MARQUÉS DE SADE “LOS INFORTUNIOS DE LA VIRTUD” (Reseña #2152).

Reseña Cultural: 2152 // Reseña Literaria: 626
Reseña actualizada. Publicada el 31 de agosto del año 2012 en Lux Atenea.

Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing

Publicado por: EDIMAT LIBROS
ISBN: 84-8403-191-8
Edición: 1998 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 160

“Sólo se estima a las personas en función de las ayudas y beneficios que se espera recibir de ellas.”

Es obvio que la literatura escrita por el Marqués de Sade (1740-1814) fue una revolución y un escándalo social y artístico en su época. Es más, incluso en este avanzado siglo XXI, su sola mención sigue provocando reacciones de rechazo o repulsa en una gran parte de los ciudadanos al creer que sus obras fueron escritas por un degenerado, un depravado, o un libertino adicto al vicio más extremo, eso sí, basándose en una rumorología popular difundida por personas que no han leído ni analizado el trasfondo de estos libros. Una visión distorsionada de “Los Infortunios de la Virtud” que ha sido interesadamente provocada en su mayor parte por estructuras sociales tradicionales supuestamente defensoras de la moral y de la ética, o por mass media entregados al sensacionalismo informativo interesadamente deformado cuya visceralidad narrativa no es mal vista, siempre que ello suponga un share mayor que el de la competencia o un exitoso clickbait en Internet. Una difusión del Marqués de Sade y su obra literaria que no comparto en absoluto como analista cultural, porque estoy seguro que la mayor parte de quienes hablan en tales términos sobre sus libros, o no los han leído (la inmensa mayoría) o se han quedado en lo meramente superficial (o sea, en lo depravadamente carnal). Tanto una como otra opción no son muy fiables desde el punto de vista informativo para poder conocer el trasfondo latente en estas obras literarias extremas y reveladoras. Partiendo de la base de que el Marqués de Sade demostró a aquella anquilosada sociedad europea que no hacía falta ser afín a los gustos sadomasoquistas para poder leer cualquiera de sus sagaces obras, la clave de este rechazo social e institucional viene dado por las verdades humanas que Donatien Alphonse François de Sade describió en sus novelas, mostrándolas al público con toda su crudeza.

“Lamentablemente es muy cierto que la prosperidad suele acompañar al comportamiento más canallesco y que, en medio del desorden y de la corrupción más premeditada, lo que los hombres llaman felicidad puede acompañarles la vida entera.”

Parece un escándalo moral y ético que un escritor describa con tanto detalle estos actos psicológicamente tan crudos en sus libros, pero el bibliófilo lector de Lux Atenea puede informarse a través de los periódicos, de los informativos en radio y televisión, o directamente en Internet, y comprobar con sus propios ojos cómo muchas de estas acciones (e incluso peores y más terribles) son cometidas prácticamente a diario y con absoluta impunidad por los seres humanos en todo tipo de países, culturas, y sociedades, inclusive en las más avanzadas. El abuso de poder de unos seres humanos sobre otros, y el uso de la violencia para poder conseguir sus retorcidos fines si ello fuera necesario, no es únicamente propio de los asesinos en serie o de los psicópatas más macabros como algunos piensan. En ciudadanos aparentemente ejemplares y hasta en dirigentes en todo tipo de organizaciones e instituciones, tenemos claros ejemplos de sus acciones cometidas sobre otros seres humanos que, de cuando en cuando, son finalmente reveladas al público a través de diversos medios de comunicación de masas. Mayormente, esas personas no han leído un libro del Marqués de Sade y ni les suena en absoluto su vida y obra. El desafío moral y ético del Marqués de Sade en sus obras más que condicionar y alterar mentalmente a los lectores de sus libros, más bien viene causado por el revuelo social que provoca escribir y describir aquellos terribles actos que suele hacer el ser humano a sus semejantes en cuanto tiene el poder absoluto sobre ellos, mostrándose como un auténtico homo homini lupus. El contenido y el mensaje mostrados por el Marqués de Sade en sus tramas literarias tienen como trasfondo real el poder revelar públicamente aquello que no ha de ser revelado al conjunto de la sociedad, escribiendo con absoluta crudeza sobre la oscura esencia humana cuando la persona o las personas se sienten inmunes, hagan la barbaridad que hagan. Precisamente el escándalo literario creado por el Marqués de Sade en su época no viene dado por las crudas temáticas tratadas en sus libros, sino por escribir sobre aquello que, aunque real, no se ha de difundir socialmente. Una oculta presencia de estos actos en lo humano siempre presente en mayor o menor medida desde las primeras sociedades tribales, desde la creación de las primeras ciudades y de los primeros Estados, de las primeras religiones institucionalizadas, y todos los abusos de poder que trajeron consigo fueron transmitiéndose a todos los niveles en sus estructuras sociales.

“Que lo que se considera un delito en Francia deja de serlo a unas cien leguas de ella; que no hay ninguna acción que realmente sea considerada como un delito de modo universal y que, en consecuencia, en el fondo no existe razón alguna para que se le llame delito, que todo es una cuestión de criterio y situación geográfica.”

Estoy casi seguro que, en aquella época, algunos de los poderosos que señalaron y condenaron públicamente al Marqués de Sade se vieron reflejados como protagonistas de algunas de las brutales acciones que él había descrito con sumo detalle en sus libros. Una hipocresía social que perdura actualmente, y mucho más con la plaga de buenísmo existencial que parece haberse adueñado de la ciudadanía occidental desde principios del siglo XXI. Ese rechazo a la obra literaria del Marqués de Sade sigue formando parte de la hipocresía social actual, siendo su mayor baluarte el difundido mensaje con el cual establecen que quien lee al Marqués de Sade es un sádico. Si aplicáramos con la misma contundencia y firmeza ese lema a la ciudadanía en su totalidad, también quienes ven películas de cine negro son asesinos o mafiosos en potencia, quienes leen literatura erótica son viciosos, quienes leen libros sobre medicina son médicos, quienes ven documentales de animales son zoólogos o etólogos, quienes ven películas de terror son desequilibrados mentales que desean el horror en su vida cotidiana, quienes juegan a videojuegos son personas de mente infantil que solamente quieren pasarse la vida jugando, quienes disfrutan con los juegos de rol son potenciales asesinos en serie, quienes conducen potentes motos de gran cilindrada son violentos pandilleros que siembran el terror en las carreteras, quienes disfrutan viendo carreras de Fórmula 1 son potenciales conductores adictos a la velocidad que se saltarán todas las normas de circulación en las autopistas… y, prejuicio tras prejuicio, así podía estar poniendo un ejemplo tras otro sobre la absurda realidad humana y psicológica en la cual se basa ese mensaje socialmente aceptado en Occidente, y que señala a quienes leen al Marques de Sade como sádicos. Una vez aclarado este análisis y esta perspectiva a través de la cual analizaré esta obra literaria del Marqués de Sade, “Los Infortunios de la Virtud” (1787), adentrémonos en su libro más emblemático y con mayor difusión en su época.

“La crudeza de los ricos legitima las malas acciones de los pobres.”

Han pasado más de dos siglos desde que el Marqués de Sade escribiera esta obra como tentativa literaria inicial, terminándola posteriormente en su famosa obra “Justine y Juliette” que incluía dos visiones de la realidad humana a través de la virtud convertida en irrefrenable objeto de deseo carnal y de degradación (Justine), y en absoluto contraste con el vicio convertido en camino social para poder alcanzar la fama, el triunfo, y la riqueza (Juliette). En “Los Infortunios de la Virtud”, es Justine quien protagoniza este tortuoso camino por la vida a través de todo tipo de situaciones donde el denominador común será el abuso de su cuerpo por parte de todo tipo de personas, aprovechándose de su difícil y desamparada situación. En “Los Infortunios de la Virtud”, los cultos lectores de Lux Atenea irán comprobando cómo hombres y mujeres, ricos y pobres, religiosos y personas con una gran reputación social… van convirtiendo la desgraciada vida de Justine en un vía crucis donde en cada acto sufrido por Justine para el placer ajeno, el Marqués de Sade va desgranando paso a paso la cruda realidad del comportamiento del ser humano con sus semejantes en cuanto detecta cualquier atisbo de indefensión, de debilidad económica, de inocencia, de fragilidad social… no dudando en dar rienda suelta a sus instintos más bajos y demoníacos aprovechando esa oportunidad que se le presenta. Las apariencias de las personas, por bondadosas y amables que puedan presentarse ante Justine, siempre acabarán mostrándose en privado con el terrible rostro infernal que se ocultaba tras esa máscara pública. Además, serán precisamente las virtudes que posee Justine como persona las que se convierten en el origen de sus desgracias más atroces, tras haber pasado por el prisma demoníaco de la mente humana más corrupta y depredadora.

“En un mundo totalmente corrupto, jamás te aconsejaría otra cosa que no fuese el vicio. El que no sigue el camino de los otros inevitablemente pierde; todo aquel que se encuentra con él lo golpea y, como es débil, acaba necesariamente siendo aplastado.”

Habrá quienes quieran darle un análisis puramente carnal a la trama y a los actos que se suceden en “Los Infortunios de la Virtud”. Personalmente, creo que se quedan en un segundo plano en cuanto a su relevancia y a su importancia dentro del mensaje principal que fundamenta la obra. Más que el hecho en sí, por crudo que sea, es el trasfondo y el origen de ese acto lo que ha de ser analizado porque, por desgracia, tan terrible y tenebrosa realidad sigue estando presente en el siglo XXI a pesar de todos los avances y de todas las bondades que nos quieran vender para hacernos partícipes de esta sociedad aparentemente tan moderna y esplendorosa. Lo único que sí tienen las sociedades más avanzadas del siglo XXI es la comodidad que presentan en lo cotidiano y, por desgracia, la sociedad del bienestar que ha sido dominante en Occidente desde finales del siglo XX, está tocada de muerte. Paso a paso y de forma inexorable, vamos retornando a la jungla urbana marcada socialmente por el lema del “sálvese quien pueda”, y en esta creciente realidad que va a ser dominante a nivel social en las próximas décadas, los actos descritos por el Marqués de Sade en obras como “Los Infortunios de la Virtud” serán aún más cotidianos de lo que creemos porque el ser humano es verdaderamente así: el mayor depredador de su propia especie. Hay quienes analizan la sociedad y afirman que lo que mueve verdaderamente a la misma es el dinero. Siento no estar del todo de acuerdo con esa afirmación tan categórica porque, si bien es verdad que el dinero tiene la misma importancia en la sociedad que la sangre en nuestro cuerpo, en realidad son los vicios de todo tipo los que condicionan realmente el destino de cada sociedad. Son múltiples los ejemplos históricos, y haciendo referencia a todo tipo de culturas, sociedades, y pueblos, ya sean estos de Oriente o de Occidente, ya sean en sociedades tradicionales o industriales, ya sean en sociedades más ricas o más pobres, ya sean en sociedades laicas o religiosas… al final, son las consecuencias que traen los vicios en quienes tienen verdaderamente el poder, los que condicionan las decisiones finales que afectarán al conjunto de la sociedad. Esta forma de actuar lleva milenios establecida en el ser humano a todos los niveles sociales, de la misma forma que la mayor parte de los actos descritos por el Marqués de Sade en “Los Infortunios de la Virtud” están condicionados por el nivel de poder del individuo sobre la vida de otros que hayan entrado dentro de su área de influencia. Así de crudos, de salvajes, y de reales son los actos protagonizados por el ser humano sobre la faz de la tierra, y así fueron descritos con todo detalle por el Marqués de Sade en esta obra que, increíblemente, terminó en tan solo quince días (8 de julio de 1787). “Los Infortunios de la Virtud”, ¿perversión, misantropía, o realidad humana? ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“En toda la superficie de la tierra no encontramos más que hiel y espinas.”

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.