Reseña Cultural nº: 1739 // Reseña Media nº: 92
Reseña actualizada. Publicada el 5 de mayo del año 2014 en Lux Atenea.
Director: CONSTANTIN COSTA-GAVRAS
Guión: CONSTANTIN COSTA-GAVRAS, KARIM BOUKERCHA, JEAN-CLAUDE GRUMBERG (basado en la novela homónima de Stéphane Osmont)
Actores principales: GAD ELMALEH (Marc Tourneuil), GABRIEL BYRNE (Dittmar Rigule), NATACHA RÉGNIER (Diane Tourneuil), CÉLINE SALLETTE (Maud Baron), LIYA KEBEDE (Nassim), HIPPOLYTE GIRARDOT (Raphaël Sieg)
País: Francia Año: 2012 Productora: THE BUREAU / CENTRE NATIONAL DE LA CINÉMATOGRAPHIE / COFINOVA 8 / K.G. PRODUCTIONS
Duración aprox.: 110 minutos
Publicado en España por: SAVOR DISTRIBUCIONES S.A.
Año: 2013 Formato: DVD (EDICIÓN COMPRADA)
EXTRAS: Entrevistas a Costa-Gavras (VE) y Gabriel Byrne (VO) // Making of (VO) // Trailer
Estamos viviendo una crisis económica en Occidente como nunca antes hubiéramos visto desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Una crisis que va mucho más allá de una crisis económica, al haberse juntado al mismo tiempo varios factores de cambio en la sociedad occidental que son esenciales para poder comprender su origen en profundidad. Lo primero que hay que tener claro es que esta crisis es una crisis financiera por falta de crédito que ha visto potenciados sus efectos en Occidente debido a la transición de sus economías, pasando de una productiva (industrial y comercial) a otra especulativa (bursátil y financiera) a la hora de generar riqueza. Con la producción industrial occidental en declive al haber tomado el relevo las principales naciones asiáticas, la capacidad que tienen los estados para crear miles de puestos de trabajo a través de la creación de nuevas industrias y empresas es mínima al ser mucho más competitivo producir industrialmente en Asia, que en Europa o Estados Unidos de América. Se salvan algunas industrias y empresas de alta tecnología, pero solamente son capaces de absorber unos pocos cientos de miles de trabajadores de alta cualificación, por lo cual no es la solución necesaria para dar trabajo a millones de trabajadores en paro a consecuencia de esta crisis. La otra opción es potenciar el sector servicios y a los autónomos, pero en esta crisis se encuentran con un gran problema: no pueden acceder al crédito. Por lo tanto, si esta crisis parece estar originada por los fondos de inversión y más directamente por los bancos debido al agujero económico que han dejado sus negocios e inversiones especulativas que les impiden dar créditos, y sin créditos a las empresas y a los autónomos no hay capacidad para crear millones de puestos de trabajo en Occidente, en qué mundo financiero están trabajando estos bancos y fondos de inversión para que se puedan crear agujeros económicos de este nivel sin que los gobiernos puedan tener mecanismos de control que los detecten y eviten.
“Sangráis a la gente tres veces. Una, la Bolsa quiere sangre, deslocalizáis y el trabajador se va al paro. Dos, lo sangráis como cliente. Tres, con la deuda en Europa sometéis a los países y se sangra al ciudadano.”
Como analista cultural, he visto muchas películas y documentales que se han ido presentando durante estos últimos años sobre esta temática y, entre todos los que he analizado hasta el momento, la película “El Capital” es una de las que más se ha acercado a la auténtica realidad que se vive en este mundo financiero, y cuyas reglas son las que marcan la sociedad especulativa en la cual estamos viviendo. Nuestra sociedad y la opinión pública siguen pensando que aún seguimos viviendo en una sociedad del Bienestar moderna e industrial en este siglo XXI, cuando en realidad vivimos en una sociedad especulativa y posmoderna que circula por esta autopista financiera mundial llamada globalización, y cuyas reglas y formas de actuar quedan absolutamente fuera del alcance de cualquier nación o gobierno, por poderoso que este sea. Un complejo panorama de intereses cuya área de influencia va más allá de las fronteras de un país. Un escenario poblado por fondos de inversión capaces de manipular las acciones de cualquier empresa o la deuda de cualquier nación en su propio beneficio, y con bancos ávidos de beneficios a cualquier riesgo para poder sobrevivir en esta jungla económica posmoderna del siglo XXI. En la película “El Capital”, el genial y talentoso director de culto Costa-Gavras ha sabido ahondar y luego reflejar en imágenes, este mundo de las altas finanzas donde reina la ley del más fuerte, o sea, del que más dinero y poder tiene y, por ello, más capacidad tiene para multiplicar su dinero a través de la especulación. Si por el camino se cierran empresas rentables, se quedan miles de trabajadores de alta remuneración en paro, o la economía de un país se viene abajo debido a la especulación financiera, al final simplemente son vistos como efectos lógicos e inevitables de un clima financiero mundial absolutamente desregulado y fuera de control. Y mientras todo sea legal, negocios son negocios, o sea, el business as usual del capitalismo.
Los cinefilos lectores de Lux Atenea quedarán fascinados con el realismo y la naturalidad con la cual Costa-Gavras refleja esta jungla financiera protagonizada por un empleado de banca llamado Marc Tourneuil (actor Gad Elmaleh), cuya ambición le llevará actuando con decisión, con firmeza, y calculando siempre cada paso que da, el poder ir ascendiendo dentro de este mundo de los negocios hasta llegar a la cúspide del poder en el banco en el que trabaja. Un mundo económico ultracompetitivo poblado por lobos, por lobos con piel de cordero, y por corderos con piel de lobo, y donde la ética y la moral son vistos como una cosa del pasado o, más bien, como una debilidad al igual que el interés por engrandecer tu propio país. En un mundo financiero de alcance internacional, a quién le va a preocupar los beneficios o los perjuicios de una decisión económica para el destino de una nación o de su población. En este enturbiado juego de intereses con la banca, los fondos de inversión, y las cotizaciones de las acciones de las empresas como protagonistas, Marc Tourneuil irá viendo amenazado su poder y su independencia a través de presiones de todo tipo donde él, en muchas ocasiones, no es más que una pieza más movida por poderosos intereses económicos situados muy por encima de él y que sólo miran la alta rentabilidad en la inversión a corto plazo. La astucia y la capacidad de engaño de Marc Tourneuil serán puestas a prueba en esta trama donde el drama y la tensión son llevadas a un punto límite. Pero este mundo de ficción recreado en “El Capital” es totalmente real en la sociedad occidental en la que vivimos, al igual que el flujo de capitales que la sostiene, aunque pueda resultar un tanto difícil de asimilar o de aceptar por los cinéfilos lectores de Lux Atenea. “El Capital” es una película cruda y sincera, mostrándose sin tapujo moral o maquillaje ético alguno por parte de su director al exhibirnos la realidad económica en Occidente que la ciudadanía no siempre se quiere ver en este siglo XXI.
“- Hemos tenido en cuenta a las agencias de calificación. Es eso.
– Olvida a esos mafiosos”
Indiscutiblemente, la película “El Capital” deja un mensaje ético y moral en el espectador perfectamente argumentado en imágenes por Costa-Gavras, Pero, en un mundo posmoderno que se caracteriza por regirse únicamente por la ley, dejando a un lado la ética y la moral propias de las sociedades tradicionales y modernas, qué importancia tiene entonces lo ético y lo moral en nuestra realidad cotidiana viviendo en esta sociedad posmoderna donde las cosas son solamente legales o ilegales. Llevados estos principios al mundo de los negocios, a quién le sorprende que quienes tienen el poder para multiplicar su dinero en muy poco tiempo hagan uso de él, siempre que estos movimientos especulativos estén dentro de la legalidad en el país donde realizan. Una forma de hacer negocios que, en la película “El Capital”, está representada con absoluta credibilidad y cinismo por el extraordinario actor Gabriel Byrne en el papel de Dittmar Rigule, hombre a las órdenes de un poderoso fondo de inversión. Dittmar Rigule trata de controlar y de dirigir a Marc Tourneuil para que sus intereses económicos no se vean afectados y discurran por el camino del beneficio que han de seguir, y, por este motivo, Marc Tourneuil se siente presionado y ve su poder amenazado por los dictados que ha de obedecer. Esta es la razón por la cual unos y otros se mueven en un entorno donde la mentira y los subterfugios tienen que estar presentes para no perder el ansiado poder. Un poder que trae consigo grandes beneficios. Economía y poder occidental, dos colosales barcos tratando navegar (y no hundirse) en este salvaje e incontrolable flujo de capitales global capaz de mover inmensas cantidades de dinero de un país a otro en cuestión de segundos. Un dinero que no reconoce ni intereses nacionales, ni ética social, ni moral alguna. El dinero es el sentido y la razón suprema en este siglo XXI. El omnipresente dios de la sociedad posmoderna que rige la globalización, y cuyos dictados han de cumplirse cueste lo que cueste, y caiga quien caiga. La película “El Capital” es muy clara y contundente a este respecto, afectando este credo incluso a personas tan poderosas y aparentemente intocables como Marc Tourneuil.
“- ¿Qué opina de la situación?
– Que es propicia. Es durante las crisis que se crean las diferencias y se amasan fortunas. Y, sobre todo, si se ha tomado la precaución de guarecerse.”
Como no podía ser de otra forma en esta selección de películas que vengo reseñando en Lux Atenea, “El Capital” presenta grandes escenas e imágenes imborrables que deslumbrarán a los cinéfilos, como las secuencias en las cuales se contrasta lo que a Marc Tourneuil le gustaría decir y actuar en esa situación y lo que realmente dice y hace, cuáles son los interesantes análisis psicológicos que Marc Tourneuil hace sobre las personas con las que ha de relacionarse, cómo la top model Nassim (interpretada por Liya Kebede) se va convirtiendo en la irresistible obsesión de Marc Tourneuil, cómo los despidos de personal se convierten en un factor de rentabilidad para las acciones de una gran empresa, u observar la reunión de Stanley y Marc Tourneuil con la tecnología como eje de la conversación respecto a sus aplicaciones financieras, y donde la mano humana es cada vez menos necesaria. Impresiona el alto standing que se observa en la escena cuando Marc entra en el apartamento de Nassim, la decadente atmósfera que se respira en la escena del local donde Nassim lleva a Marc, el lujo y la sofisticación que reflejan este mundo de las altas finanzas, la sencilla y reveladora secuencia cuando Marc Tourneuil explica a su esposa Diane (actriz Natacha Régnier) la jugada financiera en la pantalla de su ordenador, o la escena de la conversación entre la analista especializada en mercados asiáticos y Marc Tourneuil con el idealismo y el pragmatismo materialista frente a frente. Además, los setenta y seis minutos de duración de los extras incluidos en este DVD, con Costa-Gavras y Gabriel Byrne como protagonistas, junto al interesante Making Of de la película, convierten a esta magnífica edición de Savor Distribuciones en una publicación de lo más completa sobre este atrayente y reflexivo largometraje. “El Capital”, crudeza cinematográfica inspirada en la realidad económica actual. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.