Reseña Cultural: 2157 // Reseña Literaria: 631
Reseña actualizada. Publicada el 20 de mayo del año 2009 en Lux Atenea.
Información Muy Importante / Very Important Information:
Esta reseña ha sido escrita por un ser humano, no por una Inteligencia Artificial / This review is a human writing, not an Artificial Intelligence writing
Publicado por: EDICIONES ALTAYA
ISBN: 84-487-2360-6
Edición: 2007 (EDICIÓN COMPRADA)

“Ningún trabajo avergüenza por muy modesto que sea si se ejecuta con el corazón limpio y la voluntad clara. No os dejéis llevar de la amargura aun cuando, como en los últimos años, halléis ingratitud.”
A nivel bélico, la Segunda Guerra Mundial fue toda una revolución militar a la hora de utilizar los tanques dentro del campo de batalla. Mientras la infantería y la artillería se convirtieron en las piezas militares clave en la Primera Guerra Mundial para combatir en las trincheras de aquella guerra industrial, y el tanque se utilizó principalmente como apoyo de la propia infantería (ya sea en ofensivas para romper la línea defensiva del enemigo, o para dar mayor consistencia y fortaleza a una línea defensiva), en la Segunda Guerra Mundial será el uso de divisiones acorazadas apoyadas por la aviación, junto a unidades mecanizadas, lo que convertirá el frente de batalla en algo dinámico y en constante cambio debido a aquella guerra de movimientos. El Alto Mando Militar, tras comprobar el tremendo poder destructor que estas concentraciones de tanques mostraban en el campo de batalla, podían romper con eficacia las líneas enemigas e impedir con la movilidad de estas unidades que esas líneas rotas pudieran volver a establecerse para contener su avance. Esta guerra moderna con movimiento constante de tropas y sincronización entre unidades de tierra y aire en el ataque, se convirtió en el avanzado sello militar que caracterizó al ejército alemán para atacar y derrotar a las fuerzas militares de otros países mucho más numerosas, pero conceptualmente ancladas a un modelo de guerra estática totalmente obsoleta. Como los bibliófilos lectores de Lux Atenea interesados en esta temática ya conocen, a esta novedosa forma de hacer la guerra se le llamó “Guerra Relámpago”, en alemán “Blitzkrieg”, y, entre todos los mandos de la Wehrmacht que destacaron por sus éxitos en combate sobresalió un auténtico genio militar llamado Heinz Guderian (17 de junio, 1888, Kulm, Prusia Occidental – 14 de mayo, 1954, Schwangau, Alemania).

“El pueblo alemán no es de ninguna manera más guerrero que los demás pueblos de Europa, pero habita en el centro de la casa y, por consiguiente, en su larga y cambiante historia, sólo rara vez ha podido desviarse de los conflictos declarados en sus vecinos.”
Hablar de Heinz Guderian es hablar de todo un maestro militar en el uso de divisiones acorazadas durante el desarrollo de esta guerra de movimientos, como así podrán informarse los bibliófilos lectores de Lux Atenea en este libro. Pese a que pueda parecer todo un visionario en el uso de tanques en el campo de batalla futuro, Heinz Guderian llegó de rebote al mundo de las unidades mecanizadas dentro del ejército alemán. Fue, en cambio, el estudio minucioso de este tipo de armas lo que le llevó a analizar y a definir una nueva forma de uso de estas unidades en combate dentro de divisiones formadas únicamente por tanques. Cuando comienza la Segunda Guerra Mundial, sus teorías pasan a convertirse en una realidad que desarrollará tal capacidad de destrucción en las fuerzas militares enemigas que el incremento en el número de divisiones acorazadas no se hace esperar. El cenit de esta guerra relámpago llegaría con la operación Barbaroja, el ataque de Alemania a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Una ofensiva que en sus inicios destrozará al ejército soviético hasta obligarlo a defender ciudades tan importantes como Moscú o Leningrado. Pero la falta de preparación material del ejército alemán para hacer frente al invierno, el error en la valoración del poder acorazado y mecanizado del ejército soviético, y, sobre todo, las constantes órdenes y contraórdenes que desde el Alto Mando Militar enviaba Adolf Hitler a las unidades y que llevaron a malgastar un tiempo que no disponían, terminó convirtiendo ese frente bélico dinámico en un nuevo frente estático. Con la derrota de la flor y nata del ejército alemán en la ciudad de Stalingrado, se inició la caída de su poder militar con las sucesivas derrotas militares que sufrirían en los frentes de combate hasta la rendición final del régimen alemán en el año 1945.

“¿Cómo estaba constituido Hitler? Era vegetariano, antialcohólico, no fumador. Éstas eran para él muy apreciadas cualidades de las que resaltaba el testimonio de una vida ascética. Pero fatalmente repercutían en su aislamiento como ser humano. No tenía un verdadero amigo. Incluso sus más antiguos compañeros de Partido eran ciertamente gentes de su séquito; pero no amigos. Por lo que yo pude ver, nadie era su íntimo. A nadie confiaba sus interioridades.”
“Recuerdos de un soldado” es la obra escrita por este prestigioso militar alemán cuya carrera militar fue intachable antes, durante, y después de la guerra. Admirado incluso por los Aliados por su valor, por su inteligencia, por su particular estilo a la hora de llevar toda situación militar al límite de sus posibilidades, y, sobre todo, por una más que demostrada caballerosidad y respeto a las tropas enemigas en tiempos de guerra, Heinz Guderian aumentó su prestigio ganado en el ejército alemán a lo largo de toda su vida. Este mérito adquiere más valor después de conocerse los horribles actos cometidos por una parte de aquel ejército alemán políticamente más fanático y, por consiguiente, más despiadado. Como los cultos lectores de Lux Atenea podrán leer en esta obra tan reveladora, el comportamiento ejemplar de Heinz Guderian también se vio reforzado por sus oposiciones a las órdenes de Hitler, motivo por lo cual fue incluso apartado del servicio y pasado a la reserva. Oponerse a Adolf Hitler tenía ese precio pero, por encima de todo, estaba su propia conciencia y la firme creencia en sus convicciones. El tiempo tiene la costumbre de poner a cada uno en el lugar que le corresponde, y Heinz Guderian ha quedado firmemente unido al honor, la mayor virtud que puede tener un buen militar. “Recuerdos de un soldado”, el análisis de quien conoció en primera persona el auge y declive del ejército alemán más poderoso del mundo hasta la fecha. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
“Lejos de mi ánimo defender o inculpar. Me he esmerado en describir mi propia vivencia.”

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.



































