Reseña Cultural: 1565 // Reseña Literaria: 240
Reseña actualizada. Publicada el 21 de octubre del año 2009 en Lux Atenea conmemorando el 800º aniversario del inicio de la CRUZADA ALBIGENSE (1209-1244).
Publicado por: EDITORIAL PLANETA DeAGOSTINI, S.A.
ISBN: 84-674-2022-9
Edición: 2005 (EDICIÓN COMPRADA)

“La Otra Historia de los Cátaros” es uno de los libros más completos que he podido leer sobre el Catarismo. Englobando su historia desde los orígenes hasta su desaparición a principios del siglo XIV (Bélibastre, el último cátaro en Occitania), esta extensa obra ofrece al bibliófilo lector de Lux Atenea un estudio detallado del inicio, expansión, y desaparición de esta corriente religiosa cristiana que llegó a amenazar muy seriamente la hegemonía de la Santa Sede en Europa. A finales del siglo IX, la caída del Imperio Carolingio provocará una fragmentación del territorio occidental europeo en la cual cada una de esas nuevas divisiones territoriales empieza a tener una autonomía hasta entonces inimaginable. El sistema feudal se convertirá en el modelo de sociedad predominante y la nobleza se alzará con el poder absoluto. Nobleza y clero acabarán uniéndose en la defensa de unos intereses comunes, pero será la Iglesia de Roma quien verdaderamente extienda su influencia a través de las fronteras. Por este motivo, el dominio eclesiástico y de los nobles sobre la población europea de la Alta Edad Media será absoluto hasta la llegada de nuevas corrientes sociales impulsadas por los Templarios durante los siglos XII y XIII.

El movimiento religioso cátaro nace a finales del siglo X, pero será en el siglo XII cuando adquiera su máxima expansión y poder. También el siglo XII será la centuria que verá su genocidio. El Languedoc y Occitania se convertirán en sinónimos de territorio cátaro debido a la influencia de sus doctrinas en todas las capas sociales. En la Provenza, la presencia cátara también será importante, pero en un estado de división constante que llevó a una fragmentación creciente en grupos cada vez más opuestos entre sí y minoritarios. A los cátaros (los “puros”, los “perfectos”) también se les denominó como albigenses (de Albi, ciudad occitana), de ahí el nombre con el cual se bautizaría a esta cruzada. Mientras pudieron mantenerse protegidos por los nobles feudales de la zona, los cátaros vivieron en un estado de tranquilidad y de progreso creciente, ignorando que intereses políticos y religiosos al otro lado de esas fronteras deciden doblegar esos dominios a sangre y fuego con un holocausto y un exterminio de la población civil nunca antes conocida en Europa. Una cruzada bendecida por el Papa y que dejaría como legado en nuestra historia el lema de Simon de Montfort “¡matadlos a todos, que Dios reconocerá a los suyos!”. Una frase que nos permite entender con absoluta claridad cómo los católicos llevan a la práctica sus mandamientos cristianos de la ley de Dios. Matanzas indiscriminadas, centenares de personas llevadas a la hoguera, constante uso de la tortura en sospechosos, encarcelamiento y muerte de cientos de personas inocentes denunciadas como cátaros, y, sobre todo, en el año 1233, Europa ve nacer en el Languedoc a una siniestra organización religiosa bautizada con el nombre de la Santa Inquisición. Aunque a los españoles se nos haya adjudicado el nacimiento de la Santa Inquisición en tierras hispanas, la realidad histórica demuestra que esta fue creada en el Languedoc para convertirse, junto a la Orden de los Hermanos Predicadores (también conocidos como dominicos, o como jacobinos en Francia), en uno de los puntales católicos contra el catarismo. Dos baluartes contra los cátaros que se demostrarían implacables y con una efectividad letal gracias al uso de una metodología que combinaba la represión, el miedo, y el terror en la población, siendo difundida con la propaganda religiosa más avanzada existente en aquella época. Con una presión siempre creciente, con unos objetivos destinados a acorralar y a eliminar a la totalidad de los líderes y seguidores de ese nuevo cristianismo, la cruzada albigense será la puntilla que de muerte a este movimiento religioso cátaro completamente indefenso ante fuerzas tan poderosas. El asesinato de Pierre de Castelnau (1207), legado papal, sería el acto en el cual se escudaría la Santa Sede para dar origen a esta salvaje acción militar que dejaría grabada con sangre algunos nombres en la historia europea. A partir de entonces, Béziers, Carcasona, Montségur, Minerve, Lavaur… serán sinónimo de masacre civil. A nivel político, en el siglo XII medirán sus fuerzas los reinos de Aragón y Francia en este territorio, siendo la victoria de Felipe II de Francia en la batalla de Muret (1213), donde moriría el rey Pedro II de Aragón (vencedor en la batalla de las Navas de Tolosa y padre del futuro rey templario Jaime I, el conquistador), el momento bélico clave y definitivo que decantaría el éxito de la cruzada albigense a favor de Roma.

Pero, por qué el catarismo llegó a ser tan peligroso para la Santa Sede. El catarismo promulgaba un esfuerzo constante del cristiano creyente para poder huir de la impura prisión espiritual que le impide encontrar el camino de la iluminación necesaria para unirse a Dios. Según los cátaros, el ciclo de reencarnaciones se iría repitiendo en cada ser hasta que lograra purificar su espíritu definitivamente. Por este motivo, observa lo mundano como una fuente de corrupción espiritual y, en cambio, lo ascético, lo contemplativo, el autoexamen de conciencia… son valorados como factores de liberación hacia lo divino. Para un cátaro, el Conocimiento, la Gnosis, estaba por encima de la fe en el camino de la salvación. Además, los cátaros tampoco aceptaban a Jesús como Hijo de Dios, rechazaban el misterio de la Santísima Trinidad, y creían en la existencia de dos dioses, Dios y Satanás, opuestos y en constante enfrentamiento. Para un Perfecto, nombre dado a los líderes espirituales cátaros, la ascesis era llevada hasta lo extremo, provocando la muerte de algunos de ellos a través de la práctica de la endura (ayuno voluntario hasta la muerte). Mostrando siempre un rechazo absoluto a lo carnal como método de purificación del alma, la asociación de la carne y el sexo como origen de la corrupción espiritual del ser humano se hace inevitable en el catarismo. Por este motivo, la abstinencia sexual y la ingestión exclusiva de alimentos considerados como puros son observados como valores indispensables para ser un Perfecto. El consolamentum, la imposición de manos de los Perfectos transformado en un rito que libraba del pecado, se convertiría en una de las señas de identidad religiosa más características del catarismo. Una imposición de manos que sería adoptada más tarde por la Santa Sede tras el exterminio de los cátaros. Otros valores para ser un Perfecto, como la renuncia a mentir o no realizar nunca un juramento, se acabarán volviendo en su contra cuando la Inquisición los acose y detenga para recoger información sobre sus líderes y su organización. La corrupción, en su lucha constante contra la pureza, terminará triunfando. El protagonismo histórico de Papas como Celestino III, Inocencio III, Honorio III y Gregorio IX; reyes de Francia como Luis VIII, Luis IX y Felipe III; figuras católicas como San Bernardo, Santo Domingo de Guzmán, el abad Arnaud Amaury…; Órdenes religiosas como la Orden Cisterciense, los benedictinos, los dominicos… o reuniones en el seno de la Iglesia como el IV Concilio de Letrán, son fundamentales para poder entender aquella época. Militares como Robert de Montfort, nobles como el conde de Foix, el conde Raimundo de Tolosa, o el vizconde de Narbona, terminan de dar cuerpo a este intenso y profundo ensayo de Malcom Lambert sobre el catarismo. “La Otra Historia de los Cátaros”, una negra página en la Historia de Europa. ¡¡¡Disfrútenlo!!!

Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.