Reseña Cultural: 1977 // Reseña Literaria: 473
Reseña actualizada. Publicada el 21 de mayo del año 2009 en Lux Atenea.
Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing
Publicado por: VALDEMAR
ISBN: 84-7702-642-6
Edición: 2009 (EDICIÓN COMPRADA)
“Sólo cuando vomitaba la vida le resultaba indiferente.”
Trelkovsky, protagonista principal de esta historia surrealista, se presentará ante el bibliófilo lector de Lux Atenea como una persona normal, con una vida normal, habiendo decidido cambiar su lugar de residencia. Un cambio de aires que lo toma como un giro radicalmente positivo para su vida. Algunas personas como el señor Zy (el casero del edificio), Simone Choule (antigua inquilina de su apartamento), o Stella (amiga de Simone Choule), se cruzarán en su destino para, una vez instalado en su nueva casa, comenzar a vivir una serie de situaciones nada normales con sus vecinos. Trelkovsky observará inexplicables desapariciones en las escaleras y en los pasillos del inmueble, le ocurrirán extraños sucesos en su nuevo hogar… configurando una serie de misteriosos acontecimientos que irán estimulando su curiosidad hasta atraerlo inevitablemente hacia lo misterioso. Además, según van pasando los días, poco a poco irá descubriendo que ese apartamento tiene algunos secretos muy bien escondidos. Con esta interesante entrada en la trama de esta magnífica obra, desde un principio, el lector comprobará cómo a Trelkovsky se le va muy fácilmente la mente de la realidad a la pura fantasía. Además, con una personalidad muy influenciable por los condicionantes externos, Trelkovsky es una persona manipulable que siempre cede ante cualquier otro debido a una absoluta falta de autoestima y de seguridad en sí mismo. De esta forma, lo que inicialmente para Trelkovsky iba a ser un brillante periodo de su vida, finalmente se irá transformando en una etapa más y más obscura hasta llegar a una angustiosa situación donde su profunda soledad que le hará sentirse frágil, débil, e indefenso en ese presente tan inquietante. Encerrado en sí mismo, caerá en pensamientos depresivos autocomplacientes mientras la huida de ese lugar maldito empieza a cobrar fuerza en su interior.
“Se preguntó qué ocurriría si los hombres adquiriesen la costumbre de saludar el nuevo día con el coro de sus gritos de desesperación.”
Con una gran capacidad para imaginar, Trelkovsky sufrirá un proceso de despersonalización que le llevará directamente a sufrir manías persecutorias. Empezará a ver complots contra él en todos los lugares y en todas las personas que se cruzan en su vida, se sentirá presionado y agobiado por las burlas a las cuales es sometido (unas bromas que son tomadas como amenazas), incluso, la enfermedad que llega a padecer es sentida como un fenómeno de revelación interior, mientras las alucinaciones febriles son consideradas como una realidad incuestionable. Esta ausencia total de autocontrol le convertirá en una presa fácil para todo tipo de psicopatías y paranoias, y esperpénticas visiones se le aparecerán con creciente frecuencia. En “El Quimérico Inquilino”, los cultos lectores de Lux Atenea comprobarán cómo el miedo es la clave. El miedo irracional, el miedo a la oscuridad, el miedo a los seres que en ella se ocultan, el miedo a los demás… le irán convirtiendo en una persona que se irrita con facilidad debido a su profundo sentimiento de inferioridad. Dominado por las obsesiones, Trelkovsky pasará a ser un voyeur en la intimidad, y en su faceta más externa y social, nada podrá impedir sus ataques de violencia contra los débiles, los cuales son tomados por su subconsciente como chivos expiatorios de su delicada y peligrosa situación personal. Inmerso en esta acelerada espiral de degeneración y de degradación mental, en esta siniestra obra, Roland Topor irá preparando poco a poco al lector para un final que creerá conocer, pero será sorprendido con un desenlace muy inteligente y de lo más inesperado. Como analista cultural, el estilo literario del polifacético artista francés Roland Topor (1938-1997) me ha encantado porque es muy directo, jugando magistralmente con la realidad y la ficción, con el realismo y el surrealismo. “El Quimérico Inquilino” fue su primera novela y se publicó en el año 1964, notándose la influencia artística de los conceptos desarrollados por el Grupo Pánico, un proyecto artístico fundado por Roland Topor junto a Alejandro Jodorowsky y Fernando Arrabal en el año 1960. Además, años después de su publicación, esta historia llegaría a cautivar al director de cine Roman Polansky hasta el punto de servirle como guión de su película homónima. Desde luego, ha sido todo un acierto literario que la editorial Valdemar haya publicado la obra en esta preciosa edición en español y, además, con un más que adecuado uso de los dibujos realizados por el propio autor para la estética y el diseño final de este libro. Como apunte, quisiera indicar que la extraña figura que protagoniza la portada de esta edición fue creada por el propio artista Roland Topor en el año 1987. “El Quimérico Inquilino”, una novela que bien pudiera ser el caramelo mental ideal para un psiquiatra. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
“¿Qué pensaría un telépata si estuviera a mi lado?”
Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.