“LA DIVINA COMEDIA”, WILLIAM BLAKE (Reseña #1843).

Reseña Cultural: 1843 // Reseña Literaria: 361
Reseña actualizada. Publicada el 30 de agosto del año 2007 en Lux Atenea conmemorando el 250º aniversario del nacimiento del genial artista británico William Blake (1757-1827).

Publicado por: BIBLIOTHÈQUE de L’IMAGE
ISBN: 2-909808-96-3
Edición: 2000 (EDICIÓN COMPRADA)

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Mi pasión literaria, esotérica, y alquímica por la magna obra de Dante “La Divina Comedia” ya es de sobra conocida por los bibliófilos lectores de Lux Atenea. Pero si a tan excelsa obra le unimos las extraordinarias visiones artísticas que el pintor, poeta, y escritor británico William Blake (1757-1827) tuvo durante la lectura del libro de libros por excelencia, y que fueron finalmente reflejadas con maestría en esta serie de acuarelas, entonces estamos hablando de una explosión artística inigualable en el siglo XVIII y que ha sido irrepetible en la Historia Cultural Europea desde entonces. Aunque atraido de forma irremediable por el arte clásico como vía de expresión artística, William Blake como pintor no se presenta como un clasicista retrógrado y conservador en vista a la belleza y a la estética innovadora que caracterizó a sus obras. Si en algo destacó William Blake durante su vida fue por su insubordinación, por su crítica al sistema, por su rechazo a las oligarquías religiosas, y por su mística creencia en un mundo mejor mucho más armonioso con la esencia humana. William Blake es un libre pensador, un ácrata que ha de autocensurarse en algunas ocasiones para no causar un escándalo social, ya que es un alma libre viviendo en una sociedad llena de tabúes y de restricciones hasta llevarle a romper algunos límites establecidos como esencia vital.

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Desde mi personal y subjetivo punto de vista, valoro a William Blake como el artista con un espíritu más renacentista y polifacético que haya nacido en el Reino Unido a lo largo de su historia. Revolucionario, espiritual, mentalmente muy adelantado a su época, y entregado en cuerpo y alma a la Mística, William Blake sobresale por su excelencia artística como uno de los grandes genios de la pintura que de forma más directa es capaz de conmover cuando te encuentras delante de una de sus impactantes creaciones. Aparte de su franqueza emocional absoluta reflejada en el Arte, una de las cualidades que más admiro de William Blake es que no trata de explicarte un concepto, una idea, o un mensaje solamente a través de la sorpresa o del impacto visual, ya sea haciendo un uso espectacular de la técnica o definiendo una composición pictórica muy impactante. Más bien al contrario, de William Blake me atrae esa capacidad o ese don que refleja en sus obras a la hora de mostrar sutilmente las impresiones recibidas tras tomar contacto con el Conocimiento desvelado. Y esa misma capacidad para reflejar lo desvelado es lo que ha provocado mi acercamiento a sus obras pictóricas para estudiarlas y analizarlas, porque hablar de William Blake como pintor es hablar de sensaciones vivas, de claridad espiritual, de grandeza interior, y de ser capaz de compartir su ideal y su visión del mundo celestial con nosotros.

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Como analista cultural, comprendo perfectamente que William Blake quedara impresionado con “La Divina Comedia” de Dante, De tal magnitud será el impacto emocional recibido que, en lo más profundo de su mente, se encenderá la llama de la creación pictórica para dar vida a estas acuarelas que terminarán convirtiéndose en obras que enlazará hasta dar sentido a sus mensajes metafóricos y simbólicos aparecidos en sus razonamientos y emociones. En sus manos, los colores se convertirán en símbolos, los perfilamientos en señales que resaltan lo importante, y su dimensión alcanza lo sublime como belleza hierática. En resumidas cuentas, William Blake da vida y sentido a su pintura a través del trasfondo espiritual. Este periodo creativo será muy corto en el tiempo (desde 1824 hasta 1827, año de su muerte), pero muy prolífico al conseguir terminar ciento dos dibujos y acuarelas. En estas obras, las formas, los gestos, las dimensiones… todo tiene una lógica y un sentido brillantemente definido para ser capaz de traspasar nuestra mente hasta el inconsciente, iluminándolo con el resplandor de la llama divina. William Blake, como buen místico, no dudará en hacer uso del símbolo como lenguaje espiritual esencial para poder explicar aquello que el significado de las palabras no es capaz de enseñar, porque las auténticas lecciones místicas son inefables. Por este motivo, conocer a William Blake es adentrarse en un mundo de formas, colores, y figuras cuya apariencia no refleja exactamente su significado más obvio. William Blake disfruta integrando símbolos porque conoce su esencia espiritual ancestral, y solamente partiendo de lo espiritual se puede entender el mensaje que nos envía en estas obras, o su profundidad sacra y existencial. En el caso de estas magníficas acuarelas inspiradas en “La Divina Comedia”, pongo como ejemplo esta selección de símbolos junto a su significado, haciendo posible que los bibliófilos lectores de Lux Atenea comprendan su mensaje al abrazar estas sensaciones artísticas para sentirlas:

Lux Atenea 4 - 4

– El cetro: Símbolo del poder.
– El espejo: Símbolo de la Vanidad.
– San Pedro: Simboliza la Fe.
– Santiago: Simboliza la Esperanza.
– San Juan Evangelista: Simboliza la Caridad.
– El carro: Simboliza a la Iglesia como institución.
– El grifo: Simboliza a el Salvador.
– Beatriz: Simboliza la Redención.
– Lía: Simboliza la vida activa.
– Raquel: Simboliza la vida contemplativa.
– La letra P: Símbolo de los pecados.

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Otros importantes símbolos los dejo en el tintero, o mejor dicho, en manos de la curiosidad de los lectores para incitarles a adquirir esta lujosa edición en cuanto se les presente la oportunidad de ello. “La Divina Comedia” de William Blake es capaz de abrir y de mostrar todo un universo de significados profundos que invitan al estudio, a la investigación, y a la experiencia analítica y reflexiva. “La Divina Comedia” de William Blake, una auténtica joya de biblioteca y un libro de imprescindible lectura. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

LA DIVINA COMEDIA WILLIAM BLAKE

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.

JOHN MILTON “EL PARAÍSO PERDIDO” (Reseña #1836).

Reseña Cultural: 1836 // Reseña Literaria: 354
Reseña actualizada. Publicada el 9 de diciembre del año 2008 en Lux Atenea conmemorando el 400º aniversario del nacimiento del poeta inglés JOHN MILTON (9 de diciembre, 1608 – 8 de noviembre, 1674, Londres).

Publicado por: EDICIONES CÁTEDRA
ISBN: 84-376-0591-1
Edición: 2006 (EDICIÓN COMPRADA)

JOHN MILTON EL PARAISO PERDIDO CATEDRA

En Lux Atenea, la mejor manera de conmemorar el 400º aniversario del nacimiento del maestro de la literatura inglesa John Milton (1608-1674) es publicando esta reseña sobre su libro más conocido: “El Paraíso Perdido”. Tan genial artista, considerado por los expertos como el gran poeta inglés del siglo XVII, creó esta grandiosa obra literaria ya en edad avanzada y pese a estar completamente ciego, impedimentos físicos que no fueron obstáculo para crear esta joya cultural universal. Escrita con un estilo literario muy cercano al Clásico, la influencia de otras grandes obras de la literatura de la talla de “La Divina Comedia” se deja notar tanto en su estructura, como en su trasfondo incuestionablemente moral porque “El Paraíso Perdido” es un libro en el cual se señala al ser humano. En estas páginas, los bibliófilos lectores de Lux Atenea comprobarán cómo se le juzga, cómo se le condena inmisericordemente por sus intentos de transformación en dioses, pero Dios es Dios, y el ser humano es simple y llanamente individuos que se dejan llevar muy fácilmente por impulsos vanidosos y grandilocuentes, sin analizar las trágicas consecuencias que sus actos conllevan. Vertebrado por doce libros, en esta obra John Milton nos explica con claridad y con todo lujo de detalles desde la rebelión de Satanás contra Dios, hasta los actos de desobediencia que serán cruciales en el destino de los primeros seres humanos, Adán y Eva.

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Pese a dar un trasfondo ético y moral a su belleza literaria, John Milton sabe muy bien cómo llevar al bibliófilo justo al centro de la acción que está leyendo para, a continuación, hacerle reflexionar sobre lo allí acontecido. Incluso, es capaz de llevar estas reflexiones morales a la mente de Satanás, sorprendiendo al lector con la diabólica lógica de sus pensamientos y de sus determinaciones. Eso sí, sin dejar de perder en ningún momento el norte en esas elucubraciones, ya que tienen como origen al poderoso ser que llevó al ser humano a perder el idílico paraíso en el cual vivía, y si hay una palabra clave en todo el libro que resume con exactitud la esencia de esta obra (y del propio ser humano), esa palabra es ‘Desobediencia’. ¿Cuántas veces el ser humano ha roto la norma o la ley respecto a aquello que no debería ser trasgredido? Ya sea a nivel social, a nivel familiar, a nivel de amistades, o simplemente a nivel personal, si algo caracteriza al ser humano como especie es precisamente eso mismo: un ser que se define mejor a través de sus defectos que con sus virtudes. Pese a que el ser humano es sin duda alguna el rey de la Creación sobre la Tierra, sus defectos no han dejado de complicar más y más la difícil existencia terrenal, y, en los últimos seis mil años, la dinámica en la cual está inmersa la Humanidad no parece mostrar indicio de mejora o de cambio alguno en vista al obscuro horizonte que se está percibiendo para los años venideros. Como especie somos así, nos guste o no, y con el reflejo de esa desobediencia como auténtico trasfondo literario, John Milton dio vida a una obra tan intemporal como nuestras debilidades y defectos.

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Si los bibliófilos lectores de Lux Atenea deciden informarse un poco sobre la vida de John Milton, le estarán esperando alguna que otra sorpresa sobre su persona ya que mostró una doble cara. Por un lado fue un artista admirado pero, por otro, fue una persona que pensaba y decía una cosa, y actuaba de otra. Unas sensaciones contradictorias que ya encontré anteriormente en otro genio de la literatura, Percy Bysshe Shelley (1792-1822), grandioso poeta inglés del Romanticismo decimonónico que me sedujo con el mensaje de su obra pero cuya vida, en ningún momento reflejó ese luminoso aura que tanto proclamaba en sus versos. Como analista cultural, siempre he dicho que me apasionan las obras, y no los autores de las mismas y sus vidas, pero he de reconocer que cuando uno conoce a un gran artista que también ha sido una gran persona pese a las dificultades de la época que le tocó vivir (por ejemplo, William Blake a quien siempre admiraré), se crea un poderoso y expansivo impulso mental en el interior de uno que le permite seguir creyendo en ese ideal convertido en realidad, aunque sea a menor escala de la deseada, porque me siguen llegando al corazón y al alma ese sentimiento y esa perspectiva espiritual nacidas en el siglo XIX durante el Romanticismo en su primera etapa. A quienes ya conozcan esta ilustre obra literaria, les invito a su relectura como tributo a la memoria de este gran escritor en una fecha tan memorable y, a quienes no conozcan “El Paraíso Perdido”, les aconsejo que antes de adentrarse en sus páginas, piensen que la visión cristiana del mundo daba sentido a la sociedad inglesa del siglo XVII. John Milton simpatizó con las ideas puritanas defendidas por Oliver Cromwell (1599-1658) y, en “El Paraíso Perdido”, van a encontrarse con algunas referencias y reflexiones sobre la mujer que no tienen sentido en la sociedad occidental del siglo XXI. Una visión de la mujer que no comparto en absoluto, pero que no ha impedido que me apasione la lectura de esta impresionante obra. “El Paraíso Perdido”, quién esté libre de culpa, que tire la primera piedra. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“Dondequiera que huya es el Infierno;
pues yo soy el Infierno; y en lo más
profundo del abismo otro se abre
más hondo que amenaza devorarme”

JOHN MILTON EL PARAISO PERDIDO

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.