemplo de que, en esta vida, para algunos artistas no todo se resume al éxito, a la fama, y a la vida económicamente desahogada. Las tensiones existenciales y espirituales pueden romper el hechizo materialista más férreo y aparentemente cautivador e indestructible. A Sadeq Hedayat, los sentimientos le llevaron a una sensibilización extrema de la realidad. Una perspectiva vital que no solamente por estar posicionada en el límite, deja de tener peso e importancia en el caminar del ser humano sobre la tierra.

“En sus ojos, en sus negros ojos, hallé la eterna y profunda oscuridad que andaba buscando.”
La lechuza, símbolo de la Sabiduría, de la inteligencia, y de la paciencia. Una lechuza que, en esta extraordinaria obra literaria, escupe sangre, escupe vida materializada y coagulada. Vida concentrada. El trasfondo que presenta la grandiosa obra “La Lechuza Ciega”, en realidad es un acto que refleja la desorientación a la cual se enfrenta todo ser humano nacido en este mundo. El individuo perdido en un mundo desconocido, mientras observa cómo todos los demás parecen haber hallado su propio secreto para poder vivir en él. La entrada de la mujer en este juego existencial, con el paso del tiempo termina enseñando al hombre sobre la inferioridad intelectual con la cual participa, pese a que pudiera llegar a pensar justo lo contrario en este mundo mayormente creado por ellos. Prestando atención a estas experiencias, hay vivencias que marcan el destino de forma proporcional a la sensibilidad atesorada en el interior, siendo capaces de desvelar lo que a algunos hombres les suele ser revelada en su entrada en la vejez. A veces, rompiendo esa secuencia temporal, la verdadera cara de la existencia es mostrada claramente a hombres más jóvenes, a una minoría entregada al trato trascendente, al acto vital de trasfondo místico, porque en esa relación establecida es el hombre quien juega con las cartas existenciales más débiles. Otro tema de análisis sería si habláramos de su aplicación real, de su praxis. Cuando la mujer se hace adulta, su intelecto le suele llevar a perderse en la realidad y a hundirse en la insatisfacción personal crónica al pensar en lo que no pudo conservar, en lo que dejó escapar, o en aquello a lo que no dió importancia y pudo cambiar su vida en positivo. En cambio, el hombre cuando ve cómo su trono va cayéndose inexorablemente a pedazos por el paso del tiempo, si sabe cómo renacer su inocencia perdida y aplaca su potente impulso a la acción, en su realidad puede ir poco a poco vislumbrándose ese valioso diamante existencial que termine engarzado en su espíritu. Por este motivo, cuando el hombre joven con inquietudes espirituales entra en la vida de una evolucionada mujer madura, aprendiendo a asimilar e integrar las lecciones vitales que se muestran en su presente, le van a permitir poseer anticipadamente ese diamante existencial que será clave en su vida. Y cuando la espiral vital de trasfondo espiritual es creada, comienza a girar en este universo como realidad de carácter místico.

“Sólo escribo para mi sombra”
La pérdida. La derrota. La ausencia de objetivos en la vida favorece la caída en esos vicios que sumergen al individuo en el olvido. El abuso de alcohol, drogas… se convierten en fieles indicadores de la renuncia del individuo a marcar con su propia presencia el mundo en el cual vive. Una retirada vital donde el miedo se acaba apoderando de su alma. Pero cuando esos vicios unidos al miedo permiten observar a través de la máscara que todas las personas llevan a nivel social, profesional, familiar… tomando contacto con ellas, ese miedo puede convertirse en auténtico pavor y horror existencial ante el siniestro trasfondo de lo contemplado. Y si, en esa situación, la mente del individuo previamente se ha apartado del influjo de lo material sin haber antes respondido a las preguntas espirituales y existenciales a través de la Razón, con suma facilidad, la pérdida de la creencia en Dios será el siguiente paso que dé. En esa posición, ya no luchará, dejándose llevar por la corriente de la vida que le llevará de un lado a otro sin preguntarle jamás si esos son sus deseos. Inmerso en el caos que gobierna esa fuerte corriente vital, la visión espiritual de la Nada tras la muerte será tarea sencilla para esa mente alterada que, en vida, no tiene objetivo alguno a alcanzar. Indiscutiblemente, ese individuo no deseará una segunda vida humana tras la muerte porque nadie quiere retornar a una existencia desarrollada en el interior de un estercolero. El Desasosiego y la Muerte terminan configurando una letal alianza pero, incluso en la más densa oscuridad es posible el nacimiento de una luz interior, y el renacimiento en armonía del cuerpo-espíritu-alma estará más cerca. “La Lechuza Ciega”, en esta atrayente novela, la lechuza es ciega porque no alcanza jamás a percibir lo que en un futuro próximo será inmediato presente. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
“Sólo le tengo miedo a una cosa, a morir mañana, antes de haberme conocido a mí mismo. Pues el hecho de vivir me ha revelado el abismo que me separa de los demás.”

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.