Reseña Cultural: 2137 // Reseña Literaria: 612
Reseña actualizada. Publicada el 8 de mayo del año 2009 en Lux Atenea.
Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing
Publicado por: INÉDITA EDITORES
ISBN: 84-96829-31-2
Edición: 2007 (EDICIÓN COMPRADA)

“Francis Galton, el británico que inventó la eugenesia, fue sin duda un pionero de la antropometría, ya que sentía una verdadera fascinación por los números y por las comparaciones estadísticas.”
A principios del mes de enero del año 1939, una expedición formada por cinco alemanes entraba en la Ciudad Prohibida de Lhasa, auténtico centro neurálgico del Tíbet. Lo que era un permiso de estancia para dos semanas, se convirtió en un largo periodo de varios meses hasta que la difícil situación política en Europa exigió una rápida salida del Tíbet. Esta expedición científica estaba formada por Ernst Schäfer, zoólogo y líder del grupo; Bruno Berger, antropólogo; Ernst Krause, botánico y entomólogo; Karl Wienert, geógrafo; y Geer, lugarteniente y hombre de confianza de Ernst Schäfer. El reichsführer Heinrich Himmler, segundo dirigente más poderoso en Alemania y auténtico mecenas de la expedición, los respaldaba y ponía bajo su protección desde sus inicios porque había concebido esta expedición científica con el objetivo de recoger pruebas claras y concluyentes que pudieran dar mayor consistencia a las teorías de supremacía racial aria. Tiempo atrás, Himmler había creado la Ahnenerbe, la sociedad Herencia Ancestral, la agencia de las SS encargada de dar credibilidad a aquellas teorías raciales. En este libro, los cultos lectores de Lux Atenea quedarán fascinados con estos cinco arriesgados aventureros, protagonistas principales de esta hazaña tristemente ensombrecida por su ineludible unión con el régimen alemán de Adolf Hitler.

“La pasión de Himmler por las civilizaciones perdidas, la arqueología prehistórica, el Santo Grial y, sobre todo, las razas indogermánicas que estaban estrechamente ligadas a las teorías raciales que postulaban la eliminación de los débiles.”
Ernst Schäfer, encargado de dirigir esta difícil empresa y que en aquella época tenía el cargo de subteniente en las SS, era una persona ambiciosa que había participado anteriormente en dos expediciones estadounidenses a aquella área geográfica: una a China y otra a la frontera oriental del Tíbet. Ernst Schäfer, de personalidad compleja y actitud muy fría ante la vida, tuvo una energía vital fuera de toda duda a pesar de vivir un auténtico infierno interior tras la muerte accidental de su primera esposa, y ese pesado lastre emocional le provocaría brutales ataques de mal genio ante cualquier problema o error humano que sucediera a su alrededor. Poseedor de un universo mental insondable, como persona solitaria y culta nunca abandonó los momentos de lectura de un único libro en todas las expediciones en las que participó: “Fausto” de Goethe. Pese a la relación de privilegio que mantuvo con Himmler, Ernst Schäfer fue un espíritu libre por encima de todo y de todos, siendo una persona muy inteligente que sabía aprovecharse de las circunstancias para ponerlas siempre a su favor. Como indiscutible líder de esta expedición al Tíbet, no dudó en colocar dos banderas presidiendo su trineo, una con la esvástica, (símbolo del partido nacionalsocialista alemán, y también, símbolo de buena suerte en el Tíbet), y otra con dos runas sieg (símbolo del alfabeto nórdico que significa ‘victoria’ y que fue adoptado por las SS, SchutzStafeln, Escuadrones de Defensa, el cuerpo de élite en la nueva Alemania). Como los bibliófilos lectores de Lux Atenea podrán comprobar, aquellas banderas curiosamente le traerían más ventajas que inconvenientes en aquellas inhóspitas y heladas tierras. Durante los meses que estuvieron allí llegaron a tomar más de 50.000 fotografías, rodaron más de 30.000 metros de película, trajeron a Europa un ejemplar del Kangyur (la Biblia tibetana), pieles de animales hasta entonces desconocidos, multitud de moldes de alto valor antropológico tomados entre los habitantes de la zona, semillas de plantas autóctonas… Una expedición cuyo éxito quedó ensombrecido a nivel público con el inicio de la Segunda Guerra Mundial a las pocas semanas de su llegada a Berlín. Tras la caída del Tercer Reich, Ernst Schäfer fue detenido por los aliados pero, tras tres años de investigación a cargo de las autoridades encargadas del proceso de desnazificación, quedó en libertad sin cargos.

“Tras realizar una visita al monasterio de Pemayangtse, Berger fue abordado por tres monjes con un aire algo contrito que después de unos momentos de vacilación, se abrieron la túnica y le mostraron los genitales. Berger se dio cuenta al instante de que se trataba de gonorrea, los síntomas eran inconfundibles. ‘Ni los monjes célibes -apuntó Berger en su Diario- eran capaces de controlar sus deseos naturales’. Aquello era como una plaga.”
La antropología, aquella nueva ciencia nacida en el siglo XIX, fue utilizada para dar pruebas de peso a las teorías de supremacía de unas razas sobre otras. En clave científica, si el ser humano ya no era una creación de Dios y provenía de una evolución de los homínidos, para aquellas teorías raciales unas razas tenían que ser superiores a otras basándose en esas mismas teorías científicas. Tras la aceptación de la teoría de las especies por el mundo científico y por la sociedad, para aquellas teorías raciales, si se admitía de forma lógica y racional que unas especies evolucionaban más que otras, la igualdad entre seres humanos de distintas razas quedaba científicamente en entredicho. Por este motivo, aquella expedición alemana tuvo como objetivo principal encontrar rasgos físicos en el Tíbet que pudieran demostrar la existencia de una antigua raza superior aria y, como es obvio, esta expedición científica también enmascaró una investigación militar y geopolítica de la zona. Lo más curioso es que, pese a su supuesto aislamiento del resto del mundo, allí se encontraron con un Tíbet multiracial para su mayor sorpresa y, como prueba visual del exótico mundo que allí encontraron quedaron cientos de fotografías allí tomadas, y metros y metros de película de cuyos rollos se montaría en Alemania la película “Geheimnis Tibet -El secreto del Tíbet-”, inaugurada en el año 1942. Un documento etnográfico único que se ideó como mensaje propagandístico sobre las nefastas consecuencias culturales que conlleva el gobierno teocrático en una sociedad. Unas ideas políticas que fueron apoyadas por ideólogos de la época como Joseph Strunk, los cuales unían a judíos, católicos, y budistas en una conspiración religiosa global para dominar el mundo. Retomando el tema central de los rollos de película allí filmados, no todos llegaron a ser utilizados en la realización de aquel largometraje, quedando algunos aún sin montar mientras permanecen almacenados en la Biblioteca del Congreso situada en la ciudad de Washington al ser confiscados por las autoridades estadounidenses en el año 1945. Tras los acontecimientos ocurridos en esta conflictiva zona del mundo en las últimas décadas, la película “Geheimnis Tíbet” contiene las últimas imágenes en las que se puede ver cómo era la ciudad de Lhasa antes de la última invasión china.

“Aunque en Lhasa, Bruno Berger se había convertido en un afamado médico diletante, la salud y el bienestar de los tibetanos no le interesaba lo más mínimo. En realidad, no le interesaba la salud de nadie. Berger iba en busca de la raza superior y quería encontrarla midiendo las cabezas y los cuerpos de los hombres y mujeres pertenecientes a la nobleza tibetana.”
El libro “La Cruzada de Himmler” destaca especialmente como una visión real e histórica del Tíbet, y muy alejada de la imagen idílica y romántica que de esta cultura tenemos en Europa actualmente. La realidad que se encontró esta expedición en el Tíbet fueron malolientes ciudades llenas de excrementos y con restos de animales en descomposición, mujeres con rostros embadurnados con sangre, monjes budistas contagiados masivamente de gonorrea en los monasterios, actos salvajes y violentos sin control alguno protagonizados por los monjes en algunas celebraciones religiosas… Aunque pueda sorprender al bibliófilo lector de Lux Atenea todo esto que escribo, esa era la realidad existente en el Tíbet en aquellos años, y Christopher Hale explica con todo lujo de detalles cada una de las expediciones en las que participó Ernst Schäfer. Con un excelente estilo narrativo y con una estructura digna de elogio, esta obra contiene en sus páginas datos fundamentales para poder comprender el origen del nacionalsocialismo alemán. Una información seria y rigurosa conseguida tras una larga y completa investigación, explicando el origen de la simbología nacionalsocialista y de todo este ideario político nacido en el siglo XIX que culminaría con la toma del poder en Alemania a través del partido liderado por Adolf Hitler. También conocerán el origen de las teorías raciales sobre la superioridad aria y del Lebensraum (espacio vital), les impactarán los brutales experimentos científicos realizados con seres humanos en los campos de concentración, conocerán cómo era la situación política y territorial en China en los años treinta, y cuál es el fundamento de las reclamaciones chinas sobre el Tíbet que se remonta a muchos siglos atrás. Sabrán cómo es la religión tibetana y sus ritos, cómo era su organización social en el Tíbet de aquella época, cómo era la vida en los monasterios budistas, qué intrigas palaciegas se movían alrededor del Dalai Lama, y descubrirán la desconocida y sangrienta expedición inglesa al Tíbet del año 1904, comandada por el despótico Younghusband. Y en estas páginas también encontrarán otros personajes históricos como Walter Schellenberg, Albert Speer, Goebbels, Bismarck, Mao, Karl Haushofer, Aleister Crowley, Blavatsky, Nietzsche… entrecruzándose en la interesante trama histórica de esta obra. “La cruzada de Himmler”, un extraordinario ensayo de casi setecientas páginas que se lee con la facilidad de una novela de aventuras. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
“¿Por qué tantos intelectuales y científicos acudieron en masa a servir al Reich?”

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.















