DANTE ALIGHIERI “LA DIVINA COMEDIA” (ESPECIAL INFIERNO) (Reseña #2181).

Reseña Cultural: 2181 // Reseña Literaria: 654
Reseña actualizada. Publicada el 30 de mayo del año 2015 en Lux Atenea conmemorando el 750º aniversario del nacimiento del maestro de la literatura italiana DANTE ALIGHIERI (1265-1321).

Información Muy Importante / Very Important Information :
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing

Publicado por: EDICIONES JOVER
ISBN: 84-7093-363-9
Edición: 1991 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: XXVI + 240 páginas (TOMO I) / 196 páginas (TOMO II)

“No ha habido jamás en el mundo persona tan pronta a procurar su bien y evitar su daño, como lo estuve yo al escuchar tales palabras.”

Como analista cultural, los bibliófilos lectores de Lux Atenea ya conocen mi pasión por “La Divina Comedia”, obra maestra escrita por el Maestro de la Literatura Italiana Dante Alighieri (1265-1321) y que valoro y elogio como el libro de los libros por excelencia. Desde el año 2006, también he reseñando otras obras literarias cuya temática estaba dedicada a “La Divina Comedia” por su relevancia artística, ya sean ensayos dedicados al estudio de su mensaje oculto y de sus claves simbólicas (leer reseña), al análisis de las obras literarias de Dante (leer reseña), o al engalanamiento visual de esta obra realizado por figuras artísticas tan ilustres como Gustave Doré (1832-1883) (leer reseña) o William Blake (1757-1827) (leer reseña). Escribir sobre “La Divina Comedia” siempre es un placer porque su estudio y análisis se ha convertido en uno de mis pilares culturales y existenciales más importantes, motivo por lo cual volver a su relectura es siempre irresistible para mi. Una magna obra envuelta en ese halo de misterio, y siempre resplandeciente a nivel literario ante la mirada del lector que decide adentrarse en este universo Dante poblado por personajes y escenarios inolvidables que transmiten Sabiduría, ya sea de forma clara… o un tanto oculta a través del mensaje metafórico. Leer y analizar “La Divina Comedia” es siempre apasionante, y esta es una de las ediciones que tengo en mi biblioteca que más me ha fascinado por su calidad de impresión y por su gran formato, habiéndolo seleccionado para esta reseña tan especial al ser el Infierno, la temática principal que vertebra este análisis de sus escenarios y de sus personajes más cautivadores.

“Es de condición tan malvada y ruin que nunca ve satisfechos sus ambiciosos deseos, y después de comer tiene más hambre que antes.”

Publicada en el año 1991, esta auténtica joya de biblioteca es un lujoso ejemplar de las 5.000 unidades hechas a la antigua usanza de forma artesanal por la editorial Jover, habiendo cuidado la impresión y la encuadernación hasta el más mínimo detalle. Presentando este impactante acabado final que impresiona por su calidad, es de adquisición más que recomendada si lo encuentran disponible en librerías especializadas. Una preciosa edición formada en su conjunto por dos tomos de gran formato, atesorando en sus páginas no solamente la excelsa obra de Dante en su idioma original, sino también la traducción al idioma español realizada por Don Cayetano Rosell en el siglo XIX, además del prólogo y de las anotaciones firmadas por Don Juan Eugenio Hartzenbusch. Si a este halo cultural académico de renombre le unimos las exquisitas láminas creadas por el mítico ilustrador francés Gustave Doré, ya sobradamente conocido por los cultos lectores de Lux Atenea tras las obras literarias por él engalanadas que vengo reseñando, hablar de esta emblemática edición de “La Divina Comedia” es hacer referencia a una de sus publicaciones más selectas. En estos dos tomos disfrutarán contemplando las impresionantes láminas creadas por Gustave Doré para esta obra universal con 34 láminas dedicadas al Infierno, 33 láminas al Purgatorio, y 31 láminas para el Paraíso, sumando un total de 98 láminas con una definición y un colorido espectacular en esta elegante edición. Con este retorno a “La Divina Comedia” en una reseña no solamente trato de subrayar la relevancia literaria del maestro Dante Alighieri en esta obra, sino también rindo culto a las primeras luces del idioma italiano que, en sus comienzos, tomó a esta magna obra del genio florentino como punto de partida para su definición académica e institucional, ampliándose su uso cotidiano de forma progresiva en toda Italia mientras se conservaban a su vez los diferentes dialectos existentes en la península itálica a nivel cotidiano, pero siempre manteniendo a esta obra del maestro florentino como referencia principal. Mayor honor y relevancia cultural no puede haber alcanzado un artista literario en su tierra natal con su idioma, salvo Dante Alighieri con “La Divina Comedia”.

“Por mí se llega a la ciudad del llanto;
por mí a los reinos de la eterna pena,
y a los que sufren inmortal quebranto.”

Dante, “La Divina Comedia” y el Infierno.

Como los cultos lectores de Lux Atenea ya conocen, “La Divina Comedia” está dividida en tres grandes apartados que la vertebran: Infierno, Purgatorio, y Paraíso. En esta reseña voy a analizar con mayor profundidad el mensaje y el contenido simbólico de la primera parte de la obra, que tiene como escenario principal al Infierno. Algunas claves del Infierno ya las comenté en mi reseña dedicada a dos ediciones de “La Divina Comedia” (leer reseña), junto a las claves del Purgatorio y del Paraíso. Pero, en esta reseña tan especial, voy a profundizar un poco más en los secretos de estas tenebrosas profundidades descritas en la obra. Vertebrado por versos de gran belleza, el arte poético de Dante se transforma en un mundo donde conviven lo simbólico y lo explícito con lo metafórico, existiendo paralelismos muy precisos y detallados con la realidad histórica. Lo más curioso es que Dante escribe “La Divina Comedia” y protagoniza su obra junto al poeta Virgilio, que le acompaña por este Infierno sirviéndole como guía. Con la figura de Beatriz erigida como faro místico que le sirve de referencia y de impulso existencial para seguir avanzando, a pesar de las difíciles situaciones que se irá encontrando durante este viaje, indudablemente, este caminar por el Infierno, el Purgatorio, y el Paraíso se convierte en un minucioso proceso espiritual por su mensaje trascendente. Pero Dante se presenta en su obra como un personaje sensible, emotivo, con debilidades y temores, en definitiva, como un ser humano común y no como un héroe valeroso y poderoso que a todas las dificultades se enfrenta, y con coraje y valor siempre sale victorioso.

No hay que olvidar que, por su carácter espiritual, “La Divina Comedia” no es una vía existencial marcada por una serie de pruebas a superar, sino que es planteada por Dante como un camino de redención y de autosacrificio destinado a la purificación del alma. Por este motivo, la fuerza o el poder no son claves para conseguir llegar al final de esta travesía, sino la voluntad de la persona para transformar su interior y quedar iluminado por la luz divina donde antes existía la densa obscuridad del materialismo, de los vicios, y del egoísmo humano. Una expiación difícil y compleja donde las debilidades del propio individuo siempre afloran, de ahí la trascendencia y la gravedad de los actos cometidos en este mundo que tienen nefastas consecuencias en otras personas porque, una vez terminada la existencia sobre la tierra, todo tiene su justo e inexorable castigo en el Infierno y en el Purgatorio, ya que en el Paraíso solamente se entra con la virtud reflejada en el alma con un mayor o menor grado de purificación. Centrándome de nuevo en la temática de esta reseña dedicada al Infierno, será la cruda descripción de los castigos aplicados a quienes cometieron terribles actos durante su vida en la tierra, lo que creará una atmósfera de siniestra belleza en la mente del bibliófilo lector de Lux Atenea. Un juicio inmisericorde post mortem, y de inexorable karma provocado por las graves consecuencias que sus actos terrenales conllevaron tanto al alma del individuo como a otras personas. En esta obra maestra, Dante simboliza al alma, y Virgilio a la Razón, una Razón que sirve de guía pero que tiene sus límites para el alma, todo lo contrario a Beatriz al representar a la Gracia Divina y a la Sabiduría para poder alcanzar la purificación completa del alma. En la vida real, Beatriz fue el nombre de la mujer que Dante amó e idealizó pero, en realidad, ella no fue un ejemplo muy claro y evidente de esa cualidad salvífica para el alma. No hay que olvidar que Beatriz fue idealizada por Dante, y el Ideal adquiere su sentido de perfección dentro del mundo espiritual y no en el acotado, imperfecto, y corrupto mundo material que siempre nos limita, condiciona, y encadena. Unos conceptos que no hay que olvidar durante la lectura de este libro.

“Nuestra única pena es vivir con un deseo, sin esperanza para conseguirlo.”

El Infierno de Dante: el Infierno en el Cristianismo nace en el Medievo.

Aunque actualmente el conocimiento del Infierno es ya universal, en Europa, no es hasta la Edad Media cuando aparece dentro del Cristianismo como lugar de tormento después de la muerte para quienes no han redimido sus pecados en vida. Anteriormente, era el pecado o los pecados los que condenaban al alma del individuo, fuera creyente o no. Dentro de la religión cristiana no existía un lugar de tormento en las profundidades de la tierra a donde iban destinadas inexorablemente las almas de los pecadores después de su muerte. A partir del Medievo, con la creación y la difusión pública de este lugar tenebroso gobernado por diablos, dedicados a atormentar a las almas impuras como castigo por los pecados cometidos durante su vida terrenal, la siniestra atracción religiosa que desde entonces ha provocado el Infierno en la sociedad occidental como condicionante ético y moral, ha hecho que perdure dentro del inconsciente colectivo aun cuando recientemente el propio Papa Francisco ha dicho que el Infierno no existe. Y sólidas razones históricas y religiosas no le faltan para reafirmarse en esa opinión. Pero el Infierno sigue estando latente en la ciudadanía del siglo XXI con sus atroces escenas de horror y, dentro de la literatura medieval, es el Infierno de Dante descrito en “La Divina Comedia” lo que más ha logrado atraer la atención del público debido a la impactante crudeza de los castigos descritos en sus páginas. Incluso, con el paso del tiempo, una palabra directamente relacionada con Dante y su Infierno ha quedado incorporada a nuestro idioma español por su terrible significado: dantesco.

Lo dantesco, lo espantoso, lo terrible, así de contundente e implacable presenta Dante a este Infierno, conmocionando al bibliófilo lector de Lux Atenea con su influyente trasfondo ético y moral. Descripciones que conmueven, que llegan a ser capaces de tocar la fibra sensible del lector a través de la estimulación de su inconsciente, porque Dante convierte a su obra en la detallada exposición de los crueles castigos que se llevan a la práctica en el Infierno. Desde el comienzo, partiendo del bosque oscuro donde es acosado por tres animales feroces, Dante irá describiendo este viaje trascendental, siendo el espíritu del poeta Virgilio el que le guíe durante la bajada al Infierno, en cuya travesía, habrá de pasar por los nueve círculos en los que está dividido ese lugar. Cada uno de estos círculos está dedicado al castigo de una clase de pecador en concreto, por lo que Dante irá describiendo cada suplicio que allí contempla según va atravesando un círculo tras otro, siendo cada vez más terribles esos tormentos cuanto más profundo se halla ese círculo. Los más leves son aplicados en los primeros círculos y, por consiguiente, los pecados más graves son castigados en los círculos más profundos del Infierno hasta formar un abismal embudo del terror formado por estos nueve círculos. Descifrando el mensaje simbólico hasta ahora mostrado, el bosque oscuro del horror representaría a la tierra del pecado y de la corrupción, el poeta Virgilio a la grandeza del espíritu humano de la Época Clásica, y el propio Dante, como ya mencioné anteriormente, representa al alma.

“No hay dolor más grande que el recordar los tiempos felices en la desgracia.”

Los Primeros Cinco Círculos del Infierno de Dante.

En esta primera fase del camino místico de “La Divina Comedia”, que tiene como inicio al alma impura y como final su redención, el primer círculo del Infierno al que llegarán Virgilio y Dante es el limbo, la antesala del Infierno, que es donde moran eternamente las almas sin bautizar, siendo condenadas a no tener posibilidad alguna de contemplar a Dios. Allí es donde se encuentra el poeta Virgilio junto a otros poetas y filósofos de la Antigüedad como Homero, Ovidio, Aristóteles… Partiendo de este círculo, la bajada a las profundidades se convertirá en un crescendo de aflicción y dolor en su manifestación más horrible y desesperada. De camino al siguiente círculo, Dante y Virgilio verán al horrible Minos, juez encargado de juzgar las almas de los pecadores, y, cuando posteriormente llegan al segundo círculo, allí encuentran a quienes pecaron de lujuria, donde son movidos por fuertes vientos sin poder hacer nada para impedirlo, ni para evitar chocar entre ellos, de la misma forma que la pasión les movió sin control durante su vida terrenal. El tercer círculo es el lugar donde se castiga a quienes pecaron de gula, por lo cual ven su carne desgarrada por Cerbero (nombre del perro de tres cabezas del Hades, según la mitología griega) bajo una terrible tormenta de granizo. El cuarto círculo está destinado a castigar tanto a los avaros como a los derrochadores que, divididos en dos grupos, han de empujar grandes volúmenes de oro hasta que terminan chocando entre ellos. Como los cultos lectores de Lux Atenea podrán ver, el cruel destino de los avaros y de los derrochadores es seguir empujando esas pesadas piezas de oro hasta volver a chocar una y otra vez interminablemente.

Pero Dante dejará de ser un mero observador cuando llega al quinto círculo situado a orillas de la laguna Estigia. Habitado por quienes se dejaron poseer por la pereza, o por la ira y la venganza, allí quedan hundidos en ese terreno pantanoso o peleando violentamente entre ellos en la superficie fangosa. Cuando Dante cruza esa laguna tan terrible, es reconocido por uno de sus enemigos políticos (Filippo Argenti), y aquí Dante da rienda suelta a su rencor en estos versos por lo que, de observador atemorizado, pasa a la acción por primera vez desde que comenzara este viaje. Una escena que resulta clave ya que, hasta este preciso momento, los círculos aquí descritos correspondían a pecados de debilidad humana. Dante establecerá muy claramente la separación por intencionalidad a la hora de pecar ya que, dentro de su código moral y ético, no es lo mismo pecar por debilidad humana que pecar intencionadamente y siendo plenamente conscientes de los terribles efectos que desencadena. La maldad es manifiestamente clara en el segundo caso, por lo que el trasfondo psicológico y espiritual vuelve a presentarse en el mensaje cristiano de Dante, siendo crucial para el análisis de “La Divina Comedia”. A continuación, tras llegar a los muros de la ciudad de Dite, los pecados que el maestro florentino va a narrarnos en los siguientes círculos serán mucho más graves, por lo que los castigos aplicados también serán mucho más terribles por su gravedad y por la huella impura que dejaron en el alma de quienes los cometieron.

“La soberbia, la envidia y la avaricia son las tres brasas que queman los corazones.”

Los Últimos Cuatro Círculos del Infierno: Dante entra en la ciudad amurallada de Dite.

La llegada de Dante y Virgilio a la ciudad amurallada de Dite es espectacular. Sus puertas y sus murallas infranqueables protegidas por ángeles caídos, se convierten en un obstáculo imposible de atravesar para Dante hasta que un ángel divino intercede, abriendo sus puertas. El espectáculo que Dante observará detrás de esos muros es brutal e inimaginable. Ya de entrada, en el sexto círculo destinado a quienes no creyeron en la inmortalidad del alma, allí son castigados a permanecer postrados en lechos ardientes. A partir de aquí, entrará en juego un factor que resulta crucial en el juicio que han de pasar las almas por la gravedad de los pecados cometidos: el nivel de malicia. El séptimo y octavo círculo están caracterizados por las subdivisiones internas en los que están estructurados, siendo descritos como recintos en el séptimo círculo y como fosos en el octavo. Vigilado por el Minotauro, al séptimo círculo van a parar quienes no dudaron en usar la violencia con trágica intencionalidad, siendo llevados al primer recinto donde se encuentra el río de sangre hirviente llamado Flegetonte, en cuyas aguas son arrojados quienes provocaron el derramamiento de sangre. Custodiando sus orillas se encuentran los míticos centauros, que no dudan en utilizar las flechas de sus arcos contra quienes tratan de salir de ahí. La sangre que derramaron es la misma que provoca su terrible castigo, y la figura del Minotauro dominando este séptimo círculo simboliza el violento impulso depredador, salvaje, y animal que dominó el espíritu de estos individuos durante su vida.

En el segundo recinto sorprende comprobar cómo los suicidas son transformados en árboles por haber rechazado su condición humana al atentar contra su propia vida, siendo las siniestras arpías las encargadas de convertir su existencia en un suplicio. Quienes malgastaron sus bienes en una espiral autodestructiva también son aquí horriblemente castigados al convertirse en presas para la caza en las batidas que se celebran en estos tenebrosos parajes. Las torturas que Dante observará en el tercer recinto son muy impactantes, siendo castigados los maldicientes blasfemos con abrasadoras arenas, los sodomitas son obligados a correr con el fuego abrasándoles por encima de sus cabezas, mientras los usureros son condenados a permanecer bajo una lluvia de fuego. Pero son los diez fosos llamados en su conjunto como Malebolge por Dante, los que conforman el octavo círculo regido por el monstruoso Gerión, mitad hombre mitad serpiente, un lugar donde son destinados quienes no dudaron en hacer uso interesado de lo fraudulento, quedando el bibliófilo lector de Lux Atenea impresionado por la crudeza de los tormentos aquí aplicados.

En el primer foso del octavo círculo son los demonios con cuernos quienes fustigan los cuerpos desnudos de aquellos que en vida fueron timadores o proxenetas. Sobre excrementos humanos son arrojados los aduladores en el segundo foso, y quienes comerciaron con lo espiritual (cayendo en el pecado de la simonía), en el tercer foso son condenados a ser colocados en hoyos boca abajo con sus pies al aire, mientras son abrasados por el fuego. Quienes engañaron haciendo uso de las mancias son castigados en el cuarto foso a tener su cara del revés en la cabeza, y el lago de brea hirviente del quinto foso está destinado a los malversadores públicos, siendo vigilados por diablos provistos de ganchos que evitan que alguien pueda salir de allí. Los farsantes y los hipócritas han de portar doradas vestimentas de plomo en el sexto foso, mientras los ladrones ven atadas sus manos con serpientes en el séptimo foso antes de convertirse en ellas. En el octavo foso, una lengua de fuego castiga a los malos consejeros que dieron su opinión con interesada malicia, y quienes fomentaron el conflicto en los demás son condenados en el noveno foso a sufrir cortes en su cuerpo a manos de un demonio, con la particularidad de que vuelven de nuevo a sufrir esos tormentos en cuanto la carne de esas graves heridas se cierra. Finalmente, en el décimo foso son las enfermedades las que hacen sentir espantosos dolores y padecimientos que provocan deformaciones en quienes se dedicaron a la falsificación, correspondiendo cada una de las distintas clases de falsificación a una terrible enfermedad en concreto.

En el noveno círculo, es la espectacular visión del pozo donde se ha condenado a los gigantes y a los titanes a permanecer encadenados en sus paredes, lo que más les impresionará. Más abajo, en el fondo del Infierno, Dante y Virgilio se encontrarán en un lugar helado. Un entorno cuyo significado simbólico es la ausencia de la calidez propia de la vida, de las emociones, o de los sentimientos. En definitiva, la ausencia de la energía de la vida. Al contrario de lo que pueda pensar el culto lector de Lux Atenea respecto a las profundidades del Infierno cubiertas por llamaradas de fuego, en “La Divina Comedia”, Dante nos describe ese lugar congelado, permaneciendo hundidos en ese hielo hasta la cabeza quienes cometieron el pecado de la traición. Presidiendo ese tenebroso lugar se encuentra Satanás atrapado en el hielo hasta la cintura, y cada vez que bate sus alas para tratar de librarse de ese tormento provoca que, al mover el aire gélido de ese entorno, siga permaneciendo en ese estado de congelación. Si lo analizamos en profundidad, concebir el fondo del Infierno como un lugar tan inhóspitamente helado tiene sentido al estar situado en el lado opuesto al Paraíso Divino, y si Dios es cálida luz y amor, el lugar más alejado a él debe estar cubierto de oscuridad y de frialdad emocional, por lo que describirlo como un lugar gélido es simbólica y metafóricamente mucho más acertado. Si a ello le unimos que en ese lugar se castiga a quienes traicionaron, o sea, a quienes se aprovecharon de la confianza depositada en ellos para hacer el Mal, la elección de los traidores como pecadores por excelencia es muy acertada. Su falta de empatía emocional y su frialdad sentimental a la hora de ejecutar su traición, encuentra su castigo más justo en ese terrible lugar. Dante vuelve a darnos una lección magistral con el trasfondo de su análisis moral y ético sobre los pecados, y con el castigo correspondiente sobre quienes los cometieron. Como apunte importante sobre esta primera parte del libro, Dante y Virgilio finalmente saldrán del Infierno ascendiendo por el cuerpo de Satanás hasta la luz rumbo al Purgatorio.

“Las arpías después, alimentándose de sus hojas, introducen en ellas el dolor, y por allí mismo dan salida a sus lamentos.”

La Mística en “La Divina Comedia”.

Junto a las descripciones místicas anteriormente mostradas, existe una realidad esotérica y espiritual contenida en estos versos de Dante. Centrándonos en el Infierno, el primer círculo, el limbo, está regido por la Luna, estando directamente relacionado con el éxito material y con el Conocimiento, pero con una carencia espiritual muy clara. En referencia a los no bautizados que lo pueblan, a nivel místico estaríamos hablando de aquellos que no han sido iniciados y no han evolucionado interiormente siguiendo el camino de la trascendencia. El segundo círculo está regido por Mercurio, y el desvío del Conocimiento y de la Sabiduría mística siempre supone sufrimiento interior y un profundo dolor ante la pérdida de la identidad interior por la densidad carnal que condiciona. El tercer círculo está regido por Venus, y es la adicción al placer de los sentidos más primitivos lo que marca a este círculo como desvío espiritual. El cuarto círculo está regido por el Sol, siendo la proyección en la vida real de las aspiraciones materialistas más extremas y las cuales alejan al individuo de su esencia espiritual. El quinto círculo está regido por Marte, de ahí que la ira, la venganza, la violencia, la soberbia, y la inacción dominen este círculo. El sexto círculo está regido por Júpiter, siendo aquellos que juzgan, prejuzgan, y establecen lo que para ellos es la realidad de las cosas sin tener nunca en cuenta el plano espiritual, los que acaban condenándose por aceptar únicamente lo tangible. El séptimo círculo está regido por Saturno, siendo la violencia lo que predomina en este plano porque allí todo se fuerza, desapareciendo cualquier equilibrio, armonía, o cualidad trascendente. El octavo círculo está regido por Urano, siendo el engaño interesado lo que permanece omnipresente, abriendo un amplio abanico de formas y estilos a la hora de llevar a cabo ese juego de las apariencias de maléfica intencionalidad. Lo falso y lo místico son absolutamente opuestos, e imposibles de mezclar dentro del plano espiritual. El noveno círculo está regido por Neptuno, donde la maldad se presenta con su lado más sibilino y trágico por su esencia de traición. La confianza es la base principal de las relaciones humanas, y la traición socava ese pilar causando el mayor de los perjuicios y de los daños que una persona puede sufrir en vida. Es la obscuridad absoluta tapando la luz.

“¿Quién es este que sin haber muerto va por el reino de la muerte?”

La Importancia Artística de “La Divina Comedia”.

Desde el mismo instante en el que comenzó su difusión pública como obra literaria, el Infierno descrito por Dante en “La Divina Comedia” se convirtió en la fuente de inspiración que despertaría la imaginación en artistas de renombre que han pasado a la Historia por la calidad y por el trasfondo de sus obras. Dante Alighieri es referencia artística, y Dante también es esa luz que ha irradiado su imaginería a las mentes del público a lo largo de diferentes épocas hasta nuestros días, sin que se haya alterado en algún momento el mensaje ético y moral de su obra, incluso en la época actual que estamos viviendo cada vez más racionalista y materialista. Si estudiamos con detenimiento la obra maestra de Dante, conceptualmente va más allá de la visión cristiana del mundo debido a que su trasfondo ético y moral encuentra paralelismos con otras religiones y corrientes místicas en todo el mundo, adquiriendo su mensaje esa identificación, esa reafirmación, y esa relevancia universal así reconocida: nuestras acciones negativas durante la vida terrenal tienen consecuencias tras la muerte, si no hay una redención previa, humilde, profunda, y sincera. De ahí que, como analista cultural, sea un placer el poder subrayar la excelsa virtud artística de Dante englobada dentro de la moralidad medieval, en esta reseña publicada en Internet durante la posmodernidad del siglo XXI. “La Divina Comedia”, la descripción literaria más terrible e hipnótica que se haya escrito sobre el Infierno en la Historia de la Literatura Europea. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“Vexilla regis prodeunt Inferni.
(Adelántanse los estandartes del Rey de los Infiernos)”

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.

JOHN MILTON “EL PARAÍSO PERDIDO” ILUSTRADO POR GUSTAVE DORÉ (Reseña #1992).

Reseña Cultural: 1992 // Reseña Literaria: 482
Reseña actualizada. Publicada el 20 de abril del año 2014 en Lux Atenea.

Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing

Publicado por: EDIMAT LIBROS
ISBN: 84-8403-675-8
Edición: 2000 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 210

JOHN MILTON EL PARAISO PERDIDO GUSTAVE DORE

“Dios también nos asiste cuando estamos dormidos, y en los sueños se aprende algo.”

Como analista cultural, escribir una reseña sobre el arte creado por un maestro de la escultura, del grabado y, sobre todo, de la ilustración como el artista francés Gustave Doré (1832-1883), es siempre un placer. Además, abrir y analizar de nuevo la grandiosa obra de John Milton “El Paraíso Perdido” ilustrada por Gustave Doré, se convierte en el comienzo de otro placentero momento cultural donde la lectura se transforma en la búsqueda de ese detalle que, tal vez, hasta ahora había permanecido desapercibido en otras relecturas. En el año 2008, en Lux Atenea publiqué la reseña de la magna obra “El Paraíso Perdido” conmemorando el 400º aniversario del nacimiento del insigne maestro de la literatura inglesa John Milton (1608-1674), y, desde entonces, los bibliófilos lectores de este blog cultural y existencial no han dejado de entrar en ella. En esta ocasión, el protagonista principal de esta reseña va a ser Gustave Doré por su magia y por su talento a la hora de reflejar las escenas más importantes de ese mítico libro en bellas imágenes. Una joya literaria que también pasaría por sus manos en el siglo XIX para ser engalanada y para ser enaltecida aún más. Incluso, para poder apreciar esta obra ilustrada por Gustave Doré con mayor detalle y realismo, la editorial EDIMAT publicó en el año 2000 esta lujosa edición de gran formato en tapa dura, y en cuyo interior se encuadernaron estas páginas en hojas de papel de alto gramaje que resultan perfectas para las impresiones de calidad y de gran definición. Eso si, la obra “El Paraíso Perdido” no se encuentra completa en esta edición publicada por EDIMAT porque solamente incluyeron los fragmentos del texto original correspondientes a cada lámina. En total, ochenta y ocho ilustraciones concebidas por el genial talento artístico de Gustave Doré para convertir la visión decimonónica de esta obra poética en una de las más grandiosas que se hayan publicado sobre “El Paraíso Perdido”. Un ennoblecimiento artístico cuya sombra sigue proyectándose en el siglo XXI a través del análisis de su obra como sublime ilustrador.

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“Más dichoso hubiera vivido ignorante del porvenir.”

Empecemos primero con algunas potentes instantáneas visuales como, por ejemplo, Satanás, que, en “El Paraíso Perdido” es el ángel caído y es abatido por las fuerzas divinas fieles a Dios. La imagen de Satanás y sus fieles seguidores siendo expulsados tras la derrota, impresiona, al igual que las gorgonas, hidras y quimeras representadas con su más tenebrosa imagen. Es sublime la visión de Satanás tratando de pasar a través de abruptos desfiladeros, contrastando con las resplandecientes y luminosas imágenes del Reino Celestial donde aparece Dios junto a su hijo Jesús en lo más alto, y con ángeles y arcángeles en la parte inferior. La contemplación de las luchas encarnizadas entre el Bien y el Mal tienen mucha fuerza, y lo obscuro y lo numinoso proyectan una tensión y una intensidad impresionantes. Los bibliófilos lectores de Lux Atenea empezarán a comprobar la contundencia con la cual se muestran las primeras láminas de Gustave Doré en esta extraordinaria edición. Satanás, tras ver derrotada su rebelión organizada contra Dios, astutamente tratará de vengarse a través del engaño como nueva estrategia para poder salir triunfante tras su fracasada rebelión, y, en el nuevo rumbo que decide tomar para cambiar su destino, el ser humano va a formar parte de sus malévolas intenciones. Por este motivo, la presencia de Adán y Eva es inevitable como inicio de esta interferencia satánica. La serie de láminas donde Gustave Doré representa a Satanás camino a la tierra se han convertido ya en ilustraciones de culto, debido a la grandeza artística que ellas fue capaz de reflejar. Una belleza sublime de tenebroso trasfondo a pesar de su admirable hermosura, y que no hace más que aumentar el halo de inocencia de Adán y Eva, y con el arcángel Gabriel y sus ángeles ante el letal peligro que les acecha. Aquí, Gustave Doré supo muy bien cómo mostrar a los confiados Adán y Eva con este inteligente perfilamiento psicológico a través de gestos que muestran despreocupación, y hasta cierto punto dejadez, mientras permanecen en el Paraíso. Pero en los Cielos sigue habiendo un enfrentamiento sin tregua entre el arcángel Miguel y las fuerzas de Satanás que, aunque está suponiendo la derrota de estos últimos, también está cobrándose sus bajas entre los ángeles de Dios. Las ilustraciones de estos colosales enfrentamientos entre seres alados de uno y otro bando son espectaculares por su realismo, y por la complejidad que presentan estas instantáneas de acción donde el sufrimiento, el dolor, y la desesperación están siempre presentes en sus rostros. Finalmente, la caída al Infierno cierra esta serie de láminas de gran impacto visual.

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“La boca de bronce de la guerra había dejado de rugir.”

Retornando al Paraíso, tras una serie de espectaculares láminas con imágenes donde se presentan sobrecogedores paisajes y malévolas bestias, verán a Satanás dando forma a sus planes para poner a Adán y Eva en contra de Dios, siendo la lámina donde se representa a Satanás mirando a la serpiente, la que iniciará las tribulaciones de estos seres humanos tras haber comido el fruto del Árbol del Conocimiento, a pesar de que Dios había enviado al arcángel Rafael para evitar que cayeran en las tentaciones que les pudiera mostrar Satanás. De esos inocentes y despreocupados Adán y Eva, de repente pasarán a observar en sus rostros el reflejo del miedo, de la inquietud, y de la incertidumbre. A continuación, la siguiente serie de láminas de siniestro espectro estará protagonizada por las huestes del Mal, y por una impresionante imagen de la Muerte y del Pecado, además de otra espeluznante representación del Príncipe de las Tinieblas en su trono, y rodeado de horribles criaturas que no harán más que aumentar el interés de los bibliófilos lectores de Lux Atenea en esta excelsa edición. A partir de aquí, en otra serie de imágenes se representarán fielmente las tribulaciones del ser humano sobre la tierra, junto a escenas de la presencia de Dios como guía y camino de salvación. Como extra en este libro, EDIMAT también ha incluido el trabajo de ilustración realizado por Gustave Doré para el libro “La Balada del Anciano Marinero” de Samuel Taylor Coleridge (1772-1834), presentando un estilo en el dibujo más propio del mundo de la novela corta, y que se transformará en un apasionante viaje a través del mar donde el drama y la tragedia no abandonarán a estos tripulantes. Entre todas estas magníficas ilustraciones, quisiera destacar la obscura y siniestra escena donde Gustave Doré representó con absoluta maestría a la Muerte y a la mujer-espectro en la proa del barco, configurando una imagen que se ha quedado grabada en mi mente desde la primera vez que la observara en este libro hace más de una década. Así de contundente y espectacular se presenta la grandeza artística de Gustave Doré gracias a su virtuosa capacidad para crear imágenes imborrables en la mente del lector, y éste también es el motivo por el cual sus obras seguirá siendo seleccionadas y analizadas en este blog cultural y existencial. “El Paraíso Perdido”, la unión artística de John Milton y Gustave Doré no pudo ser más excelsa. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“Y si la muerte ha de venir luego a esclavizarnos, ¿de qué nos sirve la libertad concedida a nuestra naturaleza?”

JOHN MILTON - EL PARAISO PERDIDO GUSTAVE DORE

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.

DANTE ALIGHIERI “LA DIVINA COMEDIA” ILUSTRADO POR GUSTAVE DORÉ (Reseña #1913).

Reseña Cultural: 1913 // Reseña Literaria: 421
Reseña actualizada. Publicada el 3 de abril del año 2014 en Lux Atenea.

Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing

Publicado por: EDIMAT LIBROS, S.A.
ISBN: 84-8403-671-5
Edición: 2000 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 212

DANTE ALIGHIERI LA DIVINA COMEDIA GUSTAVE DORE EDIMAT

Junto al excelso trabajo de ilustración realizado por el genial artista inglés William Blake (1757-1827) sobre “La Divina Comedia”, esta grandiosa obra de ilustración firmada por el mítico artista francés Gustave Doré (1832-1883) está considerada como uno de los trabajos más bellos y brillantes entre todos los creados por su fértil e imaginativo talento. Ya desde muy joven, Gustave Doré logró alcanzar un gran prestigio en el siglo XIX debido al deslumbrante trabajo de ilustración realizado para engalanar grandes obras literarias. Un exquisito dimensionamiento artístico a través del grabado, de la escultura, y de la ilustración que daría forma a su ferviente y apasionada carrera donde la esencia conceptual decimonónica alcanzó una de las armonías visuales más impactantes. Todo anaquel que contenga una edición literaria ilustrada por un mago de la estética como Gustave Doré, siempre estará culturalmente engrandecido con obras de este extraordinario nivel artístico gracias al increíble poder visual que posee cada una de estas ilustraciones. Estoy seguro que los bibliófilos lectores de Lux Atenea que adquieran un ejemplar de esta magna edición, compartirán esta irresistible fascinación por la ilustración más eminente. Dentro de esta misma perspectiva, estoy seguro que el propio Dante Alighieri (1265-1321) también se sentiría orgulloso al ver su obra maestra siendo engalanada con este sublime trabajo artístico. La sensación dimensional que proyectan sus formas y texturas, los fascinantes escenarios en los que sitúa estas instantáneas visuales, el fuerte carácter que irradian sus personajes cuya viveza nos da la sensación de poseer energía vital, o la aristocrática grandeza con la que cubre de belleza estas imágenes inolvidables, provocarán que el apasionado lector no olvide el nombre de Gustave Doré en cuanto contemple una de estas obras.

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Pocos artistas han sido capaces de reflejar la fuerza simbólica del mito en imágenes. Uno de estos iluminados fue Gustave Doré, como podrán comprobarlo fielmente en cuando inicien este viaje por el universo literario de Dante a través del prisma artístico diseñado por este otro gran maestro. El acto de pasar una página tras otra se convertirá en un ritual sagrado para el espíritu culto y, con este estilo artístico tan característico en Gustave Doré, la empatía emocional será inmediata en cuanto la primera ilustración aparezca ante los ojos. Una mirada hipnotizada por el mensaje simbólico de estas obras hasta configurar su mensaje metafórico, cuyo significado va mucho más allá de los límites del lenguaje. Aunque uno siempre trata de explicar estas obras maestras a través del análisis, es obvio que lo inefable impregna e ilumina cada una de estas ilustraciones. Una crítica y un análisis absolutamente subjetivos y positivos al estar condicionados por mi apasionamiento, ofreciendo esta valoración constructiva que su estudio me ha provocado e invitándome a compartir estos pensamientos y sensaciones con los cultos lectores de Lux Atenea. En definitiva, un grandioso viaje literario realizado a través de esta magnífica edición de gran formato, engalanada con cien ilustraciones donde Gustave Doré no solamente deja resaltado el indiscutible protagonismo de Dante, Virgilio, y Beatriz, sino también con los diferentes personajes, seres, criaturas, y deidades que van apareciendo de forma sucesiva. Las ilustraciones correspondientes al Infierno les dejarán muy impactados por su demoníaca y siniestra belleza, mientras la incertidumbre que se respira en el Purgatorio aumentará su complejidad hasta desembocar en este Paraíso de sublime ambientación como radiante visión de la esencia salvífica y eterna del Reino de Dios. Todo es belleza en este excelso trabajo artístico creado para engrandecer “La Divina Comedia”, ya sea en su estado más maléfico o angelical, mientras el numinoso estado de inspiración de este artista francés alcanza este talentoso estado de integración con el alma artística que dio vida a esta obra universal, como si el propio Dante hubiera guiado y aconsejado a Gustave Doré durante el acto de composición y de creación de estas ilustraciones. Excepcional e insuperable se presenta esta obra en vista a la nobleza y al esplendor que emana en su globalidad artística. Como apunte final, recomiendo la lectura de las reseñas publicadas en Lux Atenea sobre algunos libros tan importantes y reveladores como “Dante y su obra” y “El Enigma Fuerte. El Código Oculto de La Divina Comedia”, cuyo contenido informativo les encantará y les sorprenderá. “La Divina Comedia”, excelso trabajo de ilustración para esta obra cumbre de la literatura italiana. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“En la tierra no hay quien gobierne, por lo cual va tan descarriada la raza humana.”

DANTE ALIGHIERI LA DIVINA COMEDIA GUSTAVE DORE

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.

LUDOVICO ARIOSTO “ORLANDO FURIOSO” ILUSTRADO POR GUSTAVE DORÉ (Reseña #1884).

Reseña Cultural: 1884 // Reseña Literaria: 394
Reseña actualizada. Publicada el 3 de agosto del año 2014 en Lux Atenea.

Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing

Publicado por: EDIMAT LIBROS, S.A.
ISBN: 84-8403-674-X
Edición: 2000 (EDICIÓN COMPRADA)
Páginas: 210

LUDOVICO ARIOSTO ORLANDO FURIOSO ILUSTRADO POR GUSTAVE DORE EDIMAT

“Sabia, cual la más célebre hechicera,
esta dama,
sabía parar el Sol en medio día a su carrera,
y hacer de noche oscura el claro día.”

Escrito por el ilustre poeta italiano del Renacimiento Ludovico Ariosto (1474-1533), su poema épico “Orlando Furioso” (1516) fue otra de las joyas literarias que pasó por las virtuosas manos del artista francés Gustave Doré (1832-1883), maestro de la ilustración, escultor, y grabador. Concebido como continuación de la extraordinaria obra “Orlando enamorado” escrita por Matteo Maria Boiardo (1441-1494), otro ilustre poeta italiano del Renacimiento, en “Orlando Furioso”, el talento de Ludovico Ariosto logró alcanzar tal nivel literario en esta obra que los siglos transcurridos desde que viera la luz por primera vez no han hecho más que engrandecer aún más su brillantez cultural. Cuando en el siglo XIX, el genial talento de Gustave Doré logra crear esta mágica secuencia de ilustraciones para dar fuerza y belleza visual a su trama y a sus personajes, consigue transformar la perfección poética de los versos en sublime placer visual y estético a través del arte de la ilustración. Vientos artísticos decimonónicos que finalmente lograron convertir a esta edición literaria en la más elegante y sofisticada que se haya realizado sobre esta obra. Cien ilustraciones ideadas para crear escenarios inspirados en esta aventura literaria ambientada en otro tiempo y en otro estilo de vida ya extinto en Europa en aquella época, y donde el imaginario y lo mitológico formaban parte de la vida cotidiana en esa búsqueda de lo fantástico a través de la pasión poética. Culturalmente hablando, la unión de la magia literaria de Ludovico Ariosto con la grandeza visual creada por Gustave Doré me parece un momento artístico excepcional dentro de la virtuosa grandeza cultural europea y, esta lujosa edición publicada por Edimat en el año 2000, estoy seguro que conseguirá enamorar al bibliófilo lector de Lux Atenea que tenga la posibilidad de adquirir esta edición de gran formato. Una joya de biblioteca destinada a estimular la pasión por la lectura, además de la atenta observación de este espectacular despliegue de genialidad visual mostrado dentro del universo literario.

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Debido a la extensión del texto original, en esta edición se ha impreso una versión reducida de la obra “Orlando Furioso”. Un importante dato a tener en cuenta para los bibliófilos lectores de Lux Atenea que deseen alcanzar un conocimiento más amplio y profundo sobre esta mítica obra escrita por Ludovico Ariosto. La calidad de impresión de las cien ilustraciones de Gustave Doré en este gran formato, compensará sobradamente esos límites literarios en cuanto queden fascinados al contemplar la magnética belleza que irradia cada ilustración. Los personajes, la perfección de las formas, la ambientación, los diversos escenarios… forman un todo visual que es capaz de hechizarnos e, incluso, de hipnotizar nuestros sentidos, llevándonos a hacer un alto en nuestra lectura ante esta nobleza artística tan seductora. El esplendor estético de su belleza llevado al arte de la ilustración para acariciar nuestra mente con la suavidad de este terciopelo visual, convierte cada ilustración es una invitación para romper con el presente y deleitarnos a través de la mirada. Una a una, estas imágenes parecen cobrar vida como si pudiéramos observar el pasado en cada página, revelando momentos y detalles inolvidables como, por ejemplo, al poder sentir la sublime belleza del caballo volador elevándose entre altas montañas, al ver la imagen sagrada iluminando la estancia donde se arrodilla el caballero, al contemplar a Ruggiero montando el hipogrifo volador, al poder entrar en escenas propias de un mundo encantado poblado por seres inimaginables…

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En esta magna edición podrán disfrutar también de la impactante belleza de la figura de Ruggiero y su caballo ante su incognoscible destino, o con la tragedia reflejada en las ilustraciones de desesperada carga emocional, observando con detenimiento cada uno de los ambientes donde la nobleza vivía su día a día. Es todo un placer sentir la épica viendo a Ruggiero y su hipogrifo ante los guerreros, al contemplar la sensibilidad inmortalizada por Gustave Doré en el sufrimiento de Angelica al verse ya devorada por el monstruo marino, o quedar fascinados ante la colosal belleza de las estructuras arquitectónicas ideadas y decoradas por este maestro de la ilustración. Impresiona la visión del arcángel San Miguel en el convento, y los brutales enfrentamientos armados de épico impulso y valerosa acción, además de observar a Orontea y sus feroces mujeres guerreras… y así podía seguir señalando y resaltando el hipnótico poder de estas ilustraciones una tras otra debido a la fuerza visual que me transmiten, como así podrán comprobarlo en cuanto tengan la posibilidad de tener un ejemplar de esta preciosa edición en sus manos. “Orlando Furioso”, el amor por la literatura a través de la seducción estética en el arte de la ilustración concebida por Gustave Doré. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

“Así se va agitando
la inmensa turba
que amenaza a Orlando,
que sigue en su frenesí
y locura, destrozando la natura.”

LUDOVICO ARIOSTO ORLANDO FURIOSO ILUSTRADO POR GUSTAVE DORE

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.