Reseña Cultural: 1790 // Reseña Literaria: 314
Reseña actualizada. Publicada el 10 de noviembre del año 2006 en Lux Atenea.
Publicado por: PLAZA & JANES
ISBN: 84-350-1582-3
Edición: 1998 (EDICIÓN COMPRADA)
Konrad Zacharias Lorenz (1903-1989) es considerado el padre de la Etología, ciencia de la conducta de los seres vivos. Como todo ser humano con visiones y perspectivas mucho más avanzadas respecto a su época, fue considerado un loco al hablar de los animales como seres con sentimientos que viven en estructuras sociales definidas. Su tesón, empeño, y estricto estudio del comportamiento animal reflejado en su amplia obra escrita, le permitió poder deshacerse de toda crítica hostil dentro del mundo científico, aunque siempre hay detractores que ni ante lo obvio y lo tangible cambian su parecer. La victoria final en su larga guerra disputada contra el mundo científico aparecería en tierras suecas en el año 1973, al serle concedido el premio Nobel de Medicina y Fisiología. Este prestigioso reconocimiento al trabajo realizado desde el año 1961 hasta 1973 como director del Instituto Max Planck para la Fisiología del Comportamiento, perteneciente a la Academia Austríaca de las Ciencias, fue una justa recompensa a su lucha incansable. Personalmente, su triste fallecimiento en el año 1989 me supuso un duro golpe, ya que desde que leí su extraordinario libro “La acción de la naturaleza y el destino del hombre” (Alianza Editorial,1988), Konrad Lorenz fue quien me abrió las puertas del mundo en el que vivo y siento, y que la gran mayoría de las personas que la pueblan desconocen y dañan muchas veces de forma irreparable. De su mano vinieron posteriormente grandes etólogos como Vitus B. Droscher, Karl von Frisch, Dian Fossey… Si además, los cultos lectores de Lux Atenea lo que buscan es estar al día en relación a los descubrimientos que se vienen realizando dentro de esta rama de la ciencia, aconsejo adquirir revistas como Mundo Científico e Investigación y Ciencia. Retornando a la etología, se convirtió y se sigue convirtiendo en una de las fuentes principales de conocimiento que me permiten descubrir el origen primigenio del comportamiento humano. Aunque hay muchas personas que creen que los animales viven en un mundo y nosotros en otro, la cruda realidad nos dice que tanto unos como otros siguen unas determinadas normas de conducta características de su especie. Es indudable que el ser humano no sigue unos patrones definidos e inquebrantables como suelen hacer muchas especies animales, pero si el bibliófilo lector de Lux Atenea se centra en conocer el comportamiento social e individual de los primates, y muy especialmente de los chimpancés, me parece que la frontera que hemos trazado entre los animales y nosotros empezará a mostrar múltiples zonas donde esta separación es poco menos que de imposible establecimiento.
Como analista cultural, seleccionar un libro de Konrad Lorenz me resulta una empresa difícil y complicada por su profundidad y trasfondo tan acertados y desequilibrantes, en cuanto al antropocentrismo reinante en nuestra especie. “Decadencia de lo Humano” es sobre todo, un libro que nos muestra de forma explícita y detallada cada uno de los pilares podridos que sostienen nuestra civilización. Puede incluso parecer un libro sombrío y lleno de mensajes catastrofistas, pero intuyo en su lectura un mensaje enviado por Konrad Lorenz a la Humanidad: “Sabemos cuales son los problemas y su magnitud, entonces, ¿por qué no actuamos de una vez para solucionarlos?”. Página tras página, es duro comprobar cómo todos estos problemas van incrementando constantemente su destructiva área de influencia, y lo es más aún cuando al parecernos un libro de actualidad durante su lectura, caemos en la circunstancia de que fue escrito a principios de la década de los ochenta. Es desolador comprobar cómo el ser humano sigue desperdiciando su tiempo inútilmente, mientras su casa arde por los cuatro costados y no hay otra en el sistema solar a donde partir. Es muy triste comprobar cómo somos informados casi diariamente de los excesos cometidos por el ser humano a la hora de destruir recursos y ecosistemas, y sin que ningún organismo ni nadie medie en la búsqueda de una unificación humana en pro de la protección del medio natural donde vivimos. Es vergonzoso observar el trato que el hombre da a las especies animales que le sirven de alimento, un uso y abuso que al final se convierte pura y llanamente en un tema económico. El omnipresente dinero que siempre justifica cualquier acción destructiva del ser humano, incluso con su propia especie. Y si hablamos del dolor gratuito y sin sentido alguno que provocamos a otros seres vivos, ¿qué justificación hay entonces? Por este motivo, esta obra no es un libro para pasar el rato, sino para alertar sobre el abismo al cual nos encaminamos como no cambiemos radicalmente nuestra forma de vida y nuestra sensibilidad con el entorno natural, del cual dependemos. “Decadencia de lo Humano” una llamada al renacimiento de una nueva consciencia humana que, si sigue demorándose o perdiendo más batallas, la supervivencia de nuestra civilización actual estará inexorablemente perdida. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.