Reseña Cultural: 1959 // Reseña Literaria: 455
Reseña actualizada. Publicada el 24 de diciembre del año 2006 en Lux Atenea.
Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing
Publicado por : El Acantilado
ISBN : 84-95359-04-9
Edición : 1999 (EDICIÓN COMPRADA)

El Ángel del suicidio. Encaramado en su privilegiada posición como poderoso Gran Heraldo dentro del reino de la Dama Muerte, es el encargado de elevar a las cumbres celestiales a algunos escogidos discípulos de los dioses que prefieren aislarse o poner fin a su existencia antes que corromper su esencia espiritual: la incansable búsqueda de la pureza en su alma. Y me pregunto, ¿alguna vez comprenderemos nuestra paradoja como seres humanos mirándonos a través del espejo? Creo que no, porque simplemente estamos percibiendo o estamos intentando acercarnos al fundamento del sentido de la vida de forma esquiva o de forma demasiado directa y simple. Una letal tríada marca el destino de los tres ilustres protagonistas de este libro, así como al autor del mismo: Genialidad, Tragedia, y Muerte. El último aliento vital y existencial de algunos de los más grandes artistas. ¿Y por qué vertebrar un libro con las biografías de Friedrich Hölderlin (1770-1843), Heinrich Wilhelm von Kleist (1777-1811), y Friedrich Nietzsche (1844-1900)? Los nexos de unión que los vinculan son los siguientes, aunque el propio autor es consciente de algunas limitaciones que ello conlleva:
a) Los tres viven en un permanente estado de alejamiento del mundo. Lo terrenal les resulta totalmente ajeno e indiferente.
b) Poseen un caudal de creatividad casi infinito que supera totalmente a su propio ser, ademas de vivir en un continuo éxtasis de creación casi hipnótico porque son auténticos genios.
c) Nacen rebeldes y mantienen su rebeldía hasta el final, aunque esto los arroje hacia su propia autodestrucción.
d) Viven en una época que no es la suya. Su personalidad, sus pensamientos, y sus obras reflejan un plano existencial muy elevado situado mucho más allá del resto de la sociedad, y como consecuencia de ello reciben la más profunda incomprensión.
e) Los tres mueren arropados por la locura o besados por el ángel del suicidio.
Tanto a Hölderlin, como a Kleist y a Nietzche, Stefan Zweig (1881-1942) los considera poseídos por el demonio, y es así como él define al demonio y su influjo, y de ahí esta apreciación:
– “Llamaré demoníaca a esa inquietud innata, y esencial a todo hombre, que lo separa de sí mismo y lo arrastra hasta el infinito, hacia lo elemental.”
– “El demonio es, en nosotros, ese fermento atormentador y convulso que empuja al ser, por lo demás tranquilo, hacia todo lo peligroso, hacia el exceso, al éxtasis, a la renunciación y hasta la anulación de sí mismo.”
– “Todo espíritu creador cae infaliblemente en lucha con su demonio, y esa lucha es siempre épica, ardorosa y magnífica.”

Hölderlin – Kleist – Nietche versus Goethe.
Como los cultos lectores de Lux Atenea podrán comprobar en este magnífico libro, Stefan Zweig procede a comparar sus vidas con la de Goethe (1749-1832) como método para realzar sus virtudes, iniciando una serie de estudios comparativos entre ellos igual que, para destacar un color, un pintor lo acerca a tonalidades completamente opuestas. Mientras Hölderlin-Kleist-Nietzsche son poseídos por el demonio, Goethe se mantiene en un permanente estado de alerta ante su influjo, evitando en todo lo posible sufrir el dominio de éste. El demonio se convierte en su más encarnizado enemigo, al cual nunca le permitirá establecer la más mínima tregua, y decide enarbolar la bandera roja de la guerra sin cuartel, estableciéndose, consolidándose, y teniendo éxito en la sociedad. En cambio, Hölderlin-Kleist-Nietzsche nunca tuvieron ni un hogar ni propiedades, ni hijos ni empleo fijo, sus amistades fueron frágiles y su reconocimiento social nulo. Son solitarios beduinos moviéndose en el interior del más amplio y duro desierto llamado Humanidad. Goethe es todo lo contrario. Tiene esposa e hijos, una gran casa en propiedad con estupendas colecciones en su interior donde nunca faltaron unos buenos amigos, además de un increíble éxito social con innumerables distintivos que así lo acreditaban. Goethe es una persona sedentaria situada en lo alto de su castillo desde donde observa el mundo, y dedicado a la constante expansión de su base. Además, Goethe considera a muchas cosas terrenales como esenciales en su vida, todo lo contrario a Hölderlin-Kleist-Nietzsche. Goethe ama la vida, la necesita para poder desarrollarse como ser. En cambio, para Hölderlin-Kleist-Nietzsche, la vida llega a convertirse en un lastre, en una limitación a su expansión espiritual, y mientras Goethe muere con honores, Hölderlin-Kleist-Nietzsche mueren únicamente con la aureola de las almas místicas. Por este motivo, a los bibliófilos lectores de Lux Atenea quisiera destacarles tres comparaciones realizadas por Stefan Zweig en su obra que considero muy acertadas y bastante esclarecedoras:
a) Usando la geometría, considera a Goethe como un circulo en expansión. Crece en todas las direcciones por igual, teniendo como centro a su “yo”. Mientras Hölderlin-Kleist-Nietzsche son parábolas, crecen hacia el infinito con increíble fuerza pero en su punto álgido, sufren una brusca y rápida caída hacia la Nada. Y como analista cultural, yo me pregunto… ¿caen o en realidad se liberan?
b) Usando la música, y tomándola como “la Razón que se transmuta en Éxtasis, y el idioma en himno”, le resulta bastante revelador que Goethe siempre temiera su fatal atracción, mientras que para Hölderlin-Kleist-Nietzsche, la música es pura magia, pura energía intemporal y sin fronteras.
c) Finalmente, usando la medicina, para Stefan Zweig, Goethe es la salud dentro de este plano físico y carnal mientras Hölderlin-Kleist-Nietzsche son la enfermedad, lo vírico. Pero cuando lo vírico, lo patológico, libera a la persona de lo carnal para transformarlo en un ser inmortal, deja de tener ese aspecto nocivo para convertirse en la salud espiritual más pura y salvífica del alma.
El Romanticismo del siglo XIX versus Deus.
El siglo XIX aparece con sus primeros años convertidos en un periodo letal, en el cual, una nueva generación artística brillante y entusiasta es brutalmente sacrificada. Durante las tres primeras décadas del siglo XIX, Europa sufrirá el mayor exterminio cultural que jamás haya conocido hasta entonces. Los dioses debieron conmocionarse ante la magnífica generación artística que había nacido y, como respuesta, decidieron mandar a la Dama Muerte para evitar la maduración de tan excepcionales frutos culturales. Debieron pensar sobre qué sería de Europa y de la Humanidad si estas iluminadas almas unieran a su talento, a su brillante sensibilidad, y a su ya temprana madurez emocional, el pensamiento lúcido y la Sabiduría del aprendizaje fruto de la experiencia que nos da el paso del tiempo en este mundo. El genio lírico inglés John Keats (1795-1721) sucumbirá debido a una enfermedad y el ilustre Percy Bysshe Shelley (1792-1822), ante su tumba, entonará en su honor el canto fúnebre más extraordinario que un poeta dedicó a otro: “Adonais”. Shelley morirá en una tempestad en el Mar Tirreno poco tiempo después. Lord Byron (1788-1824), amigo suyo, enciende su pira funeraria y, dos años más tarde, fallece víctima de unas fiebres. Inglaterra ha quedado convertida en un desolado cementerio cultural, pero no será la única en sufrir esta mortal epidemia artística.
Alemania y Austria ven como Novalis (1772-1801), escritor, filósofo y místico muere recién estrenado el siglo XIX; Heinrich Wilhelm von Kleist (1777-1811) se suicida disparándose en la cabeza; el escritor George Büchner (1813-1837) muere a los 23 años víctima del tifus, al igual que el genial escritor Wilhelm Hauff (1802-1827); el excepcional músico Franz Schubert (1797-1828) también morirá víctima de una enfermedad. En un corto periodo de tiempo, Alemania y Austria han quedado convertidas en un inmenso mausoleo cultural. El resto de Europa seguirá sus mismos pasos, viendo desaparecer a otros grandes artistas: el grandioso poeta y filósofo italiano Giacomo Leopardi (1798-1837) debido a sus terribles problemas de salud, el mítico compositor italiano Vincenzo Bellini (1801-1835) por una infección intestinal, el poeta y músico ruso Aleksandr Gribodejov (1795-1829) es asesinado en la ciudad iraní de Teheran a manos de una turba por defender a dos muchachas armenias, el poeta ruso Aleksandr Pushkin (1799-1837) es herido mortalmente en un duelo… Ninguno llegó a alcanzar los cuarenta años de edad, y solamente algunos llegaron a la treintena. De esta colosal tragedia artística sobrevivirá en Alemania un poeta único e irrepetible. Su nombre: Friedrich Hölderlin. En este grandioso libro, los cultos lectores de Lux Atenea podrán encontrar las biografías de tres de esas grandes almas (Hölderlin, Kleist y Nietzsche) de la mano de Stefan Zweig, uno de los escritores con más talento del siglo XX. Además, esta obra forma parte del conjunto de libros que este prestigioso autor reunió bajo el título de “Constructores del Mundo”. “La Lucha Contra El Demonio (Hölderlin – Kleist – Nietzsche)”, libro de imprescindible lectura para aquellas personas cuya alma se vea reflejada en los sentimientos y en las obras de los genios decimonónicos del Romanticismo. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
Esta reseña está dedicada a ti, Friedrich Hölderlin, allí donde te encuentres. Espero que tu alma se halle en ese idílico mundo que tanto buscabas.

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.