JOHN MILTON “EL PARAÍSO PERDIDO” ILUSTRADO POR GUSTAVE DORÉ (Reseña #1992).

Reseña Cultural: 1992 // Reseña Literaria: 482
Reseña actualizada. Publicada el 20 de abril del año 2014 en Lux Atenea.

Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing

Publicado por: EDIMAT LIBROS
ISBN: 84-8403-675-8
Edición: 2000 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 210

JOHN MILTON EL PARAISO PERDIDO GUSTAVE DORE

“Dios también nos asiste cuando estamos dormidos, y en los sueños se aprende algo.”

Como analista cultural, escribir una reseña sobre el arte creado por un maestro de la escultura, del grabado y, sobre todo, de la ilustración como el artista francés Gustave Doré (1832-1883), es siempre un placer. Además, abrir y analizar de nuevo la grandiosa obra de John Milton “El Paraíso Perdido” ilustrada por Gustave Doré, se convierte en el comienzo de otro placentero momento cultural donde la lectura se transforma en la búsqueda de ese detalle que, tal vez, hasta ahora había permanecido desapercibido en otras relecturas. En el año 2008, en Lux Atenea publiqué la reseña de la magna obra “El Paraíso Perdido” conmemorando el 400º aniversario del nacimiento del insigne maestro de la literatura inglesa John Milton (1608-1674), y, desde entonces, los bibliófilos lectores de este blog cultural y existencial no han dejado de entrar en ella. En esta ocasión, el protagonista principal de esta reseña va a ser Gustave Doré por su magia y por su talento a la hora de reflejar las escenas más importantes de ese mítico libro en bellas imágenes. Una joya literaria que también pasaría por sus manos en el siglo XIX para ser engalanada y para ser enaltecida aún más. Incluso, para poder apreciar esta obra ilustrada por Gustave Doré con mayor detalle y realismo, la editorial EDIMAT publicó en el año 2000 esta lujosa edición de gran formato en tapa dura, y en cuyo interior se encuadernaron estas páginas en hojas de papel de alto gramaje que resultan perfectas para las impresiones de calidad y de gran definición. Eso si, la obra “El Paraíso Perdido” no se encuentra completa en esta edición publicada por EDIMAT porque solamente incluyeron los fragmentos del texto original correspondientes a cada lámina. En total, ochenta y ocho ilustraciones concebidas por el genial talento artístico de Gustave Doré para convertir la visión decimonónica de esta obra poética en una de las más grandiosas que se hayan publicado sobre “El Paraíso Perdido”. Un ennoblecimiento artístico cuya sombra sigue proyectándose en el siglo XXI a través del análisis de su obra como sublime ilustrador.

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“Más dichoso hubiera vivido ignorante del porvenir.”

Empecemos primero con algunas potentes instantáneas visuales como, por ejemplo, Satanás, que, en “El Paraíso Perdido” es el ángel caído y es abatido por las fuerzas divinas fieles a Dios. La imagen de Satanás y sus fieles seguidores siendo expulsados tras la derrota, impresiona, al igual que las gorgonas, hidras y quimeras representadas con su más tenebrosa imagen. Es sublime la visión de Satanás tratando de pasar a través de abruptos desfiladeros, contrastando con las resplandecientes y luminosas imágenes del Reino Celestial donde aparece Dios junto a su hijo Jesús en lo más alto, y con ángeles y arcángeles en la parte inferior. La contemplación de las luchas encarnizadas entre el Bien y el Mal tienen mucha fuerza, y lo obscuro y lo numinoso proyectan una tensión y una intensidad impresionantes. Los bibliófilos lectores de Lux Atenea empezarán a comprobar la contundencia con la cual se muestran las primeras láminas de Gustave Doré en esta extraordinaria edición. Satanás, tras ver derrotada su rebelión organizada contra Dios, astutamente tratará de vengarse a través del engaño como nueva estrategia para poder salir triunfante tras su fracasada rebelión, y, en el nuevo rumbo que decide tomar para cambiar su destino, el ser humano va a formar parte de sus malévolas intenciones. Por este motivo, la presencia de Adán y Eva es inevitable como inicio de esta interferencia satánica. La serie de láminas donde Gustave Doré representa a Satanás camino a la tierra se han convertido ya en ilustraciones de culto, debido a la grandeza artística que ellas fue capaz de reflejar. Una belleza sublime de tenebroso trasfondo a pesar de su admirable hermosura, y que no hace más que aumentar el halo de inocencia de Adán y Eva, y con el arcángel Gabriel y sus ángeles ante el letal peligro que les acecha. Aquí, Gustave Doré supo muy bien cómo mostrar a los confiados Adán y Eva con este inteligente perfilamiento psicológico a través de gestos que muestran despreocupación, y hasta cierto punto dejadez, mientras permanecen en el Paraíso. Pero en los Cielos sigue habiendo un enfrentamiento sin tregua entre el arcángel Miguel y las fuerzas de Satanás que, aunque está suponiendo la derrota de estos últimos, también está cobrándose sus bajas entre los ángeles de Dios. Las ilustraciones de estos colosales enfrentamientos entre seres alados de uno y otro bando son espectaculares por su realismo, y por la complejidad que presentan estas instantáneas de acción donde el sufrimiento, el dolor, y la desesperación están siempre presentes en sus rostros. Finalmente, la caída al Infierno cierra esta serie de láminas de gran impacto visual.

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“La boca de bronce de la guerra había dejado de rugir.”

Retornando al Paraíso, tras una serie de espectaculares láminas con imágenes donde se presentan sobrecogedores paisajes y malévolas bestias, verán a Satanás dando forma a sus planes para poner a Adán y Eva en contra de Dios, siendo la lámina donde se representa a Satanás mirando a la serpiente, la que iniciará las tribulaciones de estos seres humanos tras haber comido el fruto del Árbol del Conocimiento, a pesar de que Dios había enviado al arcángel Rafael para evitar que cayeran en las tentaciones que les pudiera mostrar Satanás. De esos inocentes y despreocupados Adán y Eva, de repente pasarán a observar en sus rostros el reflejo del miedo, de la inquietud, y de la incertidumbre. A continuación, la siguiente serie de láminas de siniestro espectro estará protagonizada por las huestes del Mal, y por una impresionante imagen de la Muerte y del Pecado, además de otra espeluznante representación del Príncipe de las Tinieblas en su trono, y rodeado de horribles criaturas que no harán más que aumentar el interés de los bibliófilos lectores de Lux Atenea en esta excelsa edición. A partir de aquí, en otra serie de imágenes se representarán fielmente las tribulaciones del ser humano sobre la tierra, junto a escenas de la presencia de Dios como guía y camino de salvación. Como extra en este libro, EDIMAT también ha incluido el trabajo de ilustración realizado por Gustave Doré para el libro “La Balada del Anciano Marinero” de Samuel Taylor Coleridge (1772-1834), presentando un estilo en el dibujo más propio del mundo de la novela corta, y que se transformará en un apasionante viaje a través del mar donde el drama y la tragedia no abandonarán a estos tripulantes. Entre todas estas magníficas ilustraciones, quisiera destacar la obscura y siniestra escena donde Gustave Doré representó con absoluta maestría a la Muerte y a la mujer-espectro en la proa del barco, configurando una imagen que se ha quedado grabada en mi mente desde la primera vez que la observara en este libro hace más de una década. Así de contundente y espectacular se presenta la grandeza artística de Gustave Doré gracias a su virtuosa capacidad para crear imágenes imborrables en la mente del lector, y éste también es el motivo por el cual sus obras seguirá siendo seleccionadas y analizadas en este blog cultural y existencial. “El Paraíso Perdido”, la unión artística de John Milton y Gustave Doré no pudo ser más excelsa. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“Y si la muerte ha de venir luego a esclavizarnos, ¿de qué nos sirve la libertad concedida a nuestra naturaleza?”

JOHN MILTON - EL PARAISO PERDIDO GUSTAVE DORE

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.

JOHN MILTON “EL PARAÍSO PERDIDO” (Reseña #1836).

Reseña Cultural: 1836 // Reseña Literaria: 354
Reseña actualizada. Publicada el 9 de diciembre del año 2008 en Lux Atenea conmemorando el 400º aniversario del nacimiento del poeta inglés JOHN MILTON (9 de diciembre, 1608 – 8 de noviembre, 1674, Londres).

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Publicado por: EDICIONES CÁTEDRA
ISBN: 84-376-0591-1
Edición: 2006 (EDICIÓN COMPRADA)

JOHN MILTON EL PARAISO PERDIDO CATEDRA

En Lux Atenea, la mejor manera de conmemorar el 400º aniversario del nacimiento del maestro de la literatura inglesa John Milton (1608-1674) es publicando esta reseña sobre su libro más conocido: “El Paraíso Perdido”. Tan genial artista, considerado por los expertos como el gran poeta inglés del siglo XVII, creó esta grandiosa obra literaria ya en edad avanzada y pese a estar completamente ciego, impedimentos físicos que no fueron obstáculo para crear esta joya cultural universal. Escrita con un estilo literario muy cercano al Clásico, la influencia de otras grandes obras de la literatura de la talla de “La Divina Comedia” se deja notar tanto en su estructura, como en su trasfondo incuestionablemente moral porque “El Paraíso Perdido” es un libro en el cual se señala al ser humano. En estas páginas, los bibliófilos lectores de Lux Atenea comprobarán cómo se le juzga, cómo se le condena inmisericordemente por sus intentos de transformación en dioses, pero Dios es Dios, y el ser humano es simple y llanamente individuos que se dejan llevar muy fácilmente por impulsos vanidosos y grandilocuentes, sin analizar las trágicas consecuencias que sus actos conllevan. Vertebrado por doce libros, en esta obra John Milton nos explica con claridad y con todo lujo de detalles desde la rebelión de Satanás contra Dios, hasta los actos de desobediencia que serán cruciales en el destino de los primeros seres humanos, Adán y Eva.

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Pese a dar un trasfondo ético y moral a su belleza literaria, John Milton sabe muy bien cómo llevar al bibliófilo justo al centro de la acción que está leyendo para, a continuación, hacerle reflexionar sobre lo allí acontecido. Incluso, es capaz de llevar estas reflexiones morales a la mente de Satanás, sorprendiendo al lector con la diabólica lógica de sus pensamientos y de sus determinaciones. Eso sí, sin dejar de perder en ningún momento el norte en esas elucubraciones, ya que tienen como origen al poderoso ser que llevó al ser humano a perder el idílico paraíso en el cual vivía, y si hay una palabra clave en todo el libro que resume con exactitud la esencia de esta obra (y del propio ser humano), esa palabra es ‘Desobediencia’. ¿Cuántas veces el ser humano ha roto la norma o la ley respecto a aquello que no debería ser trasgredido? Ya sea a nivel social, a nivel familiar, a nivel de amistades, o simplemente a nivel personal, si algo caracteriza al ser humano como especie es precisamente eso mismo: un ser que se define mejor a través de sus defectos que con sus virtudes. Pese a que el ser humano es sin duda alguna el rey de la Creación sobre la Tierra, sus defectos no han dejado de complicar más y más la difícil existencia terrenal, y, en los últimos seis mil años, la dinámica en la cual está inmersa la Humanidad no parece mostrar indicio de mejora o de cambio alguno en vista al obscuro horizonte que se está percibiendo para los años venideros. Como especie somos así, nos guste o no, y con el reflejo de esa desobediencia como auténtico trasfondo literario, John Milton dio vida a una obra tan intemporal como nuestras debilidades y defectos.

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Si los bibliófilos lectores de Lux Atenea deciden informarse un poco sobre la vida de John Milton, le estarán esperando alguna que otra sorpresa sobre su persona ya que mostró una doble cara. Por un lado fue un artista admirado pero, por otro, fue una persona que pensaba y decía una cosa, y actuaba de otra. Unas sensaciones contradictorias que ya encontré anteriormente en otro genio de la literatura, Percy Bysshe Shelley (1792-1822), grandioso poeta inglés del Romanticismo decimonónico que me sedujo con el mensaje de su obra pero cuya vida, en ningún momento reflejó ese luminoso aura que tanto proclamaba en sus versos. Como analista cultural, siempre he dicho que me apasionan las obras, y no los autores de las mismas y sus vidas, pero he de reconocer que cuando uno conoce a un gran artista que también ha sido una gran persona pese a las dificultades de la época que le tocó vivir (por ejemplo, William Blake a quien siempre admiraré), se crea un poderoso y expansivo impulso mental en el interior de uno que le permite seguir creyendo en ese ideal convertido en realidad, aunque sea a menor escala de la deseada, porque me siguen llegando al corazón y al alma ese sentimiento y esa perspectiva espiritual nacidas en el siglo XIX durante el Romanticismo en su primera etapa. A quienes ya conozcan esta ilustre obra literaria, les invito a su relectura como tributo a la memoria de este gran escritor en una fecha tan memorable y, a quienes no conozcan “El Paraíso Perdido”, les aconsejo que antes de adentrarse en sus páginas, piensen que la visión cristiana del mundo daba sentido a la sociedad inglesa del siglo XVII. John Milton simpatizó con las ideas puritanas defendidas por Oliver Cromwell (1599-1658) y, en “El Paraíso Perdido”, van a encontrarse con algunas referencias y reflexiones sobre la mujer que no tienen sentido en la sociedad occidental del siglo XXI. Una visión de la mujer que no comparto en absoluto, pero que no ha impedido que me apasione la lectura de esta impresionante obra. “El Paraíso Perdido”, quién esté libre de culpa, que tire la primera piedra. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“Dondequiera que huya es el Infierno;
pues yo soy el Infierno; y en lo más
profundo del abismo otro se abre
más hondo que amenaza devorarme”

JOHN MILTON EL PARAISO PERDIDO

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.