Reseña Cultural nº: 1661 // Reseña Media nº: 32
Reseña actualizada. Publicada el 15 de enero del año 2008 en Lux Atenea.
Dirigida por: David Koepp
Actores principales: Kevin Bacon (Tom Witzky), Illeana Douglas (Lisa), Kathryn Erbe (Maggie Witzky), Zachary David Cope (Jake)
Año : 1999 Duración aprox.: 95 minutos
Publicado por: LAUREN FILM, S.A. Formato: DVD (EDICIÓN COMPRADA)
Tom Witzky y su esposa Maggie asisten a una fiesta junto a un grupo de amigos, y al final de la velada empiezan a hablar sobre el poder de la hipnosis. En este grupo se encuentra Lisa, hermana de Maggie, una persona de creencias profundas en las Ciencias Paranormales y en el Más Allá. Todo lo contrario a Tom Witzky, una persona muy escéptica en esos temas. En defensa de su incredulidad y en apoyo a sus ideas, Tom decide someterse a una sesión de hipnotismo de la mano de Lisa para dejarla en evidencia. Tras esta sesión, la vida de Tom no volverá a ser la misma. Comenzará a sentirse un poco raro, y empezará a ver imágenes aparentemente aleatorias y sin conexión con la realidad de su presente. ¿Estará Tom padeciendo una sugestión post-hipnótica? ¿O tal vez tenga un estado alterado de consciencia, habiendo quedado una puerta mental abierta a todo lo que realmente hay a su alrededor? “El último escalón” es una película escrita y dirigida por David Koepp, y que podemos catalogar como de terror y suspense. Su banda sonora a cargo del mítico James Newton Howard (compositor que ya he comentado anteriormente en la reseña que publiqué sobre la película “Pactar con el Diablo”), es sugerente y se sincroniza musicalmente a la perfección con el desarrollo y con la evolución de la interesante y siniestra trama. Talento en la composición que es toda una garantía de originalidad y de sentido artístico a la hora de transmitir la esencia de un largometraje a través de su banda sonora para dar credibilidad a la acción, al momento cinematográfico, junto a otros aspectos artísticos fundamentales como son la interpretación (que analizaré más adelante), la imagen, los escenarios… Pero hay uno que, desde mi punto de vista como analista cultural, es clave, y no es otro que los pequeños detalles. Detalles como el frío que emite el fantasma y cómo afecta a todo lo que se encuentra cerca de él, la alteración del tiempo cuando se produce una aparición, la ingesta exagerada de líquidos que realiza Tom, la sucesión y la intensidad de las visiones que sufre, e, incluso, hasta la acertada relación que el director David Koepp llega a establecer entre el sexo y los estados de trance. Flashes hacia lo inexplicable, y saltos al otro lado de lo comprensible. En resumidas cuentas, detalles que acercan la ficción de esta película a la realidad del espectador para poder atrapar su interés y atraer su atención para condicionar sus emociones.
En esta magnífica película, el actor estadounidense Kevin Bacon realiza una interpretación extraordinaria de este personaje bastante complejo por las circunstancias que ha de vivir, y padecer. Tom Witzky es un hombre con ese aire de fracasado, una persona decepcionada cuya vida familiar se ve bruscamente desequilibrada tras esa sesión de hipnotismo. En la interpretación de su papel destacaría especialmente el mensaje emocional que transmite su mirada, la rotundidad de sus gestos, y la tensión en su rostro que habla por sí solo. Si hablamos de su esposa Maggie, interpretada por la actriz Kathryn Erbe, la obsesión que empieza a observar en el comportamiento de su marido terminará convirtiéndose en una situación cada vez más difícil de llevar para una persona que no posee ni entiende ese poder. Su comprensión se limita a la Razón, pero cuando algo ha superado los límites de esa misma Razón, esa comprensión resulta una ardua tarea y, mucho más, cuando ese estado alterado de consciencia lleva a Tom a momentos de gran excitación nerviosa y a estallidos de agresividad. Complementando este selecto apartado interpretativo, el joven actor Zachary David Cope en la piel de Jake, hijo de Tom y Maggie, da un perfil perfecto para esta obscura trama haciéndola más profunda y luminosa. Además, en una película de terror y suspense no pueden faltar esas escenas que nos impacten que, en el caso de “El último escalón”, ya la primera escena dejará impresionados a los cinéfilos lectores de Lux Atenea que lo visualicen. Luego, quedarán cautivados con otras escenas inquietantes como la de Tom Witzky frente al espejo y el diente, la escena del sueño premonitorio, e incluso hay escenas con cierta gracia como la de Jake, Tom, y la guitarra, u otras escenas angustiosas como la de Maggie cuando se toma un baño, convirtiendo a esta película en una seria candidata para ser mencionada en tertulias sobre cine. Sin duda, “El último escalón” es una película cuya complejidad les llevará a descubrir nuevos detalles cada vez que vuelvan a visionarla. Por cierto, una pregunta: ¿cuántas veces necesitó repetir Kevin Bacon la escena del cubo y la ventana? “El último escalón”, abrir una puerta supraterrenal muchas veces puede resultar bastante complicado, pero lo más fácil es que volver a cerrarla pueda resultar imposible. ¡¡¡Disfrútenlo!!!
Félix V. Díaz
En Lux Atenea solamente escribo y publico reseñas sobre ediciones originales que he comprado, o recibido como promocional.